CARTA PARA PANCHO

ESTIMADO PANCHO, antes que nada quiero felicitarte, por tu actual encomienda ahora como coord. De com. Soc. del gob. Del edo. De Tab. Una nueva faceta en tu longeva carrera política.
Te has convertido Pancho, en el político del momento, no sólo por tu papel tan destacado en el municipio de Centro, sino también por tu sencillez, que te ha caracterizado más ahora, que antes.

Llegaste a presidir el municipio de Centro, sin tanto Pancho, sin compromisos, sin falsos intereses, sin el viacrucis de una campaña proselitista, sin otra aspiración, más que de servir y hacer las cosas bien. Caíste en blandito.

Pero tu sacrificio te ha costado, tus noches de desvelos,  tus días sin luz,  tus martirios personales, que nadie mejor que tú conoces.

Hoy a tus ochenta o noventa y tantos, o no tantos, te ves saludable, lucido, y aún joven para seguir dando lata, que más bien, sirviendo a la ciudadanía, desde un puesto de elección, o quizá desde un nuevo cargo público que se pudiera presentar en tu vida.

No quiero que pienses Pancho, que te escribo, lo que te escribo, porque soy como el común de los periolistos, que buscan el chayo desesperadamente. Nada de eso Pancho, pues primero soy cadáver, pero no gusano. Lo comento porque has dejado un buen sabor de boca en la gente, porque a ti los años sí te han servido, y sí dejaron en ti, una experiencia enorme, que patentizas en tu forma abierta y sencilla de ser y estar como autoridad, o en su caso, en una coordinación social.

No quiero parecer lisonjero, más debo mencionar, para ilustrar mejor la opinión que aquí escribo,  que empezaste a ser mejor político, cuando empezaste a conocer, en mucho o en poco los vericuetos del periodismo.

Podemos decir, tu segunda pasión, después de la política, Fue en tu mesa 42, donde, a mi entender, tuviste un panorama mucho mejor, de la gente, de las clases sociales, de la lucha del ser humano tabasqueño, y del esfuerzo de los dueños de los medios, por seguir en el gusto de la clase política, de los empresarios, de la ciudadanía, de la sociedad, y también del estado.

Te asomaste y viste o sigues viendo, más hoy que nunca, que hay privilegiados en cuestiones políticas y por consiguiente en cuestiones de publicidad gubernamental, la cual es un suculento manjar para más de un lagarto de la información. Y que quizá, a estas horas del partido podemos mencionar, la tal Dolores, era eso, un dolor o malestar necesario, que les daba su lugar y mantenía a raya a los medios al interior del municipio.

Sin embargo no cavilemos más allá de lo justo y lo necesario, y sigamos centrados en tu nueva etapa de Coord. De Com. Soc. Del Gob. Del Edo. De Tab.

Llegas Pancho a esta coordinación y tu llegada ha provocado un fenómeno, y es el que todos los chayoteros resentidos, le bajaran dos rayitas al golpeteo al gobernador, y además llegas generando grandes expectativas, por lo menos para los mal llamados medios chicos.

Tienes pues amigo Pancho, que siendo sincero, por la diferencia de edad, debería referirme a ti, como usted, y no como amigo, sino quizá hasta como tío, padrino, o sin ofender hasta abuelito. Pero dejémonos de sentimentalismos familiares.

Como te decía, tiene usted Don Pancho, ante usted, otra oportunidad que le brida mi gobernador Don Arturo Núñez. Pero más que Núñez Jiménez, la vida, la política.

Por lo mismo, creemos todos los medios, que fuimos vistos como unos pitufos, por la señorita ciudadana Dolores, tenemos derechos, y uno de esos derechos puede ser, que se nos tome en cuenta por los poderosos o no, creemos pertenecer de una manera u otra, a la historia de Tabasco, y a la de su gente.

Y quién mejor que usted para entender lo esencial, lo justo.

En fin Pancho, digo, Don Pancho, ya me estoy alargando mucho en mi comentario, de tal manera, quiero felicitarte, y como no hemos podido coincidir, creo es la mejor manera de manifestarte mi reconocimiento, pues me llena de satisfacción que la Revolución te esté haciendo justicia, y sobre todo que sigas poniendo el nombre de nuestro municipio en alto.

Qué político no quisiera estar en sus zapatos Don Pancho, más de uno se imagina, incrédulos o no, que si a usted se le ocurriera, o si la vida le arrastra a continuar ayudando a su gente, a los tabasqueños, lo cual es una constante de los grandes hombres, en el 2018 podríamos verlo como candidato a la alcaldía de Comalcalco. O en su caso, como una canita al aire, ir por la gubernatura de Tabasco.

Obvio lo anterior, es una indecente, a lo mejor, suposición, algo irreal, ficcioso, que quizá. Nunca tendrá que suceder. Aunque, no lo niego, muy en el fondo, más de un loco, lo piense como una posibilidad y hasta como un beneficio.

Eso sí, Don Pancho, independientemente el camino que escoja para dentro de 2 años, al final de este sexenio, más de un político en Comalcalco, ondeará su nombre como bandera, y sabiendo, como son los estadistas de la modernidad, auguramos para usted, que algún artista local, ya estará haciendo, su estatua de bronce, bañada quizá en oro, o en plata. Una obra maestra, que desafiará al tiempo, al agua, al sol, a los nuevos cuadros, o, a generaciones de imberbes políticos.

Es más, entre mis alucines, pareciera ver, que los deportistas de Comalcalco, pedirán poner su efigie a la entrada de la Deportiva, escribí efigie, no esfinge, que son dos cosas “dijuerentes”, y por otro lado, estará la gente, que desde sus respectivos partidos políticos, exigirán se coloque a la entrada de la ciudad, su deslumbrante escultura. Mientras sus amigos, aliados, y uno que otro detractor (pues no se puede estar bien con todos), conminarán a las altas esferas religiosas, que su imagen sea colocada, a un lado, del patrono del pueblo, es decir, a lado de Don Isidro Labrador, pues no está usted para saberlo, ni yo para contarlo, pero posee un grupo de fans, que en sus predicas mencionan, que solo le hace falta hacer un milagro para que lo canonicen y que lo eleven a la figura de segundo patrono del pueblo.


¡Oh admirado Don Pancho! A como va, será uno de los pocos, que podrán afirmar, sin bochorno alguno, que fue profeta en su propia tierra, que viene de una casta política, en donde se distinguían por ser íntegros, y que se mantuvieron serios, ecuánimes, hasta el último momento.  Felicidades Don Pancho, muchas felicidades, y que tu llegada hoy a comunicación social del gobierno, sea para bien, de los obreros, campesinos, y artesanos del periodismo. Un abrazo del Hijo del Chompipe.

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