Sin nadie con quien conversar
Por Juan Virgilio Gamas Rueda
Se terminó el año 2016 sin nada nuevo que contar, al menos que no sea la muerte de Juan Gabriel y del secretario de cultura Rafael Tovar y de Teresa, el fracaso de las reformas de Peña Nieto, ni que decir de los fracasos eternos del gobierno, sin que nadie se los critique. A unos días de la explosión de un mercado de cuetes, el presidente anuncia como demagogo la construcción de uno nuevo, como si eso les devolviera la vida a varias inocentes víctimas de la negligencia e incapacidad de protección civil. Obvio que en miras de las elecciones del Estado de México del 4 de junio de 2017. Todos hablan del mercado, pero nadie habla de la aplicación de la ley para la venta de pirotecnia. Su modificación y aplicación está en el traspatio del pensamiento de los dirigentes. Seguirá el desorden, hasta cuando seguirán las desgracias, la pérdida de vidas humanas. La experiencia adquirida en el pasada de nada sirve, no hay un seguimiento, estadística, las discoteques quemadas, las guarderías quemadas de nada sirve. Seguramente se estará sobando la mano el contratista que le asignaran la obra a precio de oro. Se estará elaborando el programa del proyecto.
Tendrán la fecha de la inauguración prevista, con toda la maquinaria gubernamental para recibir al comandante en jefe y los invitados de honor para cortar el listón y quedar ante la ciudadanía como el salvador.
No estoy a favor de prohibir la pirotecnia. Esto sólo la empujaría a la clandestinidad y aumentaría sus riesgos. Dijo el gobernador del Estado de México.
El nuevo mercado, que seguramente será nombrado el más seguro del mundo, rápidamente será invadido por las malas tendencias de la muchedumbre fatídicas, los venteros irregulares nunca se acabaran, las mordidas y la corrupción de sus administradores será evidente nuevamente.
Sin nadie con quien conversar es lo cotidiano en la actualidad, se terminaron los hombres ilustres, todos se dedican a malgastar su tiempo en ocios, juegos de mesas, películas, netflix, etcétera, etcétera. El aprendizaje era mejor en las pláticas con los grandes, como solían decir los viejos. Se aprende mejor hablando en parábolas, como en tiempos cristianos. Actuemos y no esperemos que el 2017 sea mejor, declaremos que será mejor como dicen los que saben de programación neurolingüística. No reclamemos al gobierno, lo que nosotros no podemos hacer. Que las circunstancias no nos hagan a nosotros, sino que nosotros propiciemos las circunstancias para que las cosas sucedan. En conclusión, el 2017 va a ser hacer mucho mejor.
Feliz y próspero año 2017