Reforma y Alternancia


Pedro Gutiérrez Gutiérrez
Después del triunfo electoral obtenido por el PRD en Tabasco, se comenzaron a escuchar voces que atribuían dicho triunfo al “hartazgo” de la sociedad a 83 años de gobierno priísta. Con ello, muchos otros actores y lideres de opinión, se han encargado de reproducir está afirmación que confirma no sólo un desconocimiento de la Historia Política de Tabasco, sino de México.  
No es cierto que el PRI haya gobernado en Tabasco durante 83 años, y menos aún, que el cansancio social haya sido la causa de que el PRD gobierne la entidad a partir de enero del 2013.
Si así fuera, no se explicaría porqué sólo el 35.7% del listado nominal de electores votó por Arturo Núñez. Es decir, de 1,530,142 electores que existen en la entidad, 547,663 votaron a favor de Núñez, 516,570 lo hicieron por Gerardo Priego y Jesús Alí  y 465,909 electores se abstuvieron de participar. 982,479 ciudadanos no votaron por Núñez, cifra que equivale al 64.3% del electorado tabasqueño.
En otras palabras, si 982,479 electores no votaron por Núñez el uno de julio, cifra que representa el 64.3% del listado nominal en Tabasco, no se puede sostener bajo ningún concepto, que la sociedad estaba harta de ser gobernada por el PRI, pues la mayoría rechazó votar por el candidato perredista.
Quienes dicen esta enorme mentira, ofuscados por un triunfo inesperado y circunstancial, lo dicen sin percatarse de que la alternancia política llegó al país hace muchos años, gracias a las reformas políticas electorales, que muchos priístas hicieron realidad desde 1977, en que se da la reforma política matriz que dio origen subsecuentemente, a otras, que hicieron posible que partidos diferentes al PRI, sean gobierno.
Si un ciudadano dice que el PRI ha gobernado en Tabasco 83 años, no es tan grave porque todos sabemos que el promedio de escolaridad estatal es raquítico. Pero que un líder de opinión o político lo diga es grave, el primero porque reproduce una mentira en detrimento de la objetividad y el segundo porque está obligado a tener una formación mayor, pues aspira a cambiar el estado que guarda el ejercicio del poder público.
El PRI se constituyó hace 69 años, en el contexto de la segunda guerra mundial y el envejecimiento de una generación de políticos militares formados en la Revolución Mexicana y el surgimiento de líderes civiles con educación universitaria. Un partido que gravitó en medio de las organizaciones autoritarias de izquierda y de derecha de la época. Un año después de su fundación, en 1947, se reconoce el voto de la mujer en las elecciones municipales y en 1953 se le reconoce en todas las elecciones, como uno de sus muchos productos políticos.
La fundación del Partido Nacional Revolucionario (PNR) que había servido para aglutinar a todas las fracciones participantes en la Revolución Mexicana, con el propósito de acordar relevos del gobierno a través de elecciones y no de las armas, y del Partido de la Revolución Mexicana (PRM), que configuró un partido de campesinos, grupos populares y obreros para encausar muchos de sus derechos constitucionales que hoy prevalecen, habían quedado atrás. El PNR, el PRM y el PRI respondieron a circunstancias distintas, por ello sus distintos liderazgos, estructuras y programas.
Quién crea o piense que el PNR, PRM y el PRI es lo mismo, que se crearon en forma lineal, que su evolución  representa los mismos procesos sociales y políticos del país, están rotundamente equivocados.
El propio PRI ha transitado por dos grandes etapas, una primer tránsito como partido hegemónico, vertical, de un solo hombre, a un PRI dentro del nuevo régimen de partidos que hoy prevalece.
En consecuencia, el PRI ha gobernado Tabasco durante 63 años y no 83 como se dice por analfabetismo histórico político. Quienes lo fundaron y lo vivieron, ya murieron en su mayoría. Por lo tanto es ilógico y contrahistórico afirmar que por “hartazgo” de 83 años de gobierno priísta, hayan votado en contra del PRI.
Esta aseveración producto de la cultura política de ROBERTO ROMERO DEL VALLE y compañía, es equiparable a la fantasía de ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR de tratar de anular la elección de ENRIQUE PEÑA NIETO aportando como prueba 3 patos, dos pollos, un borrego y 10 destapadores como pruebas “documentales” de la compra de 5 millones de votos.
El triunfo del PRD en Tabasco no se debe al “hartazgo” de la sociedad por 83 años de gobiernos priístas, sino a factores políticos de coyuntura como el paisanaje político, el empate de las elecciones federales con las locales, la crisis económica del gobierno estatal como consecuencia de las inundaciones recurrentes en el estado, la falta de apoyo presupuestal del gobierno federal, la integración al gobierno de personajes desleales al PRI.
La disputa por las candidaturas en el PRI, la mala percepción de la sociedad sobre el ejercicio del gobierno, una pésima política de comunicación del gobierno, el crecimiento de la pobreza, la falta d14.0pt; line-height: 115%;">Una reforma que es el punto de partida de lo que desembocó en lo que hoy conocemos como la Transición Democrática de México, que ha dado paso a la alternancia políticciedad, falta de oficio político de los operadores responsables de la política interna del gobierno, improvisación, poca planeación y resultados mediocres, entre otros muchos factores que incidieron en las elecciones.
Pero todos estos factores no hubiesen sido suficientes para que el PRD ganara las elecciones el uno de julio, si no existiera todo un marco político electoral nacional y local, producto de todas las reformas políticas que el PRI ha promovido y cristalizado aún sin el acompañamiento de los demás partidos, en el Congreso de la Unión. Hay consenso de los politólogos mexicanos al señalar que la Reforma política de 1977, bosquejada y promovida por JESÚS REYES HEROLES, quién fuera presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, resulta un paradigma en la vida política de la Nación.
Una reforma que es el punto de partida de lo que desembocó en lo que hoy conocemos como la Transición Democrática de México, que ha dado paso a la alternancia política en la Presidencia de la República, en 23 estados y en la mitad de los municipios del país. Sin estas condiciones jurídicas, materiales y políticas el PRD no hubiese ganado las elecciones en Tabasco.
Este mismo entramado político electoral vigente, que le permite al ciudadano ejercer su voto con libertad, es garantía de que si el PRD no cumple con las expectativas que generó su triunfo en Tabasco, mañana sea arrojado del gobierno. Y no será por “hartazgo” ni por su longevidad en el gobierno, que pierda el poder, sino por la conjugación de condiciones y circunstancias que generen una percepción negativa de la sociedad hacia el gobierno.
Si se conoce el pasado, puede entenderse el presente, si se conoce el presente, puede construirse un buen futuro. Como los principales actores del PRD no conocen la historia, no entienden el presente y tratan con ocurrencias como el “hartazgo” y el largo tiempo del partido en el gobierno, de explicar un triunfo que sin duda será efímero como ha sucedido en los municipios tabasqueños o en otros estados de la República. 

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