SIGUE EL TIEMPO DANDO LA RAZÓN A SANDRA MORTERA
Le señalaron de traición, la
hicieron a un lado como si de un carpetazo en un juzgado se tratase y después
de una dolorosa derrota en el PRD, siguieron acechantes y desafiantes.
Pero hoy, luego de ver lo que
hemos visto, luego de informarnos de lo que los medios informan, podemos hablar,
claro, sin tapujos, sin ese “sospechosismo” que chirria en el ambiente.
Sandra Mortera en verdad no
traicionó sus convicciones, ni al perredismo santón, de la elección pasada. Y
que conste, tratar de redimirla, a través de estas líneas es imposible, pero sí
se puede reconocer, dejar en claro, que los verdaderos traidores fueron quienes
ayer pedían lealtad, compromiso, sometimiento, y vaya usted a saber que otras
tantas cualidades, que es notorio ellos, los candidatos, no tuvieron.
El PRD que se deja ver luego de
la derrota electoral, es un partido en plena resaca, que sigue dividido,
confrontado, y aunque tratan de mantener a flote el cayuquito, hay quienes
realizan lo contrario, y lo tienen todo agujereado.
¿Pero vale la pena tratar de reconstruir
un partido contaminado hasta sus entrañas por mercenarios políticos? ¿Vale la
pena ir a una batalla quijotecas, en contra de quienes para salvaguardar sus
propios intereses lotearon y vendieron hasta las mismas siglas de un instituto
político vencido por el hambre de poder de una izquierda desencajada y
derechista?
Habría que preguntárselo a
quienes fueron relegados en el PRD, a quienes fueron señalados como traidores
sin serlo, a quienes trataron de recobrar la conciencia del partido, a esa débil
mayoría que por más que quiso no pudo vencer la imposición y la tropelía en
este apolillado instituto político.
Pues las cosas se hicieron mal, y
quienes llegaron a un puesto de elección negociaron, y hoy están salvos en todos los sentidos. Por eso algunos el mero
día de la elección no le invirtieron como debían, por ello algunos candidatos
del PRD prefirieron pactar en lo oscurito su salvoconducto y su futuro.
Por eso, como en tiempos
revolucionarios, es necesario eliminar a los traidores, y no hablo de darles
cran o fusilarlos, sino de iniciarles un juicio partidista y empezar a sacar a
la escoria del PRD. Sería lo más lógico, sería lo adecuado, para enfrentar los
procesos electorales que vienen, con soltura, con nuevos bríos. Pero se antoja
imposible, primero porque la cúpula está corrompida, y segundo porque el
partido amarillo se volvió entre tantos males, en un nido de negociadores y
empresarios políticos.
Sin embargo el tiempo ha hecho
ganar una batalla silenciosa a quienes sucumbieron y atropellaron en el proceso
interno del partido, y veo saludable reconocerlo, recordarlo, no por mero
egocentrismo, ni por masoquismo, sino por justicia. Para que esas viejas
prácticas empiecen a dejarse de aplaudir, y para que se reconozca que a veces
el político pierde las batallas, las elecciones, porque existe una tentativa,
en la mayoría de veces a derrotar al adversario del propio partido, y no a
construir el triunfo con él, bajo el consenso y el oficio político.
A Sandrá Mortera y muchos más el
paso del tiempo le ha dado la razón, ¿Qué ganaron dirán los escépticos? Y quizá
hasta tendrán un algo de razón, sin embargo es mucho muy confortable caminar,
incluso por los pasillos percutidos de su partido, dando la cara, sabiendo que
esos que les señalaban, esos que intentaron mancharle, fueron los primeros en
entregarse a las garras del partido en el poder.
¿Quiénes son los verdaderos
traidores de Tabasco, del PRD, y de la izquierda? Ahora, en estos momentos, la
respuesta a esa pregunta, es evidente, y contundente. Y aunque salten y brinquen, la verdad es definitoria ¿O no? Aunque no
sé si voy bien o me regreso.