QUÉ CULPA TIENE EL TORO
Quienes ya han bregado en esto
que se llama política han descubierto que muchas veces las cosas no son como
debieran ser, e incluso que no hay nada seguro, y que nunca es suficiente el
trabajo, ni tampoco el esfuerzo, ni mucho menos el tiempo.
Con regularidad hay que hacer
algo más, y por consiguiente estar preparado para lo que pueda venir. Pues
tanto en la vida, como en la política, cuando algo es tuyo, aunque te quites y
cuando no, aunque te pongas.
Esto no quiere decir que hay que
rendirse a la suerte o al destino. Lo que quiero dar a entender es que a veces
la vida te da sorpresas, y es necesario adecuarnos a dichos cambios para bien o
para mal. Hay momentos que se gana más, cuando no se llega a la meta prevista,
que el propio triunfo de llegar a toda costa. Esto con regularidad, en ese determinado momento de
ofuscación, no logramos verlo, porque el dolor, el encono, la rabia, la
decepción nos nubla el paisaje. Pero es una realidad.
De tal manera pienso, luego
existo, es el tiempo quien de manera sabia pone todo en su lugar. Por eso en la
política no hay muertos, ni completamente vencidos, no hay rival débil, ni
tampoco pequeño, las cosas de un momento a otro suelen dar un giro, pues como
bien lo menciona el dicho popular, del plato a la boca a veces se cae la sopa.
Sin embargo los
que con regularidad se hunden, se truncan, y se desquebrajan son los que por su
enojo, responden a los problemas, o a los atareos de la vida política de una
manera poco astuta, e inteligente. Por eso es conocido y reconocido aquel líder
que ante la adversidad sale avante, por eso hay de políticos, a politiquillos,
a estadistas.
Como iba diciendo, hay
que educarnos, y aprender a dominarnos ante los avatares de la vida. No salir a
despotricar y tensar las relaciones, las posibles amistades, y derrumbar lo
poco o mucho que se ha andado, trabajado, y construido. Recordemos que no hay
peor necio que el que no quiere entender.
Primero debemos manifestar que la
política con mucha regularidad y cinismo es imperfecta en la praxis. Segundo,
que las utopías nos sirven para avanzar e ir mejorando en diversos temas, sin
embargo hasta hoy no ha sido conquistada, dicha sí, incluso hasta Tomás Moro le hizo un
libro y le llamó utopía. Tercero, en la política hay un sinnúmero de intereses,
que en apariencias parecen buenos, perversos, destructivos y malos. Cuarto,
existe en los partidos, e incluso en los procesos constitucionales, una
democracia guiada, no libre, no completa, guiada. Dirán los más críticos que
eso no es democracia, y no les desmentiré, los secundo.
A qué quiero llegar, que en estos
tiempos, ya sabemos a dónde nos metemos, con quién nos metemos, y a qué corriente
o partido pertenecemos.
Sin embargo hay un grave error que
suelen tener quienes trabajan y caminan sobre un proyecto, que es el creer que
no hay quien se las quite, o el pensar que tienen la verdad absoluta. Máxime
cuando tienen un líder que respeta su opinión, que les da la libertad y les
alienta a seguir, porque ve en ellos el trabajo y la entrega para con el
partido, y también para con él, como es en el caso concreto del Toro.
Pero no previeron, u omitieron el
análisis y la crítica de fondo, y se les olvidó que la política es de tiempo y
circunstancias, que es de estira y encoge, que es de sacrificio, de aguante. Por
lo mismo creo ese importante grupo de ciudadanos que hoy salta las trancas en el
PRD, esos corazones adoloridos que intentan sucumbir a dicho partido rumbo a la
elección del primero de Julio. Deben mostrar menos dolor y más sentido común.
Uno que otro, en confianza con el
Toro Héctor Peralta, le ha de decir, “por qué no los paraste a tiempo”, “por
qué les diste alas”, “por qué los instabas a seguir”… Y vaya usted a saber qué
dirá o como contestará a dichos cuestionamientos. Pero es notorio que Héctor no
es de los que les va a impedir competir, no es de los que les va a decir no lo
intentes, máxime si son de su equipo.
Sin embargo al ganar Gaudiano Rovirosa
la interna, sus allegados creyeron que igual sería en Comalcalco, que tendría
el propio Héctor más facultades para meter las manos por ellos, y no, nunca fue
así. Se les olvidó o no previeron que bajaron a un gigante como De la Vega, y
que para lograrlo debieron consensar, y procurar la armonía, la unidad, el
consenso, y no el agandalle, ni el capricho.
Está clarito, es obvio, nadie por
encima del gobernador, nadie por encima del partido, nadie por encima de las
definiciones internas en los municipios. Yo me pregunto ¿qué culpa tiene el
Toro?
Hay delante un proceso electoral,
en donde todos necesitarán de todos, hay delante un excelente momento para
buscar incluso posiciones. La constancia, la lealtad, la prudencia, el
institucionalizarse, son cualidades que rinden sus frutos. El ejemplo es el
propio Héctor Peralta quien hoy es diputado federal, el otro ejemplo es Neydita
Beatriz García, quien hoy es la única mujer inscrita a la alcaldía de Comalcalco.
Incluso el ejemplo es Alipio Ovando, de quien ya se habla anda coqueteando con
Jaime Hernández.
¿Pero para cuando nosotros? Esa
puerta hoy se les abre, esa posibilidad deberán conquistarla hoy, no después del
Primero de Julio. ¿Es que ya trabajamos? ¿Es que somos los ganadores? ¿Es que
tenemos gente? A veces como dije en un principio hay que ir más allá. A veces
hay que estar preparado para todo, pues las sorpresas siempre existen.
Ojo señoras y señores, el
institucionalizarse no es rendirse, no es claudicar, no es un acto derrotista,
es un acto de lucidez, es tener confianza en el trabajo, es dar a entender
incluso que no se iba por el capricho de ocupar un cargo, o que se buscaba un beneficio
personal.
Otros callados han decidido
sumarse, y luego a los tres años el tiempo les ha vuelto a dar la oportunidad,
creo dar ejemplo de ello, sería abusar de la narrativa, pero son conocidos y
son varios.
¿Qué culpa tiene el Toro? A no
ser que usted amable lector diga lo contrario. Seguiremos informando. Aunque no sé si voy bien o me regreso.