Nadie sabe para quien escribe…

Lic. Román Jiménez García

Escribir, lanzar una opinión, dar un comentario, sobre un acontecimiento, sobre una persona, o hecho noticioso. Pareciera para muchos no tener relevancia. Pero es todo lo contrario.

A la palabra escrita no se la lleva el viento, la palabra escrita más ahora con los avances tecnológicos trasciende y llega a lugares jamás pensados, la escritura, perdura y muchas veces no hay mejor juez de un buen análisis o comentario suelto que el mismo tiempo.

Por eso, quienes nos dedicamos a este hermoso oficio, tenemos que ser totalmente responsables de lo que se publica, se tiene que tener total consciencia del impacto y de lo que provocan las letras firmes en un artículo de opinión, o informativo. Pues así como se actúa con total precisión y apego a la libertad de expresión al momento de redactar. Con el mismo derecho actuará la persona que lo lee y que lo lleva al análisis.

Y no quiero soslayar el hecho de que si alguno de los que escribimos cometemos el error o pecado de estar falseando o distorsionando la información, que no es igual a tener un punto de vista diferente (que quede claro), entonces la persona mancillada o dañada, tiene toda la libertad de llegar a las instancias que ameritan. Cosa que también es válido, pues está ejerciendo su pleno derecho.

Pero continuando… De tal manera, quien escribe una nota, tiene que tener el valor moral de lo que hace, y medir también las consecuencias de sus actos, pues muchas veces se intenta defender al pueblo y se termina ayudando intereses diferentes. Es decir nadie sabe para quien escribe. Cosa lógica más en esta profesión tan espinosa.

Sin embargo la responsabilidad que esto conlleva es quizá un asunto candente, pues aunque el escritor no lo diga, o no haga alusión de ello, recae en el redactor o periodista, todo el peso de la nota, de lo que dice y deja de decir, y se empiezan a generar juicios de opinión sobre el tema que se escribe, y también sobre la postura de quien escribe.

Aquí es donde, se conoce quién es quién, pues como periodistas estamos orientados a proteger nuestras fuentes, pero como periodistas, estamos acostumbrados a firmar con nuestros nombres, ya que eso da credibilidad a lo que decimos. Pero no es lo mismo lanzar la piedra desde el anonimato, no es lo mismo criticar tras un pseudónimo, y no es lo mismo, ni será lo mismo una crítica rigurosa, a una crítica sin sustento. 

Pongamos un ejemplo claro. Un servidor ha escrito duras críticas en contra de la alcaldía de Comalcalco, pero no por eso he sido obstaculizado en mi trabajo, ni mucho menos he sufrido una represalia de parte del presidente. Sino todo lo contrario ha sabido y ha sido respetuoso de lo que aquí se comenta y eso habla de que por lo menos el señor Alejandro Medina Custodio, será lo que quieran pero es respetuoso de la libertad de expresión, cosa contraria a Javier May, quien en más de una ocasión mando a sus Guachomas a perseguir a los buena gentes del HIJO DEL CHOMPIPE por toda la Perla de la Chontalpa, pero esa es otra historia.

Y todo este choro lo escribo, porque hace unas horas, mi amigo y mi hermano Quevedo, a quien estimo y admiro, escribe en Facebook en contra del presidente municipal, y luego debido a la presión y a la contestación de frente que le hizo el presidente municipal Alejandro Medina Custodio, tuvo que dar “reculativa”. Es decir no es lo mismo ver a los toros desde la berrera, que torearlos.

Por otro lado, este momento histórico que pasa tanto el periodismo en Tabasco, como la política tabasqueña, tiene que ser vista desde una justa y puntual perspectiva de responsabilidad y también de contraposición de las ideas y de los proyectos, es decir, tiene que existir esta dinámica en que se sumerge a la sociedad elección tras elección. Pero también tiene que quedar claro que se tiene que tener el talento, y los arrestos para sobrellevar lo que la política provoca.

Hoy insisto, el facebook, es un fenómeno que todavía está siendo analizado, y quizá no con mucha prontitud en el estado, pero los errores que se ven y se comentan bajo el in-box de la red son reales, y son recurrentes en el político, o en los simpatizantes de los aspirantes. Pues desbordan frenesí y fanatismo, en momentos de ecuanimidad y respeto, que es lo menos que debieran de mostrar quienes buscan llegar a un puesto de elección.

Y bueno, los medios de información a su vez, tienen que asumir su responsabilidad, y su compromiso con la ciudadanía, y no tanto con la inestabilidad de las posiciones políticas y aunque nadie sabe para quien escribe, lo cierto es que un verdadero medio, serio, es responsable, dentro y fuera de la red, y si no, pues también los mismos lectores tendrán la última palabra para leer o no leer, para darle raiting o no a las páginas y comentarios de los periodistas. Entonces la última palabra no la tenemos, ni los políticos, ni los periodistas, la tienen nuestros lectores, quienes nos mantendrán en la justa dimensión que merecemos. Es decir, mi hermano Quevedo, es una victima de las malas decodificaciones de quienes están a su lado, pues hoy, no se está peleando con nadie, hoy no se está en pugna con nadie, y no tiene nada que ver el presidente. Aqui lo que avala es el trabajo y la gente, ni el periodista, fijense ustedes, ni el medio, solo la verdadera cercanía del aspirante con la realidad, con su gente, y ahí señores, no hay pa' donde hacernos. Y si no me creen pregunten cúantos Quevedos hay con su misma forma de pensar en Comalcalco, sobre Comalcalco, no sobre sus gustos y simpatías políticas (jajajajaja), hablo de la posición de los comalcalquenses sobre su actual gobierno. Pero claro, pocos son los que se atreven a decirle al Pan, Pan y al Vino, Vino, y es donde salen los humildes periodistas, que no se meten con nadie cuando están durmiendo, les guste o no les guste. Jajaja. Pero no sé, si voy bien o me regreso.

Entradas populares