FERNANDO VALENZUELA PERNAS lo que debe hacer es renunciar

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Tabasco tiene tremendos problemas con la inseguridad, no sólo con el gobierno de Arturo Núñez Jiménez, es ya un cáncer que traemos arrastrando desde varios sexenios atrás, y en donde se recrudecieron estos temas fue quizá con el Químico Granier y ni se diga con el actual gobierno perredista, en donde pareciera al crimen organizado y no tan organizado se les abrió la puerta de par en par.

Lo peor es que no han podido con el paquete de preservar la seguridad de los tabasqueños, no han podido y visto es no podrán, aunque venga el ejército, aunque vengan la dichosa gendarmería, aunque venga quién venga. Si no se purgan las instituciones encargadas de la impartición de justicia en el estado, desde la cabeza hasta los pies, esto no podrá avanzar.

Los enemigos, los infractores, las células de los cárteles están adentro del mismo sistema judicial. Por eso actúan con impunidad, por eso no hay quien les ponga un alto, pues ellos mismos se vigilan, se pasan el pitazo, se protegen y se vuelven un poder sobre otro poder.

Lo peor es que el fiscal Valenzuela Pernas sigue creyendo que implementar operativos año, con año, como quien experimenta o trata de resolver un acertijo, es la solución, y no es así, es una irresponsabilidad ir al  azar ante un problema que requiere honestidad, compromiso, y carácter, cosa que el abogado Fernando en este momento no tiene. Pero eso sí, es indudable que es un títere de muchos titiriteros, y que es tal su desfachatez que cada temporada sale de su guarida y zona de confort, a tratar de calmar las críticas con una demagogia perversa y dañina.

Por si fuera poco el gobernador, no sabemos si provocando más salvajismo, o minimizando la realidad, arguye que lo que hoy pasa en Tabasco, en especial esos supuestos narcomensajes pueden ser una maniobra de delincuentes comunes para desviar la atención.

Delincuentes comunes que desde hace mucho están sembrando el terror en las entrañas del estado de Tabasco, delincuentes comunes que no han podido ser capturados, porque no existe una investigación, porque no tienen un protocolo de seguridad, porque carecen de lo elemental para atrapar un criminal, y es sentido común.

¡Vamos señores! Dejemos de proteger la ineptitud que en estos tiempos es proteger la delincuencia, dejemos de seguir teniendo a parásitos en el gobierno estatal que obstaculizan la justicia. Fernando Valenzuela debe ser congruente una vez en estos 4 años como fiscal y renunciar, o en su caso hacer algo, algo digno, que convenza, que sea real, porque de palabras ya estamos hinchados y sin soluciones.

Todavía ayer el fiscal Valenzuela Pernas anunció como quien posee la solución que habrá un replanteamiento en los operativos contra la delincuencia, los cuales serán más intensos.

Es decir que realmente no habrá un replanteamiento, sino que lo que tendremos en el estado es que los señores policías darán rondines más seguidos y con mayor frecuencia. Pero por la orillita, por lo bajito, sin meterse a lo hondo, tal a como lo realizan los federales y la gendarmería, sin meterse en camisa de once varas.

Los asaltos, los robos con violencia, los feminicidios continúan, no disminuye la perversa realidad en Tabasco, a lo cual responden muy comodina y rápidamente nuestros administradores, “y en todo el mundo”, sin embargo aún hay quienes creemos que se puede hacer un verdadero replanteamiento, primero como los alcohólicos, aceptando que en el tema de la inseguridad andamos mal, y segundo haciendo los cambios pertinentes que demandan un puesto directivo tan clave como lo es la fiscalía.

Es increíble que don Arturo haya metido al bote a su compadre Granier, y que se tiente el corazón con Fernando Valenzuela ya no para encarcelarle, sino para mandarlo a otro departamento o área, ese sí es un crimen, un pecado en donde justos pagamos por pecadores.


Pero bueno, veamos qué sigue, qué nos trae por delante este nuevo replanteamiento, que promete mucho y el cual sabemos, no rendirá buenos dividendos. En fin, ahora sí podemos afirmar que por lo menos en Tabasco estamos a poco, a muy poquito de que el edén se convierta ya no en el infierno verde, sino en el infierno del mismito averno. Iche. 

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