AMLO QUIERE DOMAR AL BRONCO
Aunque todavía falta mucho para
ver si el Bronco es como dice ser, lo cierto es que los actos que ha llevado a
cabo en la actualidad dan a entender que viene con la espada desenvainada, y
que se percibe quiere hacer bien las cosas y que además como se presagiaba
empieza a ser un estorbo a las buenas costumbres de los derrochadores del poder
y también del "buen intencionado" Andrés Manuel.
Por Increíble que parezca dos
personas que podríamos decir deberían identificarse se repelen, en lugar de
coincidir, se contra ponen, y aunque ya lo de AMLO raya en los celos de un
supuesto mártir, lo cierto es que ambos, tienen intereses de por medio que no
los dejan coincidir, y unificarse.
Son ambos un reflejo de lo que sucede
en el país, en donde los puntos de vista se contraponen y la pasión y fanatismo
crea grandes desavenencias que benefician a los grandes gánsteres de la
política y del poder y perjudica en gran medida a la ciudadanía. Sin embargo, más
allá de los dimes y diretes, lo cierto es que volvemos a ver un AMLO que
predica una cosa, y hace otra, que asume posturas poco inteligentes, más bien
intrépidas y viscerales. Pues el bronco es un gobernante que no emana de un
partido político, es independiente, y además gana debido al hartazgo de la
sociedad de Nuevo León con los partidos de toda la vida.
Luego entonces, creo es un error
por parte de Andrés Manuel ir en contra de lo que la sociedad demostró en torno
al triunfo del Bronco en Nuevo León. Ahora, dicho sea de paso, debemos agregar
que muy a pesar de que el Bronco haya ganado de la mano de la gente, no quiere
decir que deba desconocer o enemistarse con Enrique Peña Nieto, creo es una
locura, una fanática idea, de alguien que quiere fortalecer su imagen, en base
a los buenos dividendos que ofrece el gobierno nefasto de Peña Nieto.
Sin embargo, Bronco, se ve tonto
no es, y sabe y reconoce que necesita de la mano del presidente Peña Nieto,
pues la responsabilidad del tal Bronco es cumplirle a la ciudadanía y sacar del
hueco las maltratadas arcas del gobierno de Nuevo León.
Recordemos en ese tenor que el
mismo alucine de buscar confrontar al gobierno tabasqueño, con el de Peña Nieto
sugirió Andrés Manuel en Tabasco, y qué hizo Arturo Núñez, simplemente lo tomó
a loco, le dijo sí a López Obrador, pero a la hora de la hora, decidió mejor
buscar ser más asertivo, congruente y responsable que iniciar una batalla por
demás perdida y sin sentido, en donde los que pagarían aún más los platos rotos
seguirían siendo los Tabasqueños, ya que en Tabasco se depende de más del 90
por ciento de las participaciones del gobierno federal, y del cual también no
podemos olvidar, depende Obrador.
Por el momento Jaime Rodríguez Calderón,
está recién llegado al gobierno del estado de Nuevo León, tiene los reflectores
encima y todo lo que dice y hace y deja de hacer, se vuelve en un efecto, en el
efecto Bronco el cual preocupa más a Andrés Manuel que quizá lo ve como
competencia y no bajo la justa medida que se necesita.
No sabemos si el berrinche de
Andrés Manuel tenga sustento, en el sentido de que Salinas de Gortari es el
super poderoso, el dueño del país, el omnipotente que tiene comprado todos los
partidos, menos Morena, o si es una locura, o despiste, o un no saber qué más
decir de Andrés Manuel en este mundo imperfecto que lo fatiga.
Lo que si sabemos, es que como
ciudadanos tenemos una responsabilidad que va más allá del populismo y la
divinidad de AMLO y de la supuesta solución que fanfarronea el Bronco ser, que
como ciudadanos no debemos tomar partido en esta vulgaridad un tanto machista y
arrogante de ver quien tiene la razón, quién en verdad es el verdadero héroe y
quién no lo es.
Nosotros como ciudadanos, como
personas que vivimos los errores de nuestros gobernantes en carne viva, debemos
despertar consciencia, y dejar de fanatizarnos y buscar ser sensatos a la hora
de tomar una decisión, pues la división que hoy alientan tanto Obrador y el
Bronco, es la mediocridad que tanto critican ellos mismos, y es la que tanto
nos ha hecho mal.
Lo importante, lo verdaderamente
importante sigue quedando a la deriva, tan es así que en esta pelea de simios
ganará quien tenga que ganar, el más astuto o el que tire más saliva, pero y
nosotros, ¿qué ganamos defendiendo dioses de barro? ¿Qué ganamos dividiéndonos?
México necesita avanzar, curar
sus heridas, desplegar sus maltrechas alas, pero eso, según percibimos no lo
logrará el político, ni el gobernante, ni el poderoso, lo haremos todos,
unidos, sin fanáticas posiciones, y sin falsas demagogias. Esto no quiere decir
que no se necesite un líder, claro que es necesario, la misma historia de
nuestro país nos señala no solo a uno a varios. Y Andrés Manuel y el Bronco
querámoslo o no ya son parte de esa historia.
Más esto no implica que pensar
diferente a AMLO, o criticarle, o buscar un nuevo líder es herrar, o estar
equivocado, o equivale a dejar de ser mexicano, absolutamente es un absurdo y
por ese mismo absurdo, por ese mismo ego hoy Andrés Manuel empieza a ir para
abajo, además que predica una cosa y hace otra, un ejemplo su Junior que
derrocha a manos llenas, otro su visceralidad y dictadura al interior de
MORENA, su dependencia económica al gobierno del estado de Tabasco y
próximamente al municipio de Comalcalco.
Al final AMLO está terminando
siendo lo mismo que tanto ha criticado, y tal parece ni él, ni sus fans se dan
cuenta de que están dando vuelta en círculos, y que el 2018 al que quieren
llegar, deberán hacerlo siendo algo muy diferente a lo que hoy demuestran sus
acciones, porque si no, volverán a perder, y volverán a echar culpas y mentadas
a diestra y siniestra, cuando está por demás visto que es el populismo y la ilógica
de lo que predican con lo que hacen lo que los demerita, lo que provoca
desconfianza, lo que los suicida. Aunque no sé si voy bien o me regreso.