¿Libertad de expresión?



Carlos Cordero


Casi todos los medios de “información” tradicionales (periódicos, revistas, radio y televisión) ya no viven de venderle a los ciudadanos lo que éstos creen o les gusta que les digan, sino de publicidad y propaganda. Por eso ya no se sostienen de la venta de sus ejemplares o de pequeñosanuncios, sino de las grandes empresas y los bancos que acaparan sus espacios para imponer su ideología y sus intereses. 

Los medios en general ya no se sostienen en la economía popular, sino en el gran capitalismo. En consecuencia ya no tienen compromiso ni están al servicio de los intereses del pueblo (trabajadores, artesanos, pequeños negocios y comercios, etc.); su compromiso ahora es con los grandes capitalistas y latifundistas, a quienes sirven de manera perruna.

El que paga manda y, por ello, esos medios de información solo reproducen y difunden, mayoritariamente, la ideología, el discurso y los grandes intereses que favorecen al gran capitalismo y su instrumento (el Gobierno formalmente constituido). Es por eso que los medios de comunicación se han convertido en una herramienta de dominio y sometimiento sicológico de las masas (analfabetas funcionales o gente “educada” para que obedezca instituciones y leyes que perpetúan el gran capitalismo), de “distracción”, desinformación y embrutecimiento de las personas . Ante esto, hay un rechazo inconsciente de los lectores y las audiencias porque, sin alcanzar a comprenderlo intelectualmente, intuyen que son objeto de engaño y manipulación. Y al ya no ver reflejados sus credos o intereses, los ciudadanos se van desapegando de su periódico o noticiero favorito, sin tener ya el mismo deseo para invertir tiempo ni dinero en lo que antes le era indispensable. 

Aunado a lo 
anterior, las crisis económicas cíclicas y recurrentes (provocadas por el acaparamiento de los medios, la producción y el mercado por parte de los grandes capitalistas) impiden a los ciudadanos tener liquidez para comprar publicaciones impresas y prefieren invertir esa moneda en algo más urgente o imperioso.

Ante esa realidad, los dueños de los medios tradicionales solo tienen dos 
opciones: quebrar y desaparecer o vender su “alma” (su línea editorial) al “Diablo”. Y esto último es lo que hacen: entregarse completamente al gran capitalismo y/o sus representantes (el Gobierno en turno o agencias terroristas internacionales como la CIA, la DEA, el FBI, etc.), quienes aprovechan para imponer el discurso, las ideologías, el encono y el caos neocolonialista y el neofeudal (disfrazado de “liberalismo”) en aquellos países que les conviene.

En resumen, la única libertad de expresión hoy día es la que se compra. En estos tiempos usted nunca tendrá voz en los medios a menos que la pague con su dinero o que sus expresiones resulten de utilidad al medio (o a sus grandes patrocinadores) para presionar, chantajear y doblegar a autoridades de cualquier nivel o a competidores.

¿Libertad de expresión? Para el pueblo, ninguna o muy poca, en los medios tradicionales. Por eso, si quiere conocer la verdad, métase a internet y léame. Es lo mejor que puede hacer antes de que también el gran capital lo censure.

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