Se le “en-chinó” el pellejo a más de uno en el Consejo Político Estatal del PRI
Todo iba bien, los pajaritos
revoloteaban y lanzaban trinos entre la multitud, por momentos, se lograban
escuchar canticos de arcángeles y musas, desde lejos, se percibían las areolas
de aquellos buenos priistas que acudieron al llamado del equis, equis, equis,
uve, palito (XXXVI) del Consejo Político Estatal, hasta que Julio Cesar Méndez
Oliva, alías “el Chino”, derrumbó y a punto estuvo de hacer añicos, la escenografía casi fantasiosa del PRI Tabasco.
El Chino, no se anduvo por las
ramas, fue directo, y pegó la estocada donde debía darla, mandando mensajes,
claros, contundentes, que por momentos hicieron bajar la mirada al
archirecontra-bendecido Miguel Ángel Valdivia de Dios, Presidente del Comité
Directivo Estatal del PRI.
Haga usted de cuenta amable
lector, que en su perorata, Julio Cesar Méndez Oliva, pidió una
descacharrización del partido, y a su vez, hizo un llamado a la cordura, pues
si quieren hacer algo en la elección venidera, como están, van de maravilla,
pero si se quiere ganar, deberán poner en práctica el eslogan del PRI, que
llama a la “democracia y justicia social”.
“De nada va a servir que tengan una candidatura, sino
tenemos las condiciones de enfrentar este desafío del 2018, con un partido
desacreditado, ante una sociedad que exige congruencia en el decir y el hacer,
que está pidiendo que hagamos justicia, a eso que lleva nuestro eslogan, “democracia
y justicia social”, que hagamos esa democracia y que también abanderemos
causas, porque el partido durante muchos años ha dejado atrás su causa, la
última que abanderamos a nivel nacional, fue el no al iva en medicamentos y
medicinas”. Manifestó airadamente Julio César el Chino ante la crema y nata del
priismo.
No obstante, para terminar de trastocar sentimientos y
ganarse aplausos y también una que otra mueca de descontento, fue categórico al
mencionar, que la actual dirigencia que pulula en el PRI, debe darle paso a
gente que tenga pasión, deseo de servir, pero sobre todo humildad para escuchar
a la militancia.
Por su parte el boletín oficial,
dictaminó que el líder del tricolor en el entidad, dijo que el PRI no irá a la
contienda electoral del 2018 en franca improvisación, por el contrario, “nos
estamos enfocando en la planificación y coordinación de nuestro plan, que nos
permiten afirmarles que contaremos en su momento con una estrategia que nos
coordine y discipline, así como una sólida organización que nos permitirá ser
certeros, veloces y eficaces en la acción”.
Abundó: “estamos creando las condiciones para
construir un gran ejército, porque el triunfo solo se consigue con un buen
ejército. Un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después y
eso es lo que estamos haciendo, preparándonos para ganar.
Por eso, estamos próximos a reestructurar el
Comité Directivo Estatal, los Comités Municipales y listos para que en los
próximos meses se renueven 17 Consejos Políticos Municipales y el Consejo
Político Estatal, que hacen un total de 5,700 cuadros, así como la estructura
territorial compuesta por 3,028 Comités Seccionales que representan 18,168
nuevos dirigentes”.
Al clausurar la Sesión del
Consejo Político Estatal, el delegado del CEN del PRI, Jorge Salomón Azar
García informó que ya entregó al CEN el diagnóstico y sus recomendaciones, y
precisó que podría en la semana próxima darse a conocer qué procede en relación
a la dirigencia estatal.
Pero, pienso, luego existo, que
más allá de las falsas poses, es urgente redefinir el camino del PRI, su
militancia lo pide, exige menos simulación y más congruencia. Julio Chino,
quien para muchos es el nuevo dirigente del PRI Comalcalco, dice una verdad incómoda,
no están en el tenor de
ganar, se olvidan de lo primordial, que más allá del capricho de una candidatura, está una elección, en donde lo más importante que es la militancia y el pueblo, han sido olvidados y siguen sin ser tomados en cuenta. Se encharcó el agua en el PRI, no fluye, no hay cause, hacen lodo, se embarran de fango, y corrompen el natural, lógico y sutil relevo generacional, de un partido de apellidos de abolengo, y no de la militancia, ni del pueblo. Aunque no sé si voy bien o me cambio de siglas.