¿España contra el Quijote?

Por Juan Virgilio Gamas Rueda
¿Qué pasa en España? ¿Por qué algunos españoles intentan crisparla? ¿Por qué asoman algunos odios y rencores? ¿Por qué nadie ganó las elecciones generales pasadas? ¿Por qué no se puede constituir un gobierno en Cataluña? Ese encono alcanza ya a América Latina, y debemos denunciarlo.

El 2 de enero pasado, como todos los años, se conmemoró, con un desfile y una especie de pequeño grito de la independencia -como el de nuestro 16 de septiembre desde el edificio del Ayuntamiento-, la famosa Toma de Granada de 1492, en Andalucía, por los "reyes católicos". El acontecimiento es conocido, supuso la derrota de los musulmanes. El último emir, Boabdil, entregó las llaves de la ciudad a Íñigo López de Mendoza, primer capitán español de la Alhambra y selló la rendición árabe.

Ese hecho histórico que inauguró una época de esplendor español, de identidad cristiana (¿por qué no decirlo?), ocurrido hace más de 500 años, Granada no pudo celebrarlo en paz. ¿Por qué? Por una minoría política que intenta reabrir todas las heridas posibles, desmembrar, marcar todas las diferencias, dividir, "abrir las venas de Europa" (endiosan las falacias de Eduardo Galeano), para capitalizar ese descontento y asaltar las sillas de mando político, bajo la siglas de un partido político, "Podemos", cuyo distintivo político es la discordia.

Las bases de ese grupo político en la ciudad de Granada se atrevieron a lanzar la estupidez de exigir al gobierno español pedir perdón al islam, por esa reconquista de Granada hace 524 años. ¿No van a clamar una condena más general a Roma, por ocupar todo el mar Mediterráneo? ¡Conformistas!

Ese proyecto desquiciado y desquiciante de "Podemos" colisiona directamente con el espíritu de concordia y tolerancia que animó la ejemplar transición española en 1978 y dio origen a una de las Constituciones modélicas del siglo XX, además de encaminar a ese país a una época de progreso y libertad como no la tuvo en el último siglo. España dejó de ser, gracias a la Constitución de 1978, el traspatio de Europa y se convirtió en un país moderno, seguro, estable, donde sólo el terrorismo separatista vasco manchaba de sangre y dolor su suelo; pues bien, ahora que ese miedo parecía vencido y sometido, salen a escena unos profesores universitarios de tendencias izquierdistas bajo las siglas de "Podemos", para hacer el trabajo de la banda asesina, sin mancharse las manos de sangre: sembrar desavenencia y desconfianza por doquier. No importa el tema, su agenda es simple, sembrar el dañino y aterciopelado "neo-terror": lo mismo al parlamento europeo, al banco europeo, a las relaciones con Alemania, al liderazgo de Angela Merkel, a los bancos, a una Cataluña dentro de España, a festejar las tradiciones judeo-cristianas, al manejo responsable de las finanzas, a la OTAN, etcétera.

"Podemos" obtuvo en las recientes elecciones sesenta y nueve diputados en un Congreso de 350 asientos. Enorme poder político para tamaña estulticia, capaz de abrazar en un mismo acto el despotismo majadero del venezolano Nicolás Maduro o la ideología racista de la francesa Marie Le Pen. Extremismo destructor.

A los profesores de "Podemos" parece haberles faltado la lectura de José Ortega y Gasset. Pretenden subordinar toda una voluntad general a su "particularismo". Su ceguera frente al otro les nubla su visión de sí mismos como "parte", y en consecuencia dejan de compartir los sentimientos de los demás. Son una suma de "estancos" y quieren que España sea una amalgama de esos "estancos", para usar las expresiones entresacadas del ensayo tan actual "España invertebrada", publicado por Ortega, por primera vez, hace casi un siglo.

Un nuevo feudalismo sin Hidalgos, eso quiere la izquierda radical de "Podemos". Una España sin Quijotes. Sin heroísmos cotidianos, donde el Estado asuma el papel de deudor frente a una masa acreedora; sin voluntad de aventura, donde el gobierno dirija todos los esfuerzos y ahogue la energía propia y la iniciativa individual, sin sueños e ideales universales, sin aprecio a la dimensión profunda de la libertad, sin honor personal, sin nobleza, y generosidad, como dibujó en "Meditaciones del Quijote", el propio Ortega y Gasset.

No puede triunfar la enemistad civil y la discordia de "Podemos". Ese grupo debe ser combatido con la pedagogía de la democracia, es decir, llamarle "minoría" y pactar una "gran mayoría parlamentaria" que los exhiba como efímero berrinche.¡Feliz año! 


Fuente: Reforma

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