Que el buena gente de Román Junior arma tremendo alboroto en Comalcalco
“¿Qué sucede cuando
Tertuliano Máximo Afonso descubre a sus treinta y ocho años que en su ciudad
vive un individuo que es su copia exacta y con el que no le une ningún vínculo
de sangre? Ése es el interrogante que Saramago, explorando de nuevo las
profundidades del alma, plantea en El hombre Duplicado.”
José Saramago
EL HOMBRE DUPLICADO
18 llamadas telefónicas a mi teléfono móvil, las cuales no
pude contestar debido a que mi celular está roto, pero ya al momento de entrar
a mi cuenta de facebook, me topo con la noticia, que me dan mis colegas, amigos
y familiares de que el día miércoles tal
parece en la noche, andaba en Comalcalco un ser parecido a este humilde
campesino, y que deambulando por las calles de mi aguantador Comalcalco, en
estado de ebriedad, fui interceptado por los “tranchos”, quienes me hicieron
alto, y mi otro yo, que no conozco, pero que dicen tiene mi mismo nombre y se
parece a mí, empezó a insultar a los elementos de tránsito municipales, y
también a los policías, porque le habían parado sin motivo alguno.
No conforme de eso, mi otro yo, gritó a los cuatro vientos,
“que a él no le podían hacer nada, pues sus compadres son Alejandro Medina,
Grappin, Núñez, y Peña Nieto”. Y al preguntarle el nombre a la escandalosa
persona, dicen que sorraja a voz alzada, sin el menor de los complejos… “Yo soy
el periodista Román Jiménez García”.
Esto provocó el accionar de los policías municipales, pues
saben que un servidor tiene cierto parecido a Peña Nieto, y que debido a eso,
pues el odio de algunos poderosos que carecen de “guapura”, es más que inminente,
por lo que decidieron hablar por radio diciendo el nombre de la mojarrita que
tenían en la red.
Rápidamente fueron avisados los amigos de la prensa, esto
posiblemente por orden del Alcalde, para tratar quizá de exhibir a mi “simi”,
pero no contaban con que mi otro yo, más valiente que el que esto escribe,
empezó a hablar de filosofía, del 132, de platón, y dicen hasta sacó en su
discurso el tema del desfalco que están haciendo en el ayuntamiento, y pues los
“agandalló”, los “Verborreo” a tal manera que hasta los policías y uno que otro
ciudadano mal anochado, meneaban las cabecitas asintiendo cada una de las
palabras de aquel excelso tribuno. Con decirles que dicen, que hasta hubieron
quienes aplaudían efusivos cada uno de los comentarios en contra del régimen
Medinista.
Pero en eso estaban cuando de la nada mi supuesto
“duplicado” que saca a manera de arma una cámara, y empezó a tomar foto, tras
foto, a todo que osaba enfrentársele, no se podía dialogar con él, estaba hecho
un loco, y arremetía en contra del sistema, del vaticano y hasta a los buena
gente de Pemex ensució con sus alocados comentarios.
“Yo, mi compadre Goyo, y mi hermano May, somos los más
guapos de Comalcalco” dijo el supuesto Román Jiménez, en una de sus
alucinaciones, ocasionado quizá por su estado de embriagues. Y cómo dijera uno
de los policías que acudieron al lugar y que logramos entrevistar, “Pues como
dicen que los niños, y los borrachos siempre dicen la verdad, pues todos lo
creímos, y ni chistamos.”
Por si fuera poco dicen las lenguas de doble filo, que decía
valentón el susodicho Román Jiménez García, “llámenme a Robotin, llámenme a
Robotin”.
“Y la verdad, hasta nos sacó de onda porque imagínate llamar
a Robotin, el superhéroe de aquel Mago Chontal de aquel Corat, que hoy solo
queda una concha que llaman TVT… Es decir ni si quiera actualizado estaba,
pudiendo hablar a Batman o en su caso a Spiderman, jajajaja pero llamando a
Robotin, hágame usted el favor.” Manifestó un elemento de nuestro heroico
cuerpo policíaco.
Ya para esto hasta la pobre madre de quien esto escribe, ya
sabía la noticia y mandó a su vástago más chico de nombre Robotin, perdón
Robinson, actual coordinador de comunicación social, y que dicen, no se mete
con nadie cuando está durmiendo, y que es más recto que el espinazo de un
camello, que mandara a entambar al supuesto Román, pues seguía desprestigiando
el honor de los CHOMPIPES.
Y en eso estaba el climax de ese miércoles en la noche,
cuando el supuesto Román, agarra y decide abandonar el vehículo último modelo
en que andaba, e irse caminando junto con otro poco de amigos que lo
acompañaban, y nadie, absolutamente nadie pudo hacer nada por detenerlo, o por
tomarle por lo menos una fotografía.
Por lo que hasta el momento, las llamadas siguen, y las
preguntas por el Inbox son continuas, debido a eso, pues decidimos aclarar las
cosas, pues este humilde morralero, cuando mucho llega a un vocho, un
triciclo, una moto, y una hummer que no he podido sacar del taller.
Esperemos el mal entendido haya quedado aclarado, y si no,
pues lo bailado nadie nos lo quita, jajajajajajaja.
Y como todos tenemos derecho al delirio les dejo el siguiente pensamiento del maestro de maestros, Jorge Luis Borges
Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario biográfico. Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo XVIII, las etimologías, el sabor del café y la prosa de Stevenson; el otro comparte esas preferencias, pero de un modo vanidoso que las convierte en atributos de un actor. Sería exagerado afirmar que nuestra relación es hostil; yo vivo, yo me dejo vivir, para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica. Nada me cuesta confesar que ha logrado ciertas páginas válidas, pero esas páginas no me pueden salvar, quizá porque lo bueno ya no es de nadie, ni siquiera del otro sino del lenguaje o la tradición. Por lo demás, yo estoy destinado a perderme, definitivamente, y sólo algún instante de mí podrá sobrevivir en el otro. Poco a poco voy cediéndole todo, aunque me consta su perversa costumbre de falsear y magnificar. Spinoza entendió que todas las cosas quieren preservar su ser; la piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en Borges, no en mí (si es que alguien soy), pero me reconozco menos en sus libros que en muchos otros o que en el laborioso rasgueo de una guitarra. Hace años yo traté de librarme de él y pasé de las mitologías del arrabal a los juegos con el tiempo y con lo infinito, pero esos juegos son de Borges ahora y tendré que idear otras cosas. Así mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del olvido, o del otro.
No sé cuál de los dos escribe esta página.