¿MAYANS EMPIEZA A MOVER PIEZAS PARA EL 2018?
El día lunes 13 la amiga y colega Aracely Quevedo, tomó protesta como delegada federal del Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE), sustituyendo a Julio Ruvalcaba Villanueva, quien podemos decir hizo un papel decoroso al frente de dicha delegación.
Una semana antes ya se percibía
el cambio. Sin embargo la ex diputada local se negaba a confirmarlo. Hermética
en todo momento, esperó lo que todos ya sabían y manejaban sábado, y domingo, e
inclusive se hacían patentes las muestras de felicitaciones en las redes
sociales, pero el mutismo por parte de Aracely Quevedo, era exasperante.
Cabe destacar, que la ex diputada
local por Cunduacán, es una mujer fuerte y decidida, que demostró en la
legislatura anterior, que no le tiembla la voz al momento de exigir por las
causas nobles. Y en cuanto a materia educativa, sabemos que trae experiencia
para lograr grandes cosas en este sector, recordemos que fue diputada por nueva
alianza, y estuvo muy de cerca con los maestros apoyándolos en cuanto a sus
necesidades. Por ese lado no ponemos en tela de juicio la capacidad de la
colega, sin embargo debemos ir un poco más allá.
Como decíamos, en anteriores párrafos,
el cambio se dio, y junto con él, se dejó entrever algo más allá de la tímida noticia
por la llegada de Aracely. La información, o la lectura de la toma de protesta
de la aguerrida ex diputada, caminó entre dientes, de boca en boca, a oídas, entre
murmullos, entre las entrañas de las delegaciones federales, y pronto se volteó
a ver a SEDESOL. Específicamente a José Rubén Fernández Fernández. El que sigue
señalaron por debajo los burócratas, pero
los catastróficos, los que intentan descubrir el hilo negro, los eminentemente
politizados echaron la mirada a Jesús Alí de la Torre.
El nombre del verdugo, del dueño
de la mano que mece la cuna, se percibió en este movimiento, ya lo buscaban, ya
se le señalaba, pero no estaba confirmado, sin embargo en la llegada de Aracely
Quevedo a la CONAFE, en apariencia todo tuvo lógica… ¿Arquímedes Oramas? ¡No! (¡Caliente!
¡Caliente!) Humberto Mayans Canabal el Senador de la República, es el nombre
del ejecutor, el que empieza la limpieza y desintoxicación de algunas
delegaciones federales del Chuchismo. “La idea es desarticular la caja chica de
Jesús Alí”, pareciera predecirse ante las circunstancias expuestas.
Recordemos, sino me equivoco, que
a finales de Marzo de este año, Rafael Torres Arias renunció de manera
inesperada, por cuestiones personales, a la delegación de Prospera, pronto José
Rubén Fernández tuvo que intervenir y calmar los ánimos, pues ya se especulaba
que había renunciado por ciertas irregularidades y por la presión federal, a
dicha delegación.
Por lo pronto, los cambios que hay en las
delegaciones federales en Tabasco, marcan la pauta, para lo que puede venir en
el 2018, por lo menos en el PRI, en donde vemos a un Humberto Mayans, trazando
estratégicamente el camino, moviendo sus piezas al ritmo que le es conveniente,
fuerte, con energía, respaldado, y fortalecido, por el fenómeno político que se
mueve intensamente de oriente al sureste.
Falta ver si ese fenómeno político, que asemeja un frente
frío, que hace relampaguear el nombre de Humberto Mayans entre los chiribiritales
del edén tabasqueño se atreve a poner el piso parejo para todos y mete la mano
en SEDATU o en la Secretaria de Economía u en otra caldera hirviendo, que
tienen como trinchera los pretendientes al 2018.
No omito manifestar que, somos seres humanos, y que podemos
estar en un error. Posiblemente, puede ser, una treta de nuestra imaginación perversa, que nos hace ver cosas que
no existen, como fantasmas, quizá, gente muerta que trata de comunicarse con el
mundo de los vivos, o no tan vivos, como es el caso de este campesino que se
las da de periolisto, que de médium, solo tiene un periódico, y que al igual
que al escuincle Cole Sear, que protagonizó de manera excepcional Haley Joel
Osment, en la película de suspenso el SEXTO SENTIDO, dichos espectros solo los
puedo ver, y oír, yo, para al fin, a través de los alucines que escribo, darles
su último adiós. Iche. Aunque no sé si voy bien o me regreso.