PREGONAR CON EL EJEMPLO

Por: Pedro Gutiérrez Gutiérrez.

Dicen los tabasqueños que hay quienes son “Candil de la calle, pero oscuridad en su casa”, cuando señalan a aquellas personas que se la pasan hablando, de cómo debemos comportarnos en la vida cotidiana o en la pública, pero que en la realidad resulta, que no pregonan con el ejemplo, sino que hacen todo lo contrario de lo que recomiendan con tanta energía. Así ha sucedido, en el ejercicio del Gobierno por parte del PRD.

El PRD es un partido que se la pasa sistemáticamente criticando a los gobiernos panistas y priístas, en materia del manejo de las finanzas públicas, y resulta que la entidad más endeudada del país es el D. F., gobernada desde hace 18 años por funcionarios perredistas – Miguel Mancera lo hará por seis años más - incluyendo a sus dos caudillos históricos: Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Andrés Manuel López Obrador.

A pesar de éste excesivo y corrupto endeudamiento público, siguiendo el principio singular de ese partido,  “tapaos los unos a los otros” no han sido encarcelados los funcionarios que se enriquecieron con el presupuesto a pesar de los escándalos que se han detonado en los medios de comunicación nacionales. Ahora mismo, la disputa del poder en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México entre obradoristas y ebraristas ocupa espacios privilegiados en los medios de comunicación.

El fundador del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas, recibimal" style="text-align: justify;"> Dicen los tabasqueños que hay quienes son “Candil de la calle, pero oscuridad en su casa”, cuando señalan a aquellas personas que se la pasan hablando, de cómo debemos comportarnos en la vida cotidiana o en la pública, pero que en la realidad resulta, que no pregonan con el ejemplo, sino que hacen todo lo contrario de lo que recomiendan con tanta energía. Así ha sucedido, en el ejercicio del Gobierno por parte del PRD.

Andrés Manuel López Obrador en su primer año de gobierno llevó la deuda a 32 mil, 778 millones, al siguiente año la elevó a 38 mil, 284 millones, al siguiente año fiscal la subió a 41 mil, 634 millones, en su cuarto año de ejercicio gubernamental elevó la deuda a 42 mil, 310 millones, en el quinto año de gobierno a 44 mil,  millones y en el último año su sucesor la terminó en 45 mil, 608 millones. Es decir, el peje y compañía, aumentó la deuda pública en más de 16 mil, 890 millones de pesos.

euda pública ya era del orden de los 28, 718 millones (veintiocho mil, setecientos dieciocho millones de pesos), más de veintisiete mil millones de pesos, en seis años,  que la cantidad de deuda que había dejado el último gobierno priísta.


La ciudad de México es la entidad más endeudada de la República Mexicana. Los gobiernos perredistas recibieron de parte de los gobiernos priístas una deuda de 1, 473 millones de pesos y en 18 años la han incrementado exorbitantemente a 60 mil millones.

Durante este tiempo de ejercicio gubernamental múltiples han sido las denuncias de corrupción en contra de funcionarios designados por los gobiernos de  izquierda, que se han hecho millonarios de la noche a la mañana y no hay nadie hasta ahora que haya sido juzgado por peculado o enriquecimiento inexplicable. Religiosamente año con año han solicitado créditos a la banca sin el menor recato, aún en sus últimos años de ejercicio fiscal.

El Estado de México con una población mayor (15 175 862 habitantes) que el D. F. (8 851 080), tiene una deuda 40% menor. Si la entidad más endeudada de la República estuviera gobernada por el PRI o el PAN, la crítica machacante e hipócrita de los principales actores perredistas estuviera al orden del día.

El discurso perredista de la austeridad republicana, salarios menos onerosos a los funcionarios, adelgazamiento de la administración, no endeudamiento, no contratación de familiares, el rechazo a los negocios con las constructoras y los proveedores del gobierno, las declaraciones patrimoniales de los funcionarios en forma pública, el no uso del presupuesto para actividades político electorales, transparencia y rendición de cuentas es un discurso exclusivo para sus adversarios pero no para pregonar con el ejemplo. 

Enrique Peña Nieto, en su primer mensaje a la nación, como Presidente de la República, delineó cinco ejes en los que habrá de girar el programa de gobierno, expresando las primeras 13 decisiones.  Dentro de ellas, definió dos decisiones encaminadas a poner orden al endeudamiento y al gasto público.

El Presidente dijo: “La deuda de algunos estados y municipios ha llegado a niveles inaceptables, lo que pone en riesgo a las finanzas públicas de las presentes y futuras generaciones. Con el objeto de encontrar una solución inmediata para revertir esta tendencia, en los siguientes días enviaré al Honorable Congreso de la Unión un Proyecto de Ley Nacional de Responsabilidad Hacendaria y Deuda Pública. Esta Ley pondrá orden al endeudamiento de los gobiernos locales”.

En su última decisión, la número 13, señaló: “Los gobiernos tienen la responsabilidad moral de ser medidos y austeros en sus gastos. El gobierno que hoy inicia, tiene el compromiso de racionar el gasto corriente y destinar mayores recursos al gasto de inversión en obras, programas y acciones de beneficios directo a la población. En este marco, junto a la propuesta del paquete económico 2013, expediré un decreto que establezca medidas de austeridad en el ejercicio del gasto público. Un gobierno eficaz debe ser capaz de hacer más con menos”.

Con estas políticas presidenciales, se acabará el abuso del poder en las finanzas gubernamentales en el país, sobre todo en materia de endeudamiento público. De esta manera, gobiernos como el de la Ciudad de México, que han hipotecado autoritariamente el patrimonio de los ciudadanos para enriquecerse y financiar sus actividades político clientelares tendrán que acatar disposiciones más rígidas en el gasto público.  

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