PARA ACABAR CON LA MAFIA HAY QUE SALIR A VOTAR

Ojalá y les cumplan, ojalá y todos los que andan con los candidatos puedan tener asegurado por lo menos la chamba, ojalá y que los candidatos que no lleguen y los que lleguen sigan bajando a las comunidades, a las rancherías a andar con la ciudadanía, a codearse con la gente humilde.

Pues observando como pintan las elecciones, para la que viene ya no tendrán tan fáciles las cosas, el 2018 se percibe difícil, complejo y distante cada vez más a los tiempos de oro de la política tabasqueña. Existen cada vez mayores impedimentos jurídicos, existe también una conciencia más participativa, y los medios de comunicación van teniendo una transformación en base a la exigencia social, y ni se diga en gran medida por el avance tecnológico que nos brinda la oportunidad de estar en todo y exponerlo en las redes.

Y esto detonará en estás elecciones del 7 de junio, la gran mayoría estará con el celular en mano, grabando, documentando, informando sobre acontecimientos y sucesos jamás captado por un periodista, y es bueno, es benéfico porque entonces quiere decir que habrá una participación, quizá no a gran escala, pero sí con tendencias a que en próximas elecciones sean mejores y más vigilados dichos procesos.

La sociedad verá este proceso indiscutiblemente diferente, pues igual podemos decir los tabasqueños estamos hartos y aguantados, por un poco margen pero aguantando aún, tan es así que todavía seguirá siendo mayor el número de personas que no irán a sufragar, y sus razones son entendibles, ya que el dolor se lleva a flor de piel. No es un juego, no te motiva quizá el ir a votar cuando solamente tienes en la bolsa 50 o 100 pesos para pasar una semana, esas semanas que son eternas, más cuando buscas una oportunidad y no la encuentras. No te alienta salir a dar tu voto si ves que no tienes trabajo, no quiere uno saber nada de políticos, de candidatos, de partidos, si lo único que has obtenido del sistema tabasqueño ha sido mentiras, y el rechazo, en un edén, en un paraíso como lo es Tabasco, en donde los que nos gobiernan ganan en una quincena, lo que uno ganará toda su paupérrima, larga, cotidiana y monótona vida… Es comprensible, demasiado comprensible el no querer ir a votar, el quererlos mandar por un tubo, el quererles ir a decir rateros en sus caras. Pues parece no lo saben o se les ha olvidado que ellos viven bien con el sudor de nuestras frentes.

Por si fuera poco vienen comprando credenciales de elector, dicen que esta elección estará a 500 pesos y hay partidos que la pagaran a 1000, sí. Es grande la perversión, es grande la maldad, nuestros opresores son algo muy distante al ser humano, son torturadores que piden adoración y apoyo… después cuando uno va a verlos por una necesidad, cuando llegan, cuando ya están encaramados en el poder, dicen que no tienen dinero, que están las arcas del municipio o del estado quebradas. Y los candidatos buena gente que andaban dando beso y abrazo, enclimados, no te reciben, todo lo manda a decir con sus cercanos. Y uno se queda ese mal sabor de boca, con esa impotencia, con el dolor de estómago, y sabiendo por propia experiencia lo que viene después de la elección democrática, asume con total libertad y consciencia la determinación de hacer 2 cosas, o no salir a votar, o buscar cliente que pague bien por la IFE.

Sin embargo, amigo, amiga, a pesar de todo, a pesar de las lamentaciones, a pesar de esta ruindad en la que estamos, debemos salir a hacerles la vida imposible a quienes nos han dado pobreza y retroceso como sociedad.

Salir a votar y no votar por los mismos de siempre, sino encaminarnos a otros estadios, en donde hagamos valer nuestro descontento, y quitarles a esos grandes empresarios de la política por unos instantes, o quizá de por vida el pan de su boca.


Salgamos a votar, por mejores opciones, y no dejemos que los mismos de siempre decidan y elijan a los mismos de siempre. Aunque no sé si voy bien o me regreso.

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