MI BISABUELO RUTILO, la historia de un cacique...
Por Arq. José Guadalupe Peralta Romero
Durante mucho tiempo a partir de 1895 hasta 1950, la ranchería sur en Comalcalco y parte de río seco en Cunduacan Tabasco, fue el "Beverly Hills" (Famosa por las grandes mansiones que acoge y por ser el hogar de los ricos) de don Rutilo Peralta Tejeda, a lado de sus 11 bellos hij@s, con sus 13 haciendas cacaoteras y ganaderas en producción, sus hermosas residencias de la época, en donde la Arquitectura coqueteaba con cubiertas inclinadas de tejas de barro, fustes, capiteles y vigas de caoba, adornaban aquellos románticos corredores, llenos de flores exóticas y formidables vistas a lomas verdes, que se abren al imponente paisaje exuberante de Tabasco, obliga a admirar su esplendor…
Bisabuelo, te vamos a dar un poquito de lo mucho que nos heredaste y no solo lo material sino tus enseñanzas y principios de liderazgo para prosperar física e intelectualmente… ¡¡¡Te queremos!!! Atte. hijos, nietos, bisnietos y tataranietos…
Rutilo Peralta Tejeda (En latín significa que “brilla como el oro”)
Fue el más grande latifundista de la Chontalpa. Nació en la Hacienda “Santo Domingo” en la antigua Villa de Comalcalco un 20 de julio de 1870. Hijo del canario español Ramón Peralta Ocampo y de la cubana Guadalupe Tejeda, ocupó el segundo lugar de este matrimonio. Perdió a su padre a causa de muerte natural en 1911. A los 35 años se convierte en el jefe de su propia familia. Además de su madre, contaba con 3 hermanas (Maria Tirsa, Maria Guadalupe, Maria Mercedes) y 3 hermanos (Ovidio, Salvador, Francisco). Las nuevas responsabilidades las enfrentaría con una herencia no tan modesta y una formación familiar tradicional.
Formado dentro de una familia tradicional, don Rutilo proyectó esa marca en casi todos los negocios que emprendió. Tres de sus principales administradores eran familiares cercanos: tres de sus 9 yernos “Teofilo Cacep Haad;” “Joaquín Peralta Escobar;” (sobrino) y “Julián Gil Graniel”.
Sus primeros negocios ganaderos datan de 1890 (a los 20 años de edad) y continuaron en forma constante hasta 1905. En 1910, don Rutilo era ya considerado uno de los ganaderos más importantes del estado; poseía alrededor de 4 mil cabezas de ganado mayor y 2 mil de ganado menor, así como 500 mil árboles de cacao en producción, cuyas ventas tanto de ganado como de cacao (“Alimento de los Dioses”), las realizaba principalmente en la antigua “San Juan Bautista”.
Su primera finca rústica de importancia y principal fue “La Encarnación” que adquirió en 1895, a la edad de 25 años. Años después anexaría a esta hacienda otra: “San Miguel” en cercanías a la antigua villa de Comalcalco.
“La Candelaria” que contaba con 5 mil hectáreas antes que el gobierno Federal fundara el “ejido monterrey”, fue la más importante y más grande de su latifundio; la adquirió por herencia de su esposa Marina Rosado de la Cruz. Perteneció a su suegro el doctor, escritor, científico y miembro del cuerpo médico del ejército republicano: Desiderio German Rosado Carbajal, mismo que se desempeñó como “Funcionario Federal en el Gobierno Republicano del Lic. Benito Juárez García”.
Don Rutilo usaba el crédito en forma regular, pedía prestado y prestaba por igual. En varias ocasiones dio la mayoría de sus bienes en garantía hipotecaria para poder realizar otras operaciones más ambiciosas. Las adquisiciones rurales seguían un patrón: una vez comprada una hacienda continuaba aumentando su superficie mediante la compra de predios colindantes. Este modelo se observa en “Rancho Colorado” adquirida por partes a los copropietarios, que llegaron a sumar 6. Años más tarde, durante la disolución del latifundio, don Rutilo perdió parte de sus tierras debido a la reforma agraria, pero acreditó su propiedad con el gran número de compras que realizó durante 50 años.
La extensión y el número de las propiedades permitieron a don Rutilo especializar sus haciendas; durante los primeros años del siglo XIX dedicaba unas al Cacao, como la de “Jesús María”; otras contaban con ganado Vacuno, como la de “San Pablo”, “El Olvido” y “la Coruña”.
Cada hacienda era una comunidad. La traza de las construcciones era una réplica del diseño típico de las haciendas coloniales de la Chontalpa, la Casa Grande y los peones vivían en las cercanías de esta. Además contaban con corral y el asoleadero.
El número de trabajadores variaba según el tamaño de la hacienda: el latifundio, con sus 16 Predios incluyendo 3 bados de río (playas), tenía cerca de 400 trabajadores.
Alta Mar 20.02.2012.
Esta historia continuará y se ira mejorando tanto la calidad, como la veracidad de su contenido, Dios mediante.