Lydia Cacho al exilio

Columba Arias Solís 
Viernes 10 de Agosto de 2012
Cambio

   
La pasada semana varios medios de comunicación daban a conocer que la periodista, escritora y activista defensora de los derechos humanos, principalmente de mujeres y niñas, Lydia Cacho, luego de una llamada amenazando con privarla de la vida que recibiera en su casa ubicada en Cancún, Quintana Roo, se había visto obligada al exilio no sólo de la ciudad turística donde residía, sino del país mismo, a donde sólo habrá de regresar cuando las condiciones de seguridad se lo permitan.

La pesadilla de Lydia Cacho comenzó al denunciar en sus libros y colaboraciones periodísticas las redes de explotación sexual en las que se encontraron inmiscuidos connotados políticos, como los ex gobernadores de Puebla, Quintana Roo y Nuevo León, entre otros, acusados por la periodista de brindar protección a los tratantes y pederastas.

Con la publicación en 2005 de su libro Los demonios del edén, en el que denunciaba la red de pornografía infantil, que al parecer funcionaba con el conocimiento y el manto protector político-empresarial en los estados de Puebla y Quintana Roo, las amenazas a la integridad física de la periodista fueron parte de su entorno.

Es larga la cadena de denuncias hecha por Lydia descubriendo a pederastas, a políticos corruptos que los protegen, autoridades que no respetan los derechos humanos y que explotan a migrantes, diputados que se niegan a legislar para proteger los derechos de las mujeres, de los niños, de los indígenas, entre otros grupos vulnerables.

La odisea vivida por Lydia Cacho al ser secuestrada por las fuerzas de seguridad del estado de Puebla, las conversaciones entre el entonces gobernador de esa entidad y el rico empresario textil refiriéndose al castigo que habría de recibir Lydia por sus denuncias, dieron la vuelta por toda la República y fuera de nuestras fronteras. Sin embargo y pese a las evidencias de los actos ilícitos tramados y/o consentidos por el gobernante en cuestión, sin poca ni más vergüenza éste permaneció al frente del Poder Ejecutivo y con la impunidad en alto concluyó su gestión gubernamental sin que se le despeinara uno solo de sus engominados cabellos, ni se le tocara con el pétalo de la menor investigación.

Desde el año 2009 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos solicitó al gobierno mexicano adoptar medidas cautelares para proteger a Cacho, ante la serie de amenazas vertidas hacia aquella y que hacían temer por su integridad. Empero, a la luz de los acontecimientos, la respuesta del Estado mexicano ha sido por demás lenta y a ello se refiere el portavoz de la Asociación para la Defensa de los Derechos de los Periodistas Artículo 19, Ricardo González, quien en declaraciones aparecidas en el periódico español El País señaló que “el riesgo que viene enfrentando Lydia Cacho lleva varios años y pese a todas las denuncias y la presión internacional, las autoridades no han actuado con diligencia”.

Esa organización internacional que promueve y protege el derecho a la libertad de expresión ha estado apoyando a Lydia Cacho en su salida del país, que mencionan será sólo temporalmente en tanto se diseña una loas a poner en marcha “un plan que acabe con la violencia y reclama al gobierno del presidente Calderón que atienda con seriedad estos graves atentados que lo son, a su vez, contra la libertad de prensa”. También el portavoz de la organización aseveró que la seguridad de los periodistas mexicanos es una preocupación constante, recordandde Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), este lunes condenó las amenazas de muerte recibidas por la periodista y solicitó al Ejecutivo mexicano investigar y juzgar a los responsables de las mismas.

La FAPE manifestó que “resulta inquietante que a pesar de la voluntad política de hacer frente a la corrupción y al crimen organizado y quienes los amparan, aún exista en el país falta de interés y de acción por parte del gobierno mexicano.

La organización periodística española instó a las autoridades mexicanas a poner en marcha “un plan que acabe con la violencia y reclama al gobierno del presidente Calderón que atienda con seriedad estos graves atentados que lo son, a su vez, contra la libertad de prensa”. También el portavoz de la organización aseveró que la seguridad de los periodistas mexicanos es una preocupación constante, recordando que el periodismo libre e independiente, como el que ejerce Lydia Cacho, es un pilar fundamental de la democracia.

A decir de la propia Lydia Cacho, las amenazas vertidas contra ella probablemente provendrían de presuntos delincuentes señalados en su libro Esclavas del poder, vinculados con la trata de mujeres para la prostitución. Empero, por encima del acoso y las amenazas sufridas por la periodista, la fundación instituida por ella para apoyar a mujeres y niñas víctimas de violencia, las organizaciones dedicadas a la defensa de los derechos humanos de las mujeres y de los grupos vulnerables con las cuales trabajaba diariamente, seguirán adelante bajo la inspiración del coraje y la valentía de la periodista.

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