PERIODISTAS EN ELECCIONES DEL NUEVO SIGLO... (PRIMERA PARTE)

Lic. Román Jiménez

Vivir el periodismo es vivir a la intemperie, es una labor de sacrificio constante, es llevarse los aplausos, y tratar de no morir de ego, o de hambre. Que regularmente ya cuando uno lleva sus años en esto, el hambre se devora al ego.

Ahora por qué escribir de esto, bueno porque ya pasaron las elecciones, porque ya vimos de nueva cuenta quienes en verdad nos informaron, y quienes en verdad nos desinformaron, quienes salieron airosos en este círculo vicioso de la política, pero además porque es necesario analizar nuestra labor como supuestos periodistas en estos comicios electorales, en donde las redes fueron un complemento no definitorio, más si prioritario y mucho más democrático que quizá plural, que el mismo proceso del 7 de junio.

Si algo tenemos que agradecer es que fue la misma gente, que en cuestiones políticas y periodísticas defendieron sus posturas, y obstaculizaron de cierta manera la desinformación, obvio no todos, pero en su mayoría existió un referente que era el desánimo, la crítica a la política y a todos los partidos, así como el debate en torno a los candidatos.

Un debate abierto, lógico e ilógico, razonable o no, pero al fin un debate que fue fructífero, ya que sirvió para que los ciudadanos que estamos en las redes tomáramos una determinación, un criterio propio para salir a votar por cierto partido o simple y llanamente no salir a votar.

En este fenómeno de las redes sociales, la figura del periodista no quedó atrás, hicieron lo que estaba en sus manos, aunque a veces se soslayaba lo que en verdad se tenía que hacer, es decir ser plurales, apartidistas, y un tanto objetivos a la hora de dar la información.

No es mi intención hacer una tesis sobre la objetividad del periodismo, pero creo es un tema extenso que si Dios nos lo permite iremos deshebrando poco a poco, pues la objetividad es una utopía que tiene la profesión, e insisto es un tema que trataremos de abordar en otro momento. Así que continuo con la idea principal.

Las personas si nos dimos cuenta, en estas elecciones ya no actuaron igual que en pasadas elecciones, para ser más certeros me atrevo a decir de hace 3 años atrás a la fecha las cosas fueron otras. La ciudadanía cambió "radicalmente" su manera de ver las cosas, no solo la política igual el periodismo, la información, y el manejo de la misma información. Los ciudadanos esta vez fueron más activos y participativos, aunque hicieran o no patente su voto. Las opiniones y la crítica a la buena y mala labor estuvieron presentes.

Tampoco la gente fue timada, ojo, esos que creyeron engañar a la sociedad que está en las redes sociales, se engañaron, pues era más que obvio a la hora del debate grupal que se volvió internet, el conocer quien había vendido su alma y su razón al chamuco.

Lo mismito pasó con los periolistos, digo periodistas, y al momento de que esto ocurrió todos nos dimos cuenta, que son muy pocos, poquísimos quienes hablan con la verdad. Que los periodistas estamos jodidos, y que al igual andamos buscando sobrevivir y que poco a poco debido a la expansión de las redes, los periodistas sin criterio empiezan a ser una especie amenazada, y en peligro de extinción.

Ya no es como en antaño que escribías en tu medio de comunicación y nadie te decía nada, nadie interactuaba contigo, y los pocos eran quizá los mismos a los que tu pluma apoyaba.

Esta vez no es así, por lo mismo quien quiera hacer periodismo en las redes, debe optar para no meterse en problemas por la nota informativa, para seguir sobreviviendo del chayo que pudieran darle, y así no causar disgusto alguno.

Así es. Dar la noticia del suceso, de lo que está pasando, omitiendo algún comentario personal, a como lo dispone las reglas del género informativo. No meterse en problemas y ser un espectador que participa en el día a día, retratando el momento.

Pero esto se torna mucho más difícil para los géneros de opinión, que es pienso yo en donde está en verdad la exigencia de la sociedad, en donde debe existir mucho más compromiso con la ciudadanía, con los lectores, es donde el periodista puede consagrarse o ser un pobre diablo.

En los géneros de opinión periodísticos, el periodista deja de ser un espectador, y pierde la objetividad, más sin embargo evoluciona en un profesionista mucho más crítico, mucho más quisquilloso, quizá hasta irreverente pues trata de escribir para generar opinión, para abrir el debate, para ir más allá de la realidad que por sí sola es subjetiva. 

Pero es también donde el periodista se vuelve un problema para el poder, y para los partidos, y para medio mundo, pues ya su labor se realiza en torno al análisis, al pensamiento, al desglose de un hecho acontecido, a las interrogantes que todos tenemos y que pocos se atreven a escribir. Y conste que no se trata de valentía, de arrojo, de virtudes que poseen los grandes próceres de la humanidad, sino simplemente por gusto, por tratar de ayudar, o por dinero, o por simple hobbie.

Y si usted se da cuenta, los que se dedican a los géneros de opinión, son a los que más le llueven los descalificativos, son  a los que suelen tachar de vendidos, de amargados, de la peor lacra que existe, claro está, todos esos adjetivos están por demás bien ganados, máxime si se busca hacer el periodismo conforme a los lineamientos que marcan los cánones de la sociedad.

No lo niego, hay de todo en la viña del señor, pero igual es comprensible, puesto que cada cabeza es un mundo, y cada quien vive y sobre sale a como pueda y cómo entienda.

Por lo mismo nadie escribe la verdad absoluta, solo buscan la razón, buscan comprender lo que se observa mal, o demasiado perfecto, no descansan, no duermen, y quizá cuando cierran los ojos sueñen con la felicidad.

De tal manera, pienso, luego existo, que son los periodistas de opinión los que están en el error constante y que a pesar de eso, sin vergüenza alguna publican sus análisis. Ahora ¿por qué están siempre en el error?, porque es la sociedad en todo momento más perceptiva y crítica, mucho más honesta y quizá mucho más preparada para hablar de ella misma, con una visión más real, tan es así que por mucha buena intención que lleve un artículo de opinión, siempre quedará mal con ciertos sectores. Ya que siempre habrá una persona con un análisis más profundo o con un punto de vista mucho mejor.

Y no quiero meter la mano por nadie, ni tampoco pretendo hacer ver quién es buen periodista y quién no. Mi intención en lo que usted lee es más bien aclarar ciertas cosas que de manera recurrente me cuestionan los lectores, y ni se diga en las conferencias que realizamos los jóvenes preguntan más de la cuenta, ja, ja, ja, por lo que lo anterior se hace para comprender un poco lo que es vivir esto que llaman periodismo en este momento de tecnologías de punta.

De tal manera es por demás lógico que la sociedad tabasqueña, hoy tenga una posición mucho más firme que en elecciones anteriores, su participación no se limita a las apariencias de la realidad, sino que abre una realidad un poco más justa y comprometida.

Ahorita, sí podemos decir, por lo menos en las redes sociales, van creando su propio destino, pues obligan a políticos, funcionarios, periodistas, gobiernos a tratar de ser más honestos a la hora de hacer su trabajo.

Como en el caso de la delincuencia en Tabasco, en donde algunos periodistas pagados afirman que no hay inseguridad, y mientras el gobierno se escusa diciendo que los índices delictivos están desbordados en todo el país, lo cierto es que los videos grabados con los celulares de los ciudadanos, haciéndose ley de propia mano, dicen otra cosa, y señalan lo mal que anda hoy día Tabasco, Núñez, Audomaro y también quienes secundan al actual gobierno.

Por lo mismo creo es importantísimo que como periodistas o en mi caso aprendiz de este oficio, nos sentemos a analizarnos, que debatamos entre nosotros, y busquemos actualizarnos, estar a la vanguardia, pues la ciudadanía nos está rebasando y a algunos colegas que decidieron seguir estancados en el adoramiento y fanatismo a una corriente política hoy les está cobrando la factura las nuevas generaciones y la misma evolución de la sociedad.

Vivir del periodismo, es vivir a la intemperie, es sacrificarse demasiado, para ser recompensado por la gente con entusiastas felicitaciones, y a veces denostaciones, en la gran mayoría de los días el periodista asemeja a un minero que escarba buscando el oro, la información, solo que al contrario del minero que se queda con las ganancias del producto, el periodista por ética deberá entregarlo a la sociedad, a la gente, a veces a 5 lectores, a 10, a mil, o a la masa, la cual le pondrá un valor mucho más alto a la información pero no pagara más que una mínima parte de ella. Mientras tanto, el minero de la información no tiene un solo peso en el bolsillo, pero sí el regocijo, la gratificación de saber que hizo bien su trabajo. 

Es esto amigos míos el romanticismo a la profesión, a la labor de informar, un romanticismo que no da para comer, con el cual el reportero, el analista, el escribidor del día a día se muere de hambre.

Por lo mismo existen otros menos románticos, que son más  inteligentes a lo mejor, y se llaman empresarios, y llevan el periodismo a ser una empresa lucrativa, en donde si el poderoso no paga su cuota es enteramente despedazado y exhibido sin que nadie pueda impedirlo.

En mi caso, yo respeto y admiro al periodista independiente, quien debiera a veces ser mucho más imparcial, pero su verdad duele más y trasciende más, muchas veces que la misma noticia. Puesto que el mayor error, que puede ser hasta un pecado, de estos días de quienes se dedican a informar, es estar fuera de la nomina.

Poco o nada se habla de la profesión del periodismo en Tabasco, pero quienes nos hemos adentrado a ella, vivido con 60 pesos diarios, pues así pagan la nota algunos medios en Tabasco nos damos cuenta, que muchas veces igual los pueblos tienen los periodistas que merecen.


De qué viven los periodistas, me preguntaron en una conferencia en el Cobatab de Comalcalco. A lo cual respondí, vivimos de la ilusión de que algún día nos lleguen al precio. Todos se rieron, hasta yo. Aunque no sé si voy bien o me regreso.

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