EL VERDADERO ROSTRO DE NÚÑEZ.
Pedro Gutiérrez
Gutiérrez
Quien hoy manda en el
Partido de la Revolución Democrática revela con sus acciones, su profunda
convicción autoritaria. Arturo Núñez Jiménez, exfuncionario privilegiado en los
gobiernos de Carlos Salinas de Gortari y de Ernesto Zedillo, se fue del PRI en
forma vergonzosa. Al perder la elección interna con Manuel Andrade Días, para
ser postulado como candidato del PRI a la gubernatura del estado de Tabasco se
convirtió en uno de los principales operadores de Raúl Ojeda Zubieta, candidato
del PRD a la gubernatura, sin renunciar al PRI.
En ese tiempo,
señalaba con gran cinismo, que seguía siendo priísta pero que su apoyo era para
Raúl Ojeda. Entonces, el PRI vivía una sus peores crisis políticas. Vicente Fox
Quezada había ganado la Presidencia de la República y Andrés Manuel López
Obrador se alzaba con el triunfo electoral en el gobierno del D.F. La mayor
parte de los politólogos y muchos priístas oportunistas, como Arturo Núñez,
decían en cada micrófono o foro al que tenían acceso que el fin del PRI había
llegado, y que en Tabasco gobernaría en consecuencia el PRD.
Arturo Núñez Jiménez y
el perredismo se equivocaron. Manuel Andrade Díaz ganó en una apretada
contienda. Vino la famosa revocación judicial del triunfo priísta con la “causal abstracta” de los magistrados del
Tribunal Federal Electoral y los perredistas junto con Núñez, brincaron de júbilo. Se realizaron las elecciones extraordinarias
al año siguiente, en el 2001, y Manuel Andrade Díaz ganó nuevamente.
Arturo Núñez Jiménez,
uno de los priístas privilegiados del sistema, uno de los principales
operadores del gobierno federal para combatir al PRD, el coordinador de la
bancada del PRI que aprobó el FOBAPROA y que junto a Manuel Bartlett organizó
la caída del sistema electoral en contra de Cuauhtémoc Cárdenas, como la
oposición lo ha destacado en la historia política de México, como un vulgar
traidor, terminó con el partido que no sólo le dio prestigio personal, sino
poder económico.
Arturo Núñez, fue
impuesto por Andrés Manuel López Obrador como candidato al gobierno del estado.
Usurpa funciones del Comité Estatal; inventó encuestas para imponer candidatos
a modo a diputados y ayuntamientos; engaño con candidaturas falsas a priístas sin
convicción, para sumarlos a su causa, muchos de los cuales al percatarse de las
mentiras de Núñez, se han regresado al PRI; desplaza sin miramientos a los
verdaderos fundadores del PRD; tira la piedra y esconde la mano como
profesional de la provocación que es.
Convertido en el
candidato de las lamentaciones, un día se queja y el otro también, de que el
PRI ya rebasó los topes de campaña, que tiene más propaganda, que la tarjeta
JOVEN y LA CHOCA son ilegales, que el gobierno financia las campañas del PRI,
que se prepara el fraude electoral, que el arbitro electoral está vendido, que se presiona a los
burócratas para que apoyen a Jesús Alí y mil lamentos más.
Experto en la
manipulación, junto a la exjefa de prensa de Raúl Ojeda Zubieta, hizo público
un ejercicio electoral en donde supuestamente las preferencias lo favorecen,
diciendo que los estudiantes de la UJAT, están con su candidatura. En realidad
lo que se realizó fue un simulacro, en una, de las once divisiones académicas
que existen en la UJAT, concretamente en
la División Académica de Ciencias Sociales y Humanidades. Votó sólo el 20% de
los alumnos, 800, cuando la División contiene más de 4000 estudiantes. Sin
embargo se dijo que los estudiantes de la UJAT habían decidido votar por Núñez,
usurpando la voluntad de más de 28 mil universitarios inscritos en la UJAT. La
mentira, la farsa y la manipulación son instrumentos que Núñez conoce bien.
Consecuencia del
ejercicio autoritario de Núñez es la revuelta que vive en estos momentos el
PRD. Obligados acatar la sentencia del Tribunal Electoral de Tabasco, para
cumplir con la disposición legal de paridad de género, Núñez ordenó sacrificar
a un líder indígena como lo es Francisco Valencia y no a otro como lo
solicitaban militantes de ese partido.
Francisco Valencia no representa
compromiso alguno con Núñez, ni política o económicamente. Por eso prefirió
degollar políticamente a Paco Valencia que a un expriísta que le aporta dinero,
amistad, compadrazgo o nivel social a su campaña. Sólo que esta ocasión fue
contraproducente, porque además del escandalo político en que se convirtió esta
decisión desaseada, el riesgo de que el voto duro de los habitantes de Tamulté
de las Sabanas, único bastión del PRD que queda en Tabasco, se fracture y en
consecuencia golpee electoralmente a Núñez.
La imagen mítica y
mediática de Arturo Núñez Jiménez de un político bien formado, educado,
preparado, experimentado, competitivo, ha quedado atrás, dando paso al
verdadero rostro de Núñez, un candidato manipulador, antidemocrático,
autoritario y rijoso. Qué podía esperarse de alguien que traicionó sin la menor
vergüenza, al partido que le dio gloria, fama y dinero.