CLAUDIA Y LA SONRISA DIBUJADA DE LA NUBE QUE PASABA

Por Arq. José Gpe. Peralta Romero

Una mujer indomable, que también es amable,
azucena, palmar, agua que brinque de niño,
mira todo esto que te digo flor de labios,
más nunca escribí mi sueño estable.

Siempre adore la noche que abrace contigo.
Con tu corazón herido, pero palpitante fuiste.
Ahora te conozco por dentro crepúsculo.
Tocando tu cuerpo blanco, como bello lirio.

Y solo un soplo divino pueda cambiar
tu estancia suave, que de un lugar a otro
no quiera verse en el espejo turbio,
de tu alma bella que encumbraste alegre.

Llego a tu puerta verde, que refleja
tu mirada tierna de los ficus chicos.
No me tropiezo nunca alma divina,
pues tomo tu mano tersa, junto a una mirada
tuya, aunque este perdida con mi sueño fino.


Cordialmente
“José Guadalupe…”

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