Por la libre
Por. Pedro Gutiérrez Gutiérrez
A dos semanas de que
concluyan todas las campañas electorales, la mayor parte de los electores ya
tienen definido porqué candidatos votarán. Sólo resta, un porcentaje de
electores entre el 15 y el 20% de indecisos, que en su mayor parte pasan a
engrosar el grupo de abstencionistas en cada proceso electoral. Y aquí, es
donde cobran relevancia las encuestas, que son el único método científico que
se conoce hasta ahora, para conocer las preferencias electorales de los
ciudadanos.
La mayor parte de
estas, establecen que Jesús Alí de la Torre lleva una ventaja de 15 puntos
sobre su más cercano competidor, que en números se traduce en un poco más de 90
mil votos de ventaja, por arriba de la diferencia que el PRI obtuvo hace seis
años. Este escenario desde luego lo conoce la oposición, que ha transitado de
un optimismo prematuro que mostró antes del inicio formal de las campañas, a la
actitud tradicional de declararse derrotados antes de la elección, alegando
fraude.
Las elecciones las
ganan, quiénes logran eficiencia en organización, imagen y propuesta. La
desorganización del PRD, como consecuencia de la sentencia de los tribunales
por violaciones a la Ley Electoral, les generó conflictos que se tradujeron en
toma de edificios y amenazas de incendio de la casa de campaña de su candidato
a gobernador.
La pésima imagen de
Arturo Núñez Jiménez por su pasado de operador político de Carlos Salinas, y
del Fobaproa, considerado por Andrés Manuel López Obrador como el robo del
siglo, es una mancha en el rostro del candidato de las izquierdas, que no se ha
podido quitar ni con el jabón de su arcaica retórica.
Si a eso le agregamos,
que la prioridad de Núñez ha sido destacar la descalificación en lugar de la
propuesta, hablar de fraude y de coacción del voto antes
de la elección, constituyen acciones que generan un ánimo derrotista no sólo en
sus filas, sino en la percepción general de la gente. Núñez habla de cambio,
pero usa los mismos métodos que llevaron a la derrota electoral a sus
antecesores, como él tres veces perdedor Raúl Ojeda.
Por su parte el nuevo
noviazgo político que acaba de oficializar el PAN con el PRD a unos días de la
Jornada Electoral, indica su alejamiento de Gerardo Priego y su entrega de
facto a Núñez, en un intento desesperado por detener el triunfo inevitable del
PRI en Tabasco.