Periodismo: garantías a medias tintas
En diferentes mesas de trabajo y pláticas desgastantes,
quienes nos dedicamos a este hermoso oficio, hemos tocado el tema del
periodismo y los poderosos y a su vez la falta de compromisos y proyectos de los suspirantes.
En Comalcalco por ejemplo pocos han sido los presidentes
municipales que posean un conocimiento de lo que realmente significa el
periodismo, pues no han tenido ningún acercamiento a este tema tan crucial
máxime en un municipio en donde la demanda es mayor.
Esto nos puede dar un panorama de lo que parece ha faltado
dentro de la lista de los proyectos, si es que existe alguna lista, pues
todavía hoy se cataloga a algunos colegas como simples parias de la
información. Sin embargo el verdadero fin del periodista, aparte de sobrevivir
a estos días de demagogias, es el contribuir a la sociedad, el salvaguardar los
intereses del pueblo y por utópico que parezca es, a cada paso de la vida
democrática del país, garantizar la permanencia de los problemas de la gente,
del pueblo, pero siempre con miras al desarrollo, y no al estancamiento, ni
ideológicamente, ni en la praxis.
La inclusión del periodista a la vida política o al poder,
no es cosa fortuita, tiene sus raíces en el mismo despliegue o proselitismo del
político, obviamente, tanto al periodista como el aspirante, se les ha olvidado
el pueblo, y siguen haciendo periodismo para ellos mismos.
Por si fuera poco, no ha existido, ni por parte de una
asociación de periodistas o por parte de una fundación de periodistas, la
responsabilidad de ayudar o tratar de pailar este problema que regularmente
coloca en una posición muy retrograda al mismo comunicador.
Nos está afectando la altura, el egocentrismo nos tiene algo
perdido, y no nos vemos a nosotros como un mal, sino como un beneficio, como un
todo, cuando en la realidad, seguimos siendo el poder que depende del otro
poder, es decir sometidos en pensamiento y expresión.
Pero este momento que vive el periodismo en Tabasco, y en
especial Comalcalco, nos da la oportunidad de mejorar, y de concebir mecanismos
alternos que nos ayuden a sobresalir y mejorar como comunicadores.
Para esto es necesaria la búsqueda y debate de nuestras
ideas, el análisis constante de nuestro papel dentro de la sociedad, creo aquí
está la esencia de qué hacer y cómo hacerlo, pues debemos estar actualizados no
sólo en cuestiones informativas, sino también en nuestra posición e impacto en
nuestros lectores y posibles lectores.
Veo que es tiempo de regresar a donde pertenecemos, y ahora
más que nunca trabajar de la mano con las nuevas generaciones para equilibrar y
ser en verdad el espejo del pueblo.
Es necesario dejar asentado, que la crítica no destruye, no
sucumbe, ni lleva la intención de dañar a quema ropa, la crítica forma un criterio,
hace ver lo que muchas veces por nuestra poca capacidad no vemos, y a su vez,
provoca una actitud al cambio, cosa que pocos, insisto pocos entienden, sino
ahí están los “nuevos” políticos y sus constantes incertidumbres y arrebatos
entorno a un comentario o crítica.
Por último, ver al periodismo y a la política como el bien y
el mal, o lo eminentemente bueno, y lo eminentemente malo, es errar en la
lectura de ambos fenómenos, pues ambos buscan o debieran buscar un punto de
encuentro para una mejora y un buen desarrollo de una entidad.
Urge pues, hoy por hoy que los políticos y los periodistas
se organicen y logren formalizar un proyecto duradero, y confiable entre ellos
mismos. Nos falta mucho por avanzar, pues nuestro egocentrismo, y orgullo, nos
desaparecen y nos pierden. Y yo creo, que ya es hora de salir del hueco. O por
lo menos dejar de cavar y como medios informativos, como periodistas, buscar en
el universo de información el eje que nos guía y que nos da identidad y es la
cercanía con la gente.
Y es que al final de cuentas los lectores y no lectores, no
son tontos, entonces ¿Cómo vetar a la realidad? ¿Con qué cara decirle a la
gente que están bien cuando esta todo de cabeza? Seguirnos engañando es
tropezar con la misma piedra y pecar de ingenuo, en estos días en donde la
sociedad tiene muchas maneras de expresarse.
De tal manera, en este nuevo siglo, tenemos que estar
preparados, como políticos y como periodistas, para conciliar con una sociedad
diferente, una sociedad que exige y que es crítica, es participativa, y que
evoluciona, por eso, se debe estar a la par de nuestra sociedad cosmopolita.
Porque si no, las tendencias al fracaso son por demás altas y catastróficas.