UN DÍA SIN GASOLINA EN LA CARRETERA...



Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte.
Leonardo Da Vinci

22 de Enero de 2013
Lic. Román Jiménez García

13:00 horas


Con el sol quemándolo todo, con el ir de los presurosos vehículos, tráileres, motos y bicicletas, y ante la realidad de no traer más que sólo 7 pesos en la bolsa, 7 pesos que vienen siendo un tesoro preciado en ocasiones de empobrecimiento ilícito, como valiente, cojo esta pluma y una libreta que asoma arrugas de su paso por mis manos, de esas horas alocadas de trabajo. En sus pastas poesías cortas, sin terminar, como seres que no pudieron nacer.

Mi fin único en ese momento, es esperar que algo pase, que algo suceda, pues hasta mi celular, por el cual una vez apuñalaron mi mano, por el momento no tiene servicio, hoy todo se trabó.

A mi espalda cerretera, al frente más asfalto hirviendo, a los lados, verde, y encima de mí el sol, bochornoso dicen pero para mí en ese momento es  chocante, insoportable, sofocante, lento, enorme.

No hay sombras, no has casas. La única guarida en donde protegerme es mi vehículo, que para acabarla se encuentra sin gasolina. Y por pendejo, me recrimino, más que por valiente, o hombre de fe, pues decidí antes que nadie, mi destino. Este destino, este momento, este instante en donde anclé mi nave, insisto por pendejo…

Tuve infinidad de oportunidades, Lázaro, Bartolo, Mito, Mariano, Julio, Marcos, etcétera, pero quise creer en la metafísica, más sin embargo que suerte puede existir en un tanque vacio.

A no ser, que siendo un poco optimista haya previsto un choque aparatoso y contundente, si mi vehículo no hubiera quedado por mi confianza sin gasolina, o quizá todavía está por pasar, pues como estoy y donde me encuentro puede fácilmente chocarme alguien. Un alguien despistado, cansado o borracho, ya una vez me pasó pero no estaba yo dentro del vehículo gracias a Dios.

Pero mientras tanto, aquí estoy yo, adentro de un carro, oyendo el zumbido de los vehículos, y con un lapicero inquieto en mi mano  derecha mientras sobre mi pierna derecha y sujetado por mi mano izquierda sudorosa una libreta, en donde materializo las ideas.


14:42


El hambre que traía arrastrando desde mi salida de Comalcalco, ha desaparecido, creo la secó la sed y aunque son las 14:43 sudo, pero pausadamente, quizá se debe a que no hay más que sudar.  O que mi cuerpo ya se aclimató.

Hoy más que nunca me he dado cuenta, que uno mismo es el arquitecto de su propio destino, que necesitamos de todos, de todos, de todos, de todos, que somos seres con muchas bendiciones, y que a pesar de los problemas que se presentan en la vida, hay que seguir, seguir, seguir, nunca quedarse quietos, pues la misma naturaleza, la misma vida te empuja hacia adelante.

Afuera de este vehículo la vida sigue su curso, e inclusive aquí dentro yo sigo la vida. Los vehículos pasan y pasan, veloces, sin pausa, ¿qué locos? Pensar que a mí me gusta correr, que siempre andamos de prisa, y no nos detenemos ni a echarle gasolina al vehículo, y heme aquí, utilizando como defensa un bolígrafo, jajaja. Creo es ya por instinto. Ojala así fuera en mi muerte, que Dios me permita poder narrar mi deceso…  me acuerdo lo que escribía Manuel Buendía, que cuando llegue a la casa agarraré el libro y apuntaré de manera textual lo que de manera puntual escribe Don Manuelito…

“Los periodistas, como el combatiente sin relevo, quisiéramos vivir y morir con el uniforme de campaña puesto y el fusil humeante entre las manos. Dicho de un modo menos valiente y melodramático, los militantes del periodismo –por vocación y por destino- tenemos que ser, aquí y ahora. Imagino a uno de estos auténticos reporteros en pleno tránsito de esta vida a la otra y lamentándose así para sus adentros: “Hoy he descubierto algo importante, pero, ¡lástima que ya no tenga tiempo de contarlo!” Manuel Buendía.


15:00


¡¡Eureka!! Una palabra que nunca me gustó, muy fresa, muy burgues, la gente de verdad cuando quiere hacer ver su alegría, grita, se sonríe, o lanza agradecimientos al creador, pero ¡¡Eureka!! (La historia dice que Arquímedes pronunció esta palabra tras descubrir que el peso de un cuerpo, dividido su peso aparente al ser sumergido en agua, es una propiedad que hoy conocemos con el nombre de densidad. Esto le permitió saber si la corona del Rey estaba hecha de oro puro. Este descubrimiento lo habría realizado mientras se encontraba sumergido en la bañera. Tal fue su alegría que salió a las calles de Siracusa desnudo y gritando ¡Eureka!.) Me gusta más ¡¡Viva!!, o ¡¡Sí!! Pero fue la primera que se me vino a la mente, Eureka. Y dicha palabra la he escrito porque por fin, una brisa de señal, logró encontrar mi celular, y en lugar de hablar escribo, jajajaja.

Hablé con mi domadora, ya vienen por mí… ¡¡Eureka!! ¡¡Eureka!! ¡¡Eureka!! ¿Traerán dinero? El dinero, tan maldecido y tan buscado, cómo hace falta el dinero, casi para todo, habla mal de él quien no lo tiene, hasta ahora lo entiendo.


16:00

Luego de sudar, secarme, sudar secarme, ya el calor no me hace nada, es más si no es porque no sirven los cristales de mi vehículo, pues no se pueden subir, me iría corriendo, pero no puedo, están los trabajos de mis alumnos, mis libros, zapatos, mi mochila y un estéreo que no es mio, y que no he puesto al vehículo, igual las mochilas de mis hijas, y creo por ahí anda Kimba (mi perra) jajajaja.

Mi esposa viene en una de esas camionetas que viajan de Comalcalco a Villahermosa y viceversa, se llaman Jivaros, las comalli no podrían traerlas pues esas van directas, y los Torruco muy despacio atortugados. Por fin acaba de parar una… Gracias Dios mío.

Ahí está ella, siempre ella, mi cómplice, mi cenicienta, mi bella durmiente, mi princesa, mi otra mitad que no sabía existía, en sus manos un garrafón con gasolina, y en la otra una bolsa con una coca-cola y unas galletas… Verla bajar me ha dado nostalgia, ¿por qué tuve que enamorarla? ¿Por qué coincidimos? ¿Por qué de un periodista tercermundista? Por qué no ocurrió algo mejor que yo en su vida…

Qué puedo decir, si hemos pasado las verdes y las maduras juntos, 13 años llevamos juntos, todavía recuerdo con mi papá que en paz descanse, me daba un poco de periódicos que metían en unos sobres amarillos tamaño oficio, y según recuerdo en más de una ocasión se reventaron las mangas de mi mochila en donde sorprendentemente cabían todos los sobres.

Siempre fui acompañado por la que hoy es mi esposa, y juntos repartíamos el CHOMPIPE, en todas y cada una de las dependencias de gobierno, ¡¡qué días aquellos señor!!

Una vez ya cansado de tanto periódico, pues era de ley que los lunes, se tenía que caminar desde la UJAT hasta plaza de Armas, le dije a mi compañera, que iba a dejar los periódicos  olvidados, ella me instó a que no lo hiciera, pero al final se vio quien iba a llevar los pantalones en la relación y los metí en unos contenedores que eran del correo, y cuando a la semana me habló mi padre a la oficina, cuando entré, vi una bolsa con todo los periódicos que había dejado en un buzón, en su mesa, es decir el correo se los había regresado. Me dió mucha pena, pero de manera sabía solo me dijo “hijo repártelos tú, no se los des a otro que lo haga por ti”. Le traté de explicar pero no quiso y me retiré aprendiendo para toda la vida la lección.

Y ahora, luego de algunos años, aquí seguimos juntos, aguantándonos  o más bien aguantándome. Ambos en el periodismo, influenciados de cierta manera por mi padre ¿Quien lo hubiese imaginado? Por eso, verla ahora aquí socorriéndome, me ha llenado de nostalgia, me he puesto sentimental, y aunque esto que usted lee,  donde hablo sobre mi esposa, lo escribo con mayor consciencia en mis humildes oficinas, el sentimiento es el mismo. Pues hemos estado juntos en las buenas, pero más en las malas.

Qué valiente es, qué amor más real, que hermoso es vivir y contarlo, y que lección tan grande nos enseña Dios en el amor, máxime en tiempos difíciles, en donde en verdad se sabe la pureza de los sentimientos de cada persona.

Rápidamente agarré la abracé y le di gracias, le dije te amo, y solo sonrío ruborizada, empecé a hablar como idiota, después como niño chiquito contando sus hazañas, sabiendo de antemano que el héroe no era yo, sino ella. Tomé el garrafón, metí la manguera, succioné por el otro orificio de la manguera, y después en unos instantes, ya andábamos llegando a Cunduacán, a la Isla, Loma de Caballo, y el tráfico… Íbamos a paso de tortuga, cuando en el puente llamado los monos, otra vez nos quedamos sin gasolina… la “pitadera” (los cláxones) de los choferes, mentadas de madre, de todo hubo, pasé a mi esposa al volante, dejé que condujera (ya estoy acostumbrado jejeje) y empujé el vehículo a la orilla, y me dijo ella, traigo solo 10 pesos, y yo 7 le dije, y luego de conseguir la gasolina regresamos a nuestro hogar. En punto de las 18 horas.

Ese día no comí, me dio pena, pero al otro día devoré todo lo que había en el refrigerador, jejeje, pero aprendí mi lección, comprendí lo valiosa que es la vida, que es el amor, que es tu pareja, tu familia, tu mundo, todo lo que te rodea, lo bueno y lo malo, tus temores y tus alegrías, bendiciones, y espero quede aclarado, que no lo escribo con el afán de que se me vea como un santo, o que tengo la vida perfecta, o de vanagloriarme, o ser jactancioso, no, lo hago porque me nace hacerlo, porque creo es necesario también escribir, no sólo de política, sino también de uno mismo y sus imperfecciones.

Posdata.

Hoy fin de vacaciones (7 de Abril de 2013)

Esto lo público el día de hoy, porque hoy se acabarán mis vacaciones, regreso al colegio, con mis queridos alumnos, y a seguir en este “hobbie” como yo le llamo al periodismo, o a lo que hago, y creo es bueno regresar con una buena vibra, y analizándonos hoy domingo como personas, para dar lo mejor de sí en la vida laboral y ya ni se diga en la vida espiritual, y también marital jijijijiji. Espero les haya gustado… sino, puedo mejorar... Saludos. 

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