Elección o Revolución
Por: Pedro Gutiérrez
Gutiérrez.
Víctimas de intereses
creados y de la ignorancia del estado de derecho, como consecuencia del triunfo
de una elección inesperada, actores de primera línea del partido que a partir
del 2013 será gobierno en Tabasco, han comenzado ha describir con sus dichos, lo
que en realidad son.
El análisis de tres
declaraciones a los medios de comunicación, son suficientes para comprender lo
que nos espera vivir a los tabasqueños los próximos seis años. Arturo Núñez
Jiménez a los pocos minutos de haber recibido su constancia de mayoría como
gobernador electo de Tabasco dijo sin mayor rubor, que se incorporaba al equipo
de Andrés Manuel López Obrador para anular las elecciones de Enrique Peña Nieto
como Presidente de la República.
Si los ciudadanos
tabasqueños creyeron lo que Núñez pregonó en campaña, de reconstruir el tejido
social y político de Tabasco para terminar con la confrontación histórica que
no ha permitido a los tabasqueños construir las bases de un mejor desarrollo
económico, en unos cuantos minutos, después de ser declarado gobernador electo,
quedó al descubierto la mentira. La alternancia de Núñez significa en realidad,
el gobierno de López Obrador. El presupuesto y los recursos humanos del
gobierno serán insumos para financiar y nutrir las movilizaciones del “peje” en
su relección como “presidente legitimo”, durante los próximos seis años.
Por su parte, Humberto
de los Santos Bertruy, candidato electo a la Presidencia Municipal de Centro
dijo, que una de sus primeras acciones será, la de demoler el Museo Elevado de
Villahermosa (MUSEVI), que construyó la administración actual. Y para darle
mayor énfasis a su intención señaló que él, le dará el primer “marrazo” a ese
monumento a la corrupción.
Si los ciudadanos del
municipio del Centro esperaban a un Presidente, prudente, mesurado,
constructivo, propositivo, diferente a sus antecesores, ejemplar, con
experiencia por haber sido Secretario del Ayuntamiento que ahora gobernará, lo
que en realidad refleja su propósito inmediato, es una sed de venganza,
revanchismo, imprudencia, falta de tacto, insensibilidad, faccioso, despótico,
prepotente, arrogante, soberbio, y sobre todo ignorante de la ley.
El abogado Humberto de
los Santos Bertruy debería saber algo elemental: la ley no faculta al
presidente municipal, a ningún funcionario del Ayuntamiento, ni siquiera al
Cabildo, que es el máximo órgano de gobierno, ha demoler obras como el MUSEVI,
que son parte del patrimonio del municipio.
Y si el presidente
electo tiene las suficientes pruebas de que hubo corrupción en su construcción,
la instancia inmediata para investigar la comisión de delitos, es el ministerio
público, sin dejar de lado las competencias del Congreso del Estado en la
materia.
También alguien deberá
decirle al primer regidor de la comuna de Centro, de que el único instrumento
constitucional que existe para consultar a la ciudadanía se llama plebiscito,
pero su utilización está acotada para la aprobación o rechazo de un acto o
decisión de los Ayuntamientos de carácter trascendental para la vida pública
del Municipio, que evidentemente no es el caso. Sin perder de vista, que para
que sea válido el plebiscito debe participar más del 50% de los ciudadanos
inscritos en el padrón electoral y ser aprobado por más del 50% de los
participantes.
La demolición del
patrimonio del Municipio de Centro, no existe en la Plataforma Electoral de la
Coalición “Movimiento Progresista” conformada por el PRD-MC-PT, ni estará en el
Plan Municipal de Desarrollo, simplemente porque no existe fundamento legal que
lo sostenga.
En ninguna parte del
mundo se destruyen obras realizadas con el erario, arguyendo como causa, actos
de corrupción. Es una actitud que habla del ánimo y la predisposición a la
venganza, por supuestos agravios hechos en su persona, en el pasado inmediato.
Por eso afirmo, que en el Centro habrá un gobierno inquisitorio y sectario, tal
y como pinta el gobierno de Núñez.
Y para cerrar esta
triada de declaraciones autoritarias y facciosas está la realizada por Roberto
Romero del Valle, el dirigente perredista, también abogado, aunque Ud., no lo
crea, quién determinó que Francisco José Rullán Silva, titular del Órgano
Superior de Fiscalización del Congreso del Estado, se va “por las buenas o por
las malas” recordándonos los tiempos y la frase famosa de Don Porfirio Díaz
cuando sentenciaba el inmediato futuro de sus contrincantes, “mátalos en
caliente”.
El Presidente del PRD
con su declaración fascista, lo único que deja claro es el rencor profundo que
la mayoría de la élite perredista ha venido acumulando durante muchos años por
no haber alcanzado poder y fortuna en su juventud. Y ahora que su
circunstancial triunfo se los permite, hablan con las vísceras y trazan su
futuro accionar una vez en el poder, para darle rienda suelta a sus
frustraciones y revanchas.
Mareado por el triunfo
electoral y motivado por saldar supuestas viejas cuentas, el abogado ignora que
la Ley de Fiscalización Superior del Estado de Tabasco, establece con toda
claridad que el Fiscal Superior durará en su encargo 7 años y que podrá ser
sujeto de Juicio Político y en su caso removido sólo por causas graves
señaladas en la propia Ley.
El dirigente
perredista no abona ninguna causa legal para la remoción del Fiscal Superior,
sólo anuncia que saldrá a toda costa sin importar el estado de derecho.
Tres ejemplos, de tres
actores de primer orden que hablan sin detenerse un segundo a pensar la
responsabilidad que entraña el ejercicio del poder público.
Sumarse como
gobernador electo al equipo de Andrés Manuel para anular la elección de Peña
Nieto, no sólo implica declararle la guerra a todos los priístas de Tabasco y
del país, sino al próximo gobierno de la República. Eso dista mucho de mostrar
voluntad para conciliar intereses confrontados hace varias décadas y convierte
en pose demagógica la intención expresa en campaña, de gobernar para todos.
Decir que a marrazos
se demolerá un patrimonio del Municipio o que el Fiscal Superior será removido
por las buenas o por las malas, no sólo significa una premeditada violación a
la ley, sino la propuesta de un gobierno sectario, vengativo y persecutorio.
Los perredistas tienen varios meses para serenarse, como dice Obrador, su
patrón y dueño, y memorizar que lo que ganaron sólo fue una elección y no una
revolución.