Los ficticios de las redes sociales
Lic. Román Jiménez
Se acercan tiempos definitorios en cuestiones políticas en Tabasco y las
redes sociales juegan un papel preponderante en términos electoreros.
Por lo mismo, ha existido un creciente número de usuarios de internet, que
se inmiscuyen en las redes para hacer proselitismo, y periodismo en sus
diferentes presentaciones, atrayendo consigo un sin número de personas que
externan sus puntos de vista entorno de un tema determinado, complejo o simple.
Logrando que este proceso de la comunicación se trasforme en una
experiencia enriquecedora, en donde existe una retroalimentación activa, que
ayuda a fortalecer y a su vez expandir los retos de la sociedad y de esta
fragante, novedosa, y adolescente libertad a la que nos expone tanto facebook,
twitter y demás.
Cabe apuntar que este fenómeno llamado internet, nos vino a revolucionar, y
por consiguiente a transformar, pues nos da en lo personal, como en lo grupal
una visión más amplia, una mentalidad más universal en lo que refiere a nuestra
cultura e ideología, o creencia.
Es en un sentido análogo, un mar inmenso de infinitas posibilidades que nos
vuelve más espontáneos, más cosmopolita y un tanto liberal; seres humanos
modernos, que saciamos nuestro instinto de la curiosidad, por consiguiente de
la información. Conocedores a medias de infinidad de temas, y desconocedores de
toda profundidad.
Las redes sociales nos han servido
para derrumbar, mitos, leyendas, tabúes, infamias y a su vez adoptar otras
cargas más, que en cierto sentido suelen ser un poco dañinas, si no se les observa
desde su justa dimensión. Pero a su vez las redes sociales han servido para
perfeccionar algunos malos hábitos, algunos hábitos de conducta que se fueron
desterrando poco a poco, y que en la actualidad en internet se vuelve a
recapitular con más fuerza, como un modus vivendis. Estoy hablando de la
difamación, de la calumnia, y de lo fácil que es hacerlo bajo una cuenta de perfil
falsa, o en su caso a través de un robo de identidad.
De tal manera podemos referirnos sin lugar a dudas a los llamados trolls,
en las redes sociales, el cual puede justificarse de que es un mal necesario.
Esto cuando trae consigo la verdad, cuando se da al publico una noticia que
tiende a poner en jaque a los poderosos, ya sea con documentos oficiales que no quieren
sacar a la luz pública, cuando existe desvío de recurso, acusaciones al narcotráfico,
etcétera.
Es decir por el tipo de noticia, de información que puede llevar a quien lo
publica a la extinción o a la represión, a la amenaza, al hostigamiento, a la
persecución, y quizá hasta al exilio… Todavía se puede justificar a aquellos
que laborando en una empresa o gobierno, etcétera, busquen proteger su
identidad por temor a ser despedidos.
Es más, todavía es justificable cuando se hace por amor, (jijiji) y ahí
podemos referirnos a los poetas, los escritores, los dramaturgos, los sofistas,
máxime si son representativos de la época de la represión en tiempos cuando el
rey, la iglesia, el cacique eran dueños del pueblo, de la justicia y de la “verdad”.
Pero hoy, precisamente hoy, es más que una cobardía, (esto si no se está en
la situación arriba expuesta), pues siendo sinceros lo que vemos es una bola de
gente que debido a sus miedos, a saber que están haciendo mal, al querer dañar,
a su fanatismo, prefieren tirar la
piedra y esconder la mano, pues no tienen argumentos, no pretenden debatir, ni
sacar una conclusión en donde los lectores participen, lo que sí buscan es hacer
valer su relativa verdad. Su necio punto de vista, su egocentrismo de saberse
el mejor de los mejores.
Sin embargo se engañan, porque pueden permear en ciertos grupos, en sus
grupos, pero al final son solo anónimos que nacieron o hicieron su cuenta en
las redes para eso, para congratular a alguna sola corriente. No tienen la
capacidad de dar la cara con quienes los leen, algunos están tan quemados que
su única forma de tejer en el chantaje, o calumnia la credibilidad es a través
de la ignominiosa anonimidad y la utilización de palabras fuertes para verse
respetados y defensores del universo.
Trolls y Trolls invaden
las redes sociales, todos con el veneno, con el golpe, con la diatriba, la
mayoría defendiendo a su aspirante, sus intereses, pero ninguno entablando un análisis
serio de la paupérrima mediocridad política, de la corrupción tan enorme en nuestra
seguridad y gobierno, ninguno procurando exigir a nuestros políticos mayor
preparación y compromiso, ninguno buscando escenarios más satisfactorios. Eso no
está en sus prioridades. Pero se creen héroes, se creen los mejores, se creen
los más aptos para defender y sacar de las tinieblas a la sociedad.
Cosa contraria a
quienes, sabiendo a lo que se atienen, sabiendo su verdadero papel, su compromiso, sin tanto
alarde dan una versión más sencilla, significativa y honesta de lo que creen,
de lo que analizan, de lo que critican. Ahí sí señores no hay anonimato, ahí se
habla de frente, y en verdad se construye.
La política es
engañosa, y en tantas tardes el periodismo también, pero hay que saber distinguir
del uno del otro, hay que saber aquilatar a los verdaderos defensores sociales,
a los verdaderos líderes que se mueven y dan su punto de vista, sin ninguna
reserva en facebook, o twitter, esos son los nuevos paradigmas a seguir, ahí
está el ejemplo, y a donde nos invitan a ir estas benditas redes tecnológicas.
Por consiguiente
y para no extenderme en este tema que me encanta, dejo a manera de lista, unos
pequeños puntos en donde expongo a nivel campesino lo que se puede hacer para
desterrar o procurar no ser víctima de estos anónimos, que suelen ser malos
imitadores de anonymous.
Primero. Antes de aceptar una solicitud de amistad, debe observarse, o revisar,
cuando fue activada la cuenta. Si es de reciente creación, no se acepta.
Segundo. Ver las publicaciones que realiza, si no existe movimiento por meses, o
por años, lo mejor es rechazarla.
Tercero. Ver las fotos de perfil, muchas veces solo colocan una fotografía de un
grupo de amigos, en donde no se distingue quien es el dueño de la cuenta, por
lo lógica predecimos que es el de en medio, a su vez existen quienes ponen una
fotografía apócrifa, y es fácil de detectar pues no tiene otras fotos, o un álbum
de fotos en donde la persona salga.
Cuarto. Observar a quienes de nuestra lista de contacto, tiene y preguntar
referencia sobre la cuenta.
Quinto. Bueno esta es una estrategia que en lo particular no me ha fallado, pues
existen quienes tienen una cuenta que no tienen nombre, sino más bien se hacen llamar como objetos o adoptan dichos o palabras distantes a la realidad,
y que cuando se le da de alta resulta que es un lobo disfrazado de oveja, si ya
lo aceptaste lo primero es ver su publicación, ahí nos daremos cuenta de donde
viene, qué defiende, o qué crítica.
Sexto. Al momento de conectarse y desconectarse, estar pendientes de las otras
cuentas, pues son tan obvios, que cuando se desconectan, entran a su cuenta
verdadera. Ojo, no se vaya con las primeras de cambio, mínimo que lo haga 4 o 5
veces, entonces, para indagar más y tener más precisión iniciar charla con
ellos es esencial y solito tienden a delatarse.
Séptimo. No aceptar cuentas desconocidas, hasta cerciorarse si existe o no la
persona.
Con estos siete
puntos, más su experiencia en estos tenores, evitará ser víctima de los trolls,
quienes la verdad, por lo menos a un servidor nos hace la vida un poco más
sabrosa y si se saben utilizar hasta dan Raiting, ahí sí está en el talento de cada uno (pero de eso hablaremos en otro alucine)... jijijijiji. Pero no sé si voy bien o me regreso.