Hazañas periodísticas con el Hijo del chompipe


Daremos la batalla hasta el último latido de nuestro corazón... ¡ya tú! jajaja




En nuestras aventuras por el estado, en las idas y venidas, entre los vericuetos que nos encamina nuestra labor, el día de hoy en el sofocante infierno, he abierto los ojos, realmente a veces nos las damos de muy valientes, de lanzas que destilan luces, pero luego de 6 o 7 horas de camino por las carreteras de Tabasco, en un bocho, y con el sol que cae como plomo, solo queda de mí y mis fieles secuaces, un intento débil de chispa o chisguete.

Hoy hablé con seriedad con mis colegas y hermanos de fatiga, pues el sol era interminable y el calor infernal, “yo no sé qué estarán pagando que hasta a mí me llevan en la penitencia”, les dije.

A lo que mi mano ejecutora el lic. Luis Mariano contestó arrebatado de ira o más bien desmayado en el agobio del calor, “Romancito, si aquí el que no aprende soy yo, allá estuviera en Comalcalco en mi hamaca, con una cuerda atada a mi dedo gordo meciéndome de un lado a otro y mira donde ando, en mi desgracia, bien me lo decía mi hermano y yo de pendejo no le creía, ya no siento lo duro sino lo tupido”.

-          Pero hermano Marianito, qué te incomoda si para donde vas está peor que esto…

Se hizo un profundo y tedioso silencio, que como reserva nos alcanzó a llegar hasta Comalcalco, en donde todavía recorrimos las villas, sudorosos, hambrientos, sedientos, pero esponjados como unos pavos. Repartiendo a diestra y siniestra los 10 mil ejemplares que a nivel campesino imprimimos.

Ya para esto el gel de marca “Ego” que utilizamos en nuestras cabelleras se había evaporado junto con el perfume Fraiche que en uno de mis cumpleaños un buen amigo de Tecolutilla me regalara.  

En punto de las 9 de la noche llegamos al bunker que tenemos en Villahermosa y nos dispusimos a desayunar, pues era la primer comida, el lic. Luis Mariano, no apeteció, un servidor nada tonto pensé para mis adentros, “aprovecha que esto no es todos los días”, y ya sentados en los sofás (tres contenedores de pintura vacios) me dice mi fiel escudero, “¿licenciado Román?”

A lo que un servidor suavizando la voz le dije… “Dime hermanito, que os ocurre”

“Mañana no vengo”. Me dijo algo sensible.

“¿Pero porqué hermano? Que no ves el progreso, el desarrollo, el futuro. Qué te pasa amigo si nosotros hemos sido de esos arribistas, de esos luchadores incansables”. Le dije levantándome de mis aposentos.

A lo que contestó… “No, sí de eso yo sé que sí, pero la verdad, siendo sinceros, yo te veo más jodido, traes unas ojeras que ya casi te cuelgan de la cara, he observado que hasta los pantalones traes rotos y bueno ya para qué te digo… Yo veo que ya llevamos así, ya van como para 12 años y pues ya no veo claro Romancito”
Amigo si de ver claro se trata pues entonces quiere decir que ya estás como yo… le dije con seriedad.

-          ¿Cómo no te entiendo, qué me quieres dar a entender? Se levantó de pronto el licenciado Marianito y se posó frente a mí, retador y moribundo. Esperando mi contestación.

Sí, hermano arremetí con precisión… lo que esto quiere decir es que ya estás perdiendo la visión al igual que yo, es decir que ya eres miope, que no ves de lejos, que eres un débil visual y que ya casi tenemos la misma visión.

A lo cual se pegó una carcajada… J aja j aja ja  y DIJO… “Amigo yo de lejos puedo ver hasta un alfiler, uno de a quinientos lo percibo desde el infinito y más allá, es decir miope, miope no estoy, y si estaba yo en la miopía creo acabo de salir del estado en que me encontraba”.

Jajajaja… Posiblemente tengas razón Marianito, pero no queda de otra, para atrás ni para tomar impulso y aunque la verdad creo saber dónde vas, déjame decirte que no creo que esta vez nos paguen mal.

-          No lo sé licenciado, no lo sé. Te acuerda de Medina, de Leiva, de Lacho Pérez, de Renán, del ingrato del presidente de Teapa que gracias a Dios hasta su nombre se me olvido, ya es tiempo de tener dignidad.

Si por la misma dignidad nos movemos mi estimado, por lo mismo seguimos, que no tengan el gusto de vernos frenados, sino delante de sus malversados pensamientos. Acuérdate le dije. “Nunca ante el poder tirano, ni al oro me arrodillo, aunque me agobie el padecer tirano, me muero de hambre pero no me…

-          Mi estimado licenciado, disculpa que te interrumpa, pero ya hasta dolor de cabeza me da escuchar esa poesía, la detesto, pues deberíamos estar haciendo todo lo contrario y no morirme de hambre, porque eso de la humillación la verdad ya me va y me viene.

Me pegué una carcajada y seguí conduciendo la plática... Sabes compadre! Ha sido muy difícil, pero esto que vivimos no lo cambiaría por nada, es gratificante y me gusta hacerlo, no lo hago por obligación, aunque a veces soy demasiado severo conmigo mismo, y sigo mi posición, y sé que de igual manera te pasa. Pocos entienden lo que hacemos, solo quienes han visto el trabajo de cerca. Y creo amigo, somos muy afortunados. Tenemos grandes amigos, grandes hermanos, y personas que nos estiman y defienden…

-          Así es, lo mismo he pensado, y ahora que ya está empezando como a querer refrescar, igual me doy cuenta que soy un afortunado. Y la verdad como tú mismo lo dices, me gusta la mala vida y por eso ando metido en esto del periodismo. Jejeje.

Pues ya vez compadre, aunque no te niego y déjame decirte que desde que te conocí puras calamidades han llegado a mi vida… jajajajajaja.

-          Jajajaja. Romancito lo mismo me ha ocurrido a mí, pero hasta a eso se acostumbra uno jajajaja.

Fue entonces que nos dispusimos a fiar en la tiendita de costumbre, para calmar el hambre de mi gran amigo pues, yo ya había devorado hasta el último frijolito que había. Pero no sé pudo, pues ya nuestra membrecía había caducado por falta de pago. 

Qué barbaridad amigo qué pena me da...Pero bueno, ya para nosotros estos son Gajes del Oficio de la supervivencia… continuará… Me continuara ella…

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