SE AGIGANTA EL PRD EN TECOLUTILLA... CRÓNICA QUE PRESAGIA LO QUE VIENE
Llegaron y un mar de gente se
volcó hacia ellos, Héctor Peralta, Gerardo Gaudiano, y Salvador Sánchez, repartieron
abrazos, besos, palmadas, reían a carcajadas, se tuteaban con los ciudadanos que
les recibían como si entre ellos viniera el próximo gobernador del estado.
No podían faltar, cual relámpagos,
los flashazos de los reporteros y periolistos, que de igual forma se
congregaban como abejas a la miel. Tratando de hacer la mejor toma, tratando de
abrirse camino entre el tumulto de cristianos que buscaban, con celular en
mano, tomarse una Selfie, o que alguien les fotografiase con aquel trío, que no
por ser trío, cantan mal las rancheras.
Nadando entre oleajes de besos,
de aplausos, de enérgicos saludos, pudieron llegar ante la multitud que les
esperaba en el salón campestre de la Ciudad de Tecolutilla, de manera coherente
fue el diputado Sánchez Leyva quien dio la bienvenida, quien auguró un futuro
prometedor, y quien además destacó la labor que han realizado tanto el Niño de
Oro, como el Toro, y a su vez dio un informe casi detallado de su trabajo en el
municipio, no sin antes, como si fuera un soprano, volteando a ver a Héctor y
este devolviéndole la mirada, para ambos terminar viendo al público, manifestó:
¡TORO AQUÍ SE TE QUIERE!, y no faltó amigos y amigas, aquel jocoso
comalcalquense, que juró escuchar que Salvador Sánchez, incluso arguyó, entre
la romería, ¡Pero yo te quiero más muñeco! Jiar, jiar. Mientras los aplausos
retumbaban los cimientos del lugar.
Fue entonces, que luego de
aquella invitación al ruedo, se dispuso Héctor Peralta a tomar la palabra, con
su peculiar estilo, con toda su enormidad, con el total y absoluto desparpajo que
le caracteriza, mientras dejaba hipnotizada a la gente, con esos pedazos de
brazos que Dios le dio por tenazas, o viceversa, y los cuales sacudía de lado a
lado, a veces como grandes péndulos, a veces con maestría, con soltura, incluso llegó un
momento en donde parecía más el torero y no el toro, ya que con sus
extremidades daba unos lentísimos pero artísticos pases naturales. ¡Olé! ¡Olé! Él
se convirtió en la chispa que incendió
el lugar.
Habló con soltura de lo que ha
realizado como diputado federal, y blandió diez, quince palabras en contra del
mal gobierno, de la decadencia y de las promesas que no han podido cumplir a
cabalidad los señores que están ahora en la actual administración de la Perla de la Chontalpa. La multitud le
respaldó enardecida, pues lo que el Toro decía era, que más bien, es una
verdad, es un sentimiento que la misma gente ahí reunida trae, le galopea en
las entrañas, pero, que a veces, no encuentra la manera de sacarlo, de
externarlo, ya que Capu, prometió que daría pulpita, y ni siquiera huesito ha
llevado, prometió dar prestado, sin redito, crédito como las tiendas
comerciales, y nada de nada. Llegó y se le olvidaron sus promesas y su palabra.
Héctor Peralta le dejó calientita
la gente al Niño de Oro, quien con sus ojos claros, volteó a ver a la multitud,
tomó aire, “llenose” los pulmones, e hizo hincapié en lo que el PRD ha
realizado en Tabasco, y en otros municipios en donde gobierna.
A su vez Gaudiano hizo referencia
a su labor como Presidente Municipal de Centro, y enlistó poco más de 10
programas que han tenido éxito en la capital del estado. Uno de esos exitosos casos,
es la comercialización del Pez Diablo, el cual según comenta el joven alcalde,
en Tabasco dicho animalito acuático, genera grandes problemas, pues se
reproducen de manera rápida, y tienden a desaparecer a otras especies, es decir,
no sabe conciliar, no se relaciona y se adapta rápido al ambiente al que llega, se adapta tan bien que destruye y provoca caos. Por esa razón le apodaron a dicho
pececito, que no se mete con nadie cuando está durmiendo, PEZ DIABLO. Pero
ahora resulta que Gaudiano es tan fregón que se puso a exportar al tal diablillo,
ya que hay lugares en donde dicho “pejejito” es comestible, creemos en nuestra
ignorancia, que lo han de mandar a Venezuela, a Cuba, a Corea del Norte, y
otros países de extracción comunista y de praxis dictatorial, pues allá esos
diantres, son más diablos que el diablo y le entran a todo. Con el supuesto de
que lo que no mata, engorda.
Pronto Gaudiano concluyó su
perorata, y manifestó como quien pretende a la dama, como quien le coquetea al
futuro, que hoy, en el poco tiempo de su administración, se han hecho bien las
cosas en Centro, y les aventó una pregunta a los asistentes: QUIERO
PREGUNTARLES, SI NOS VAN A SEGUIR APOYANDO, QUE LEVANTEN LA MANO QUIENES NOS VAN A AYUDAR A SEGUIR APOYANDO, y fue un escándalo,
sobre todo la mujerada, que gritaban como cuando ven un artista, y con
sencillez, con humildad, entre la algarabía, pidió que cerraran filas en torno
a Salvador Sánchez y Héctor Peralta, quienes han cumplido, quienes han
trabajado y la muestra estaba ahí presente, entre las miles de personas que se
congregaron ese día. Y aunque hubo el intento de gritarle al Niño de Oro: ¡Gaudiano
Gobernador!, se calmaron los ánimos, se escuchó el grito, pero fue
interrumpido, pronto salieron y se entregaron a la turba. Y fueron amados.
Mientras allá, debajo de un arbolito,
como un pajarillo en el brazo de una Ceiba, este servidor, apartado de las
clases, cavilé entre el bullicio y me asaltó de pronto la pregunta: ¿No vi a
Neydita? ¿Dónde está Neydita? Pronto me incorporé a la festividad y empecé a
preguntar a su gente, a sus amigos, a los mismos organizadores, y esta vez, me
informaron que el evento en el que estaba se había realizado entre la
estructura del diputado local Salvador Sánchez y la de la secretaría de
Desarrollo Social, y su ausencia se debía a compromisos en el plano estatal,
pero que ella vive, está, suspira y aspira.