NOS FUIMOS DE PINTA
Puedo decir sin jactancia alguna
que en esta profesión en la que andamos metidos, hemos podido sembrar
excelentes amistades.
Con regularidad buscamos
cualquier pretexto para convivir sanamente con nuestros amigos, charlar de lo
que haya que charlar, y fortalecer aún más los lazos de amistad.
Con ese mismo pretexto el pasado
viernes, en la tranquilidad que nos brinda la tarde, tuve el honor, de reunirme
con excelentes profesionistas, catedráticos todos de la Perla de la Chontalpa
para degustar exquisitos bisteces que con gran sabiduría fueron asados al punto
exacto.
Esa tarde, entre los temas
abordados con sencillez y parsimonia estuvieron tesis filosóficas, matemáticas,
así como grandes debates sobre historia, cuestiones informáticas, y como
aperitivo hablaron de los medios masivos de comunicación, sin omitir claro está
la política.
Todo un deleite, que siendo
sincero, llegó el momento en donde ya no entendí absolutamente nada, pues ya
los profesores empezaron con tecnicismos que este humilde campesino no alcanza
a comprender.
¡Ah! Pero debo aclarar señoras y
señores que en dicha reunión, no hubo alcohol, pues la verdad un profesor está
tomando para los parásitos, los otros
dos estaban vigilados por sus patronas, y los dos solteros que andábamos en
dicho convite pues grandes bebedores no somos, así que hasta eso fue una buena
y amena charla.
Por lo mismo aprovechando este
Domingo, he decidido agradecer a mis estimados colegas que estuvieron presentes
a la luz de la fogata, pues hasta eso, hubo fogata, guitarra, canticos de
alabanza a la mujer y a las mujeres, y ni se diga poemas que avivaban el fuego,
y hacían renacer de las cenizas a grandes almas como Neruda, Nervio digo Nervo,
Paz, Sabines, Alma Fuerte, Rubén Darío, Pellicer,
Chico Magaña, y el poeta Paraíseño, nacido en la hoy ciudad de Tecolutilla en
Comalcalco, pero es más conocido como paraíseño Ángel Suarez con quien concluyó
la noche.
“Yo no sé, si de Sangre o rojo Vino, se empapan los lienzos
Celestiales, el Sol venia Borracho o iba Herido se cayó en el mar aquella
tarde”.
Agradezco la gentileza de mis
estimados maestros y amigos, a quienes tendré que exponer en este blog del chamuco... Fabián Gutiérrez Gallegos, Jesús Valenzuela Carrasco, Manuel Antonio Montejo Córdova y Lázaro López León. Todos ellos forjadores de nuevas generaciones, hombres de bien que dicen a mi no me lo crean porque no me gusta el chisme, no se meten con nadie (cuando están durmiendo, ja, ja).
Y aunque tuvimos que forzarlos para que se tomarán las fotos, al final accedieron y mírelos usted, inocentes, castos y puros. Un fuerte abrazo profesores...