No fue fácil saber que Manuel Andrade quería que mi madre me abortara: Ricardo Plankarte
Lo que circula hoy entre los laberintos de la información.
Tomado del blog:
http://ricardoplankarter.blogspot.mx/2017/12/no-fue-facil-saber-que-manuel-andrade.html
Balancán, Tabasco. Diciembre 2017.
Manuel Andrade Díaz
PRESENTE
No sabía si escribirle o no, muchas veces me he querido acercar a usted para enfrentarlo y decirle en su cara que no necesito ni de su dinero, ni de su cariño y mucho menos de su lástima, ya ni hablemos de su apellido.
Sí, soy ese niño que usted quiso que hace 21 años no naciera. Soy ese niño al cual la verdad le fue negada, al que le ocultaron quién era su padre porque así le convenía a usted y a mi abuelo, al que también hoy odio por comerciar conmigo como si fuera una mercancía.
Soy nieto de ese señor al que usted hizo presidente municipal para que callara un secreto, el secreto que hoy me he atrevido a decirle a todos:
Me llamo Ricardo Plankarte Rivera, hijo de Tania Plankarte Rivera, hijo biológico de Manuel Andrade Díaz y nieto de Saúl Plankarte Torres.
Gracias a Dios mi madre tuvo los pantalones -que usted no tuvo- para tenerme y no abortar como usted hace 21 años le pidió hiciera. Hoy le debo a mi madre la vida y a usted no le debo nada. Me da asco si es que algo me da Señor...
No fue fácil saber que no me había querido reconocer como hijo y que mi abuelo había vendido el secreto de que eras usted mi padre por cuidar su carrera política.
No fue fácil saber hoy como estudiante de medicina que pude haber sido uno más en la estadística de abortos en México. Me avergüenzo de saber hoy que corre el apellido Andrade por mis venas.
No fue fácil darme cuenta que todos -menos mi madre- sacaron provecho de este secreto, hasta mi tío Saúl al que llegué a querer como un padre. Me da asco señor, quiero que nunca lo olvide.
Hace un año escuché por casualidad a mi madre contándole a mi abuelito Saúl que usted la había mandado a correr del Congreso, fue tal la discusión entre mi abuelo y mi madre, que escuché cómo ella le reclamaba a mi abuelo haberme negociado como si fuera yo una mercancía, que ahí estaba el resultado de ese negocio que él había hecho con usted. Que usted no solo la había dejado embarazada sino que ahora la estaba dejando sin trabajo.
No fue fácil conocer de esa forma toda la verdad Señor. No solo me enteraba de quién era mi padre, sino de quién había querido que mi madre abortara. Me enteraba yo cómo me había vendido mi abuelo y mi tío y cómo usted seguía tan campante por la vida sin que la verdad le toque a su puerta.
Ese es el motivo hoy de esta carta, espero y ruego a dios que la verdad también toque a su puerta.
Quiero decirle que no le odio.
Quiero decirle que no necesito su dinero, su cariño y mucho menos su lástima.
Señor Andrade Díaz quédese con lo que queda de su apellido, yo haré lo mejor que pueda con el que mi madre me dio durante estos 21 años de vida.