PRIMERA DERROTA DE NÚÑEZ
Por: Pedro Gutiérrez
Gutiérrez
Unos minutos después
de haber recibido la constancia de mayoría por parte de los consejeros del
Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, Arturo Núñez Jiménez se
dirigió a sus simpatizantes ahí congregados, para anunciarles entre otras
cosas, que al día siguiente se sumaría al equipo jurídico de Andrés Manuel
López Obrador, para anular la elección de Enrique Peña Nieto.
Muy pronto, el
gobernador electo de Tabasco, se olvidó de su promesa reiterada de campaña de
trabajar para reconstruir el tejido social y político de los tabasqueños y le
declaró la guerra a Enrique Peña y al priísmo nacional.
Una vez que los
magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación por
unanimidad resolvieron el Juicio de Inconformidad interpuesto por la Coalición
Movimiento Progresista, estamos en condiciones de afirmar que esta sentencia
del máximo Tribunal Electoral de México, no sólo representa una derrota
política y jurídica para Andrés Manuel y los partidos que impugnaron, sino
particularmente, para Arturo Núñez Jiménez. Su primera derrota jurídica y
política, mucho antes de que se siente en el palacio de gobierno.
Mientras los
gobernadores electos del D.F., y Morelos guardaron prudencia y cautela en torno
al desenlace del Juicio de Inconformidad, Núñez quizá en un gesto de agradecimiento
y lealtad política a AMLO, pues gracias al efecto “peje”, entre otros factores,
ganó las elecciones en Tabasco, determinó ponerse al frente de la primera línea
de fuego. Arturo Núñez al incorporarse al ala dura del PRD que no bajó a Peña
Nieto de mafioso y fraudulento, “quemó sus naves” y hoy tendrá que asumir las
consecuencias de sus actos, arrastrando con ello, al futuro gobierno, que
gobernará los próximos seis años, si es que termina.
El exsenador, tomó una
decisión personal pero con efectos colectivos. La decisión equivocada de Núñez
inhibirá la derrama económica de la federación hacia Tabasco. Los gobiernos
panistas castigaron a la entidad por 12 años, ahora los próximos seis son totalmente
inciertos.
Fox y Felipe Calderón
invirtieron en el Centro y Norte del País, sumas extraordinarias de dinero,
porque ahí radicaban sus aliados. Quienes conocen las entrañas de la política
mexicana saben que de la relación política que los gobernadores tengan con el
Presidente de la República depende la inversión federal extraordinaria que se
canalice a los estados.
El primer error de
Núñez le costará a Tabasco millones de pesos en inversión pública. Tendremos
que conformarnos con el presupuesto legal, al que tiene derecho la entidad y a
los programas nacionales de la federación. Pero la derrama extraordinaria que
puede canalizar un Presidente de la República por una buena relación política
del gobernador con la federación, deberemos esperarla seis años más.
Arturo Núñez Jiménez
quiso justificar la derrota jurídica contra Peña Nieto diciendo, que fue culpa
de las leyes electorales y no de los abogados. Con esta frase digna de una
medalla de oro para los malos perdedores, los abogados del mundo ya no deben
preocuparse, cada vez que pierdan un caso, sólo deben culpar a las leyes
vigentes para ocultar su impericia e incompetencia. Que bueno que sólo servirá
para los abogados como Núñez y no opere para los médicos, ya que en el primer
caso solo le costará al cliente dinero, pero a los segundos le costará la vida
de sus pacientes.
Es de reconocerse el
sentido de lealtad y gratitud de Arturo Núñez hacia Obrador, pues sin su peso
político electoral en Tabasco no hubiese sido posible su triunfo electoral.
Pero Núñez, ya no puede personalizar sus decisiones, por la sencilla razón de
que es el gobernador electo de Tabasco y en teoría representa los intereses de
todos los tabasqueños. Núñez no puede actuar como activista sino como estadista.
Tabasco no puede ser rehén de clanes o sectas, menos de tribus radicales como
las que encabeza Obrador.