LA SEÑORA PRESIDENTE, Y EL SEÑOR SUBSECRETARIO DE BIENESTAR, MÁS ALLÁ DE POSTURAS OFICIALES.
Cómo serán en la intimidad, fuera
de los flashazos, en la soledad, en el silencio, en ese espacio en el cual los
rumores quedan afuera.
Javier May Rodríguez, y Lorena Méndez
Denis, esa pareja que ha caminado entre tantas tempestades y entre tantos
señalamientos, empiezan a acoplarse a su nuevo estilo de vida, a la reverencia
de uno para con otro, a esa complicidad que existe hacia el interior de un
gobierno blindado por sus testaferros
más leales.
Cuanta abundancia encontraron
siguiendo a López Obrador, hicieron lo que pocos siquiera soñaron, y bajo el
manto protector del Presidente de la República edifican una fortuna
incalculable. Pero ahora, que se columpian en los cuernos de la luna, ahora que
su prioridad dejó de ser la merienda de todos los días, el vestir o la falta de
recursos, extreman precauciones para salvaguardar la caja chica que tienen en
las arcas del municipio.
Ante la gente, ante la
militancia, se dejan ver un tanto lejanos, y hasta por momentos que ni se
hablan, que uno como otro asumen su papel y su autonomía, pero por debajo de la
mesa, o detrás de la puerta, la verdad es otra, confluyen en el desvío de recursos,
en la corrupción, en las componendas, en la perversidad de otorgar los recursos
sólo a su gente cercana, y se dan el lujo de mandar al diablo a quienes no
comulgan con ellos. Tanto así, que los supuestos enemigos de May, son de
Lorena, y los de Lorena, son de todo su gabinetito.
En estos lados de la frontera de
morena, no hay espacio, ni tiempo para hacer política, porque no saben qué es
eso. No se puede, ni se acostumbra el consenso, porque su posición es radical,
y no entienden más que de enemigos y aliados, esa misma ideología absurda la
llevan por donde van, y la cultivan por doquier, aquí amigos míos, o se
aclimatan o se aclimueren.
Por si fuera poco, en su afán de
permanecer protegidos, siguen inclinándose al lado perverso de la sociedad, y
la gente entre rumores lo dicen, y señalan, pues se les ve, no pueden ocultar
que andan chuecos, haciendo pactos con quienes le auguran una protección más
efectiva, y que no es la policía municipal.
Así las cosas en la Perla de la
Chontalpa, así se deformó el partido, que nació bajo el supuesto de desterrar
viejas prácticas y viejos actos de corrupción. ¿Dónde están los verdaderos
líderes de la izquierda? ¿Dónde quedaron quienes andaban con AMLO cerrando
pozos, y bloqueando carreteras? ¿Dónde están quienes dieron alma, corazón y
vida por una democracia real en México? Voltee a ver amigo lector y lectora, la
gente de la alcurnia política de ayer, volvieron a llegar al poder, con un
partido que se pensaba era diferente.
Pero de esto no se habla en
Comalcalco, ni en el ayuntamiento, ni en esos momentos de lucidez que nos
brinda por momentos la vida; ni tomando cerveza, ni arrodillado frente al santísimo.
Muchos se hacen de la vista gorda, muchos siguen la comparsa de este carnaval grotesco
e infame, incluso hasta gente de remarcado dogma moral, espiritual y religioso,
que han preferido dejar la política en manos de Dios, antes que aceptar su
responsabilidad y ser congruentes, con lo que predican y lo que hacen.
Sin embargo allá, en esos
rincones donde nadie ve, en esos momentos en que logran coincidir sin ser
estorbados, allí, estando a solas, quizá, Javier May deja de ser el zar de la Secretaría
de Bienestar, y se convierte en ese esperpento que enloquece por poder, por fortuna,
por fama… y sin miramientos, habla a sus anchas con esa alcalde quien cree deberle
más a Javier que a Andrés, y a como es, sin pudor alguno, a lo bruto, sin tanta
palabrería le pide cuentas, le ordena, exige como si de un trabajador se
tratase, mover ciertas piezas, y quizá hasta torcer ciertos recursos de esa
minita de oro que de manera educada llaman coordinación de reglamento.
Por su parte Lorena, sumisa por
agradecida, dice sí, sí, sí. No como antes cuando, a lo mejor le llamaba amor,
ahora sólo, a secas, Javier, y luego de la charla, se dan, quizá, uno con otro la
mano, y se despiden, sin darse un beso, sino un “así quedamos”, con cierto respeto, con cierta reverencia.
Donde hubo fuego cenizas quedan dice el dicho popular, pero no es momento de inmiscuirnos en ese tema que ellos mismos volvieron público... en fin, así los contubernios dignos para llenar
cuartillas y cuartillas enteras, de esta pareja que ha sobrevivido a la
pobreza, a la política, al poder, y según parece al tiempo, a las ignominias y a las constantes arremetidas de los periolistos. ¿Qué tanto planearán a escondidas? El tiempo hablará por ellos... Aunque no sé
si voy bien o me regreso.