Carta para Karmatrón y los transformables y a su creador Óscar González Loyo

Por Lázaro López León

Transcurridos 30 años del comic mexicano de Karmatrón y los Transformables continúa favoreciendo la lectura fantasiosa de chicos y grandes; en los adultos que crecieron leyendo este cómic probablemente recuerden un momento de su niñez al leer estas páginas grandiosas y majestuosas de los Transformables. 

El cómic de origen mexicano y creado por Óscar González Loyo, sin lugar a dudas a caminado con pasos gigantescos para que hoy en día se sigan publicando los ejemplares.

Es en ese punto de los ejemplares cuando un amigo me muestra una tercera edición del cómic que tomando y hojeando la primera parte de “El despertar de la serpiente” vinieron a mis pensamientos recuerdos de aquellos viajes interestelares y cósmicos de la época de mi niñez; ya que leyendo los cómics, coleccionando las estampas para el álbum y realizando diversidad de dibujos de Karmatrón y los Transformables nos reuníamos en mi casa con varios familiares y amigos para divertirnos.

No existía el celular o Xbox para distraernos, no era necesario para una convivencia sana y pacífica. Con el cómic se permitía una convivencia de horas y horas porque hacíamos competencias sobre los mejores dibujos, ya sea de Zacek, de Robby, de Titán, de Karmatrón… y claro no podía faltar la desesperación por ir a comprar las figuras coleccionables para completar el álbum y compararlas con otros; por lo que la expresión era: ¡ya la tengo, no la tengo!, ¡ya la tengo, no la tengo!

No contento, con lo anterior expuesto, comenzaba la lucha en cámara lenta y con golpes falsos a distancia (además en ciencia ficción con sonido master de la época) para representar una batalla épica de Karmatrón y los Transformables contra el malvado Asura y los malvados Metnalitas del planeta Metnal. La imaginación puesta en marcha, aprendiendo de ahí mismo de las valentías, las fortalezas y el apoyo mutuo en contra de lo que no deberíamos de practicar como no hacer daño a nuestros semejantes, evitar guerras…; y cuando se cometían errores recapacitar y remediar; bueno, eso era lo que aprendíamos desde la niñez… claro no faltaban los momentos de fantasía e imaginación de ver por las calles de nuestra localidad (Comalcalco) batallas en las dimensiones astrales, pues en esa época fue el ¡boom! de muchos cómics, caricaturas o juegos que llegaron por medio de una transculturalización o que ya se practicaban en México y que hoy forman parte de tradiciones mexicanas.

Querido lector, usted pensará que estoy dopado o demente, pero no es así, estoy muy cuerdo ¡jiar jiar, jiar! (se ríen con su boca por ahí).

Este espacio no melancólico, sino memorable, es dedicado, sin miras de chayoteo o alguna otra especie de usufructo (que sin lugar a dudas usted lector nunca lo pensó) a este cómic mexicano y a su creador en quienes estamos agradecidos por mostrarnos momentos agradables y de convivencia en aquel tiempo; ahora con un material diferente y de calidad (siempre lo ha tenido) nos recuerda el final de los 80´s, revalorar lo mexicano, nuevamente usar nuestra imaginación y volar en los campos planetarios de la raza Zuyua. 

Nuestro Director Román Jiménez García y el equipo del Hijo del Chompipe, y amigos, hemos leído el historial del creador del cómic y del equipo ¡Ka-Boom! Estudio, nos sentimos identificados con ustedes. Por lo tanto mandamos saludos a todos ellos y con motivo especial a Eduardo Mendoza con quien nos contactamos para que nos hiciera llegar los 17 ejemplares de la tercera edición del cómic.

Esperando algún momento ¡que las energías universales! de estas dos grandes empresas mexicanas puedan conocerse y compartir experiencias de vida, nos despedimos con unas pequeñas tomas fotográficas que se muestran a continuación:  











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