DEBATE Y EMBATE
Por: Pedro Gutiérrez
Gutiérrez.
El domingo 17 de
junio, por primer vez en la historia política de Tabasco, se llevará ha efecto,
un debate entre los candidatos a la gubernatura de Tabasco, Gerardo Priego,
Arturo Núñez y Jesús Alí.
Los ciudadanos tabasqueños nunca han
presenciado un debate de esta naturaleza, sobre todo porque en lugar de la
propuesta, el PRD por tradición, ha privilegiado la descalificación, la
diatriba, el insulto y la violencia. Cuando se les ha llamado al diálogo para
asumir acuerdos, han preferido la cerrazón.
Dicen los
especialistas, que los debates políticos electorales están dirigidos sobre todo
a los electores indecisos, que en el caso, oscila entre el 15 y el 20%. Entre
menos informado esté el elector indeciso, más impactará en ellos el mensaje de
los candidatos.
Esto no sucederá así,
en la mayor parte de los electores tabasqueños, que a estas alturas ya tienen
decidido su voto y que en las últimas encuestas realizadas en la primera semana
de junio favorecen a Jesús Alí, en un promedio de 15 puntos de ventaja y que en
números significan un poco más de 90 mil votos sobre su más cercano competidor.
La razón fundamental
de Arturo Núñez y Gerardo Priego de buscar afanosamente el debate, es
precisamente su condición de ir abajo en las encuestas.
Los asesores en
marketing recomiendan que si se es puntero no se deben correr riesgos
innecesarios. Por ello se explica, que en la elección presidencial del año
2006, Andrés Manuel López Obrador no haya asistido al primer debate realizado
en el mes de abril, con Felipe Calderón Hinojosa, Roberto Madrazo Pintado,
Patricia Mercado y Roberto Campa, pues el candidato del PRD encabezaba la mayor
parte de las encuestas en ese entonces.
Pero en el mes de
junio de ese mismo año que las encuestas daban un empate técnico entre Felipe
Calderón y Andrés Manuel, éste último decidió presentarse al debate en donde
recordamos que en uno de sus episodios, el tabasqueño mostró en cadena nacional
la foto de Arturo Núñez Jiménez como el operador del FOBAPROA y que ahora en
una contradicción e incongruencia política del tamaño de Andrés Manuel, Arturo,
es el flamante candidato del PRD al gobierno de Tabasco.
Del poco o nulo efecto
que pueden tener los debates políticos sobre las preferencias electorales,
habla el último de los debates que los mexicanos presenciamos entre los
candidatos a la Presidencia de la República, Josefina Vázquez Mota, Andrés
Manuel López Obrador, Gabriel Quadri y Enrique Peña Nieto. A pesar de las
expectativas que despertó entre los medios de comunicación, y a pesar de que
una mayoría de programas de comunicación dieron por vencedora a Josefina
Vázquez Mota, las preferencias electorales no se movieron.
A lo sumo, algunas
encuestas reflejaron un crecimiento de Josefina Vázquez Mota que le permitió un
empate técnico con Andrés Manuel López Obrador. Pero en el caso de Enrique Peña
Nieto y Gabriel Quadri sus porcentajes de preferencias electorales se
mantuvieron inalterables.
El debate que
presenciaremos los tabasqueños el próximo domingo, no tendrá efectos mayores
sobre las preferencias electorales en Tabasco. Gerardo Priego es un candidato
que no tiene partido. El PAN no cuenta con estructura territorial y su
dirigencia estatal, al oficializar un pacto político con el PRD, prácticamente
abandonó a Gerardo Priego a su suerte y de facto se une a Núñez, en una actitud
que refleja con nitidez que el PAN a pesar de ser el partido que Gobierna el
país, no tuvo los hombres ni las mujeres que aprovecharan esa condición.
Por su parte Arturo
Núñez Jiménez es un candidato sin moral política. Fue un priísta privilegiado
pues Carlos Salinas y Ernesto Zedillo le asignaron cargos relevantes en el
gobierno federal, que utilizó como plataformas blindadas por el poder, para
golpear y descalificar al movimiento perredista y fustigar a líderes históricos
del PRD, como Cuauhtémoc Cárdenas y al propio Andrés Manuel.
Arturo es el padre del
FOBAPROA, que los perredistas llaman el robo del siglo. Arturo Núñez Jiménez se
formó y creció políticamente en el PRI. No se fue por diferir doctrinariamente,
sino por un interés personal. Como no logró la candidatura a gobernador en el
2000, traicionó al PRI. Por eso no es un hombre de fiar. Cambia de chaqueta
según su conveniencia particular.
Arturo Núñez y Gerardo
Priego no tienen a estas alturas posibilidades de ganar la elección. Ya la
mayoría de los electores saben por quien votaran. El debate será un trámite
rumbo a la elección, sin esperar un mayor impacto político electoral. Su
desenlace es previsible.
Veremos a un Gerardo
Priego rijoso, agresivo, haciéndole el trabajo sucio a Núñez, disfrazándolo con
chispas de propuestas de ocurrencia. Un Núñez adusto, con aires de docente,
compartiendo propuestas con ironías, hablando de cifras y propuestas generales
y un Jesús Alí, bien parado, seguro de lo que dice, destacando la propuesta
social, económica y de infraestructura que desarrollará específicamente de
llegar a la gubernatura.
Para Gerardo y Núñez
el debate será un embate contra Alí en busca de un milagro electoral, para Alí,
una oportunidad para reafirmar su inevitable triunfo, mostrando capacidad,
tolerancia y urbanidad.