PLAN HIDROLÓGICO


Pedro Gutiérrez Gutiérrez.

La visita del Presidente de México a Tabasco, obedeció fundamentalmente a tres razones: a) el compromiso número 36, realizado durante su campaña en la entidad y firmado ante la presencia de notario público, consistente en diseñar un Plan Hidrológico; b) en convergencia con la Plataforma Electoral y el Plan de Gobierno que el PRI registró ante el IFE y c) el contenido consensado por las principales fuerzas políticas del país, en materia hidráulica, en el Pacto Por México.
A Enrique Peña Nieto no lo trajo Arturo Núñez, ni vino a Tabasco a resolver la crisis hospitalaria, a deliberar sobre las tarifas eléctricas, a acordar con Núñez a quienes hay que encarcelar por los presuntos actos de corrupción de la administración de Andrés Granier o, a pedirle permiso al gobernador para designar a los delegados federales en Tabasco, como los “estrategas de medios” del gobierno actual, quisieron hacer creer a la opinión pública. 
La visita del Ejecutivo Federal obedeció estrictamente a un acto del Gobierno Federal; dar a conocer el Programa Nacional de Prevención Contra Contingencias Hidráulicas, y dentro de él, las acciones que se realizarán en Tabasco conforme al Programa del Gobierno Federal y las propuestas nacionales de los principales partidos políticos.
En la Plataforma Electoral Nacional del PRI se estableció entre otras políticas relacionadas con el tema del agua, la necesidad de construir una política de Estado para prevenir desastres en asentamientos ubicados en zonas de riesgo. Por otro lado, en su primera visita a Tabasco como candidato a la Presidencia de la República  se comprometió a diseñar un Plan Hidrológico que termine con las inundaciones de las principales poblaciones  del estado y sus efectos desbastadores.
En el compromiso número 50 del Pacto Por México, se estableció la necesidad de concluir las obras de control de inundaciones en diversos estados de la República. En el compromiso número 51 de los 95 que integra el Pacto, se acuerda proceder a la revisión  y rehabilitación de 115 presas con alto riesgo, y a inspeccionar 5,000 Km, de bordos.
En este contexto el Director General de la CONAGUA (Comisión Nacional del Agua) reconoció que en Tabasco llueve tres veces más que en el resto del país y que en su territorio escurre el 38% del agua dulce. Que las obras del Programa Hídrico Integral que se inició en el 2008 lleva un avance del 70% en su ejecución. Que estas obras consisten básicamente en la construcción de 257 kilómetros de bordos y ocho escotaduras que tienen el propósito de canalizar los volúmenes excedentes de agua a zonas en donde no causen daño. Y concluyó señalando que el Plan Hídrico se terminará ejecutando 55 obras, 42 estudios y 22 acciones.
Por su parte el Presidente de la República informó que están disponibles 1,400 millones de pesos para concluir las obras del Plan Hídrico, incluyendo la de la compuerta del “Macayo” que deberá estar  terminada en un plazo no mayor de seis meses. Ordenó revisar bordos y presas. A los Ayuntamientos les recomendó atender sobre todo la infraestructura de desalojo de aguas como los cárcamos de bombeo.
Destacó intensificar la delimitación de zonas federales e impedir asentamientos irregulares; revisar la capacidad de las presas y sus protocolos de operación, así como instalar sistemas de alerta. 
Instruyó a la CONAGUA para que realice tres acciones: Diseñar y signar un Convenio de Competencias con el Gobierno de Tabasco y con los municipios para realizar obras y acciones bajo una visión integral;  recorrer todas las obras que se han construido para conocer el estado que guardan, y elaborar el Plan Hidrológico que comprometió en campaña, que proteja a la población y se aproveche el potencial productivo del agua.
A la Secretaría de Gobernación le indicó que Protección Civil se coordine con el Sistema Meteorológico Nacional para instalar mecanismos eficaces de alertamiento temprano. A la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales para que inicie una intensa campaña de reforestación. A la nueva Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano para que en conjunto con las autoridades locales se elabore un Plan de Ordenamiento Territorial. 
A la Secretaría de Comunicaciones y Transporte para que la infraestructura que se está construyendo o que se construirá no obstruya los cauces naturales de agua.  A Petróleos Mexicanos y a la Comisión Federal de Electricidad para que retiren toda infraestructura que ponga en peligro a la población en futuras inundaciones.
El Presidente de la República hizo énfasis en consensar acciones y distribuir responsabilidades con las autoridades locales. 
Arturo Núñez rememoró las condiciones climatológicas históricas de Tabasco y coincidió en la necesidad de proteger a toda la población. Señaló que nunca más obras de 12 años, refiriéndose al “Macayo”, olvidando que eso no está en manos de las autoridades locales; dijo que nunca más asentamientos irregulares, olvidando que en su Gabinete y aliados están muchos de los políticos que consintieron ese crecimiento desordenado; aplaudió la inversión y las políticas federales pero no comprometió ni un peso del erario estatal. 
Mientras el Gobernador reconocía con la mano derecha la presencia del presidente, con la izquierda movía a sus aliados paraestatales, MORENA y #YoSoy132 para decirle a Peña que su “presencia era una ofensa para los tabasqueños”. “Que la presidencia no la había ganado sino comprado”, tal y como lo consignó la prensa nacional y lo reafirmó Andrés Manuel López Obrador en su reciente visita a Tabasco.  Doble juego. Doble rostro. La mano derecha extendida y la izquierda oculta en la espalda con el garrote. Peñista de día y obradorista de noche. Algunos piensan que es una posición inteligente, otros opinan que el que pretende servir a dos, con ninguno queda bien.

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