EL ASESINATO DE MOISÉS DAGDUG LUTZOW, PARECIERA IR MÁS ALLÁ DE UN ACTO AISLADO
Es
lamentable lo que sigue ocurriendo en Tabasco, en donde se ha perdido la
batalla en contra de la delincuencia, y por lo mismo, entre esas tinieblas, se
puedan llevar a efecto, actos como el que acaba de ocurrir al amigo, y colega Moisés
Dagdug, ampliamente conocido por todos los que estamos en esta hermosa
profesión.
Un asesinato atroz, cobarde, como los muchos que han ocurrido en el estado, pero
este lleva consigo, un aparente mensaje, un golpe mucho más allá de lo que a simple
vista se quiere hacer ver. Podemos aseverar sin temor alguno, sin menoscabo, que
el asesinato del amigo Moisés, viene
siendo más político, que meramente circunstancial o debido al azar de la ola de
violencia que vivimos. Insisto tiene tintes políticos, y quizá pueda estar
manchado de las manos algún administrador del actual estado. En donde cabe
decirlo, todos son culpables, hasta que se demuestre lo contrario.
Por lo
mismo. En el asesinato, del amigo y colega Moisés Dagdug, debe existir una
investigación a fondo, y dicha investigación debería empezarse y enfocarse hacia el actual gobierno del estado.
Esa debería ser la lógica, sin embargo, en Tabasco, desde la llegada de Arturo
Núñez y sus pillos, no ha existido más que actos contradictorios, pusilánimes y
cobardes.
No se
necesita mucha erudición para anticipar que el asesinato de Moises Dagdug,
quedará impune, y que será una historia en la que estará implícito el gobernador,
su esposa, Ojeda, Dolores, y demás personajes de la pandilla que nos gobierna.
Tabasco
se vino abajo, la ingobernabilidad es patente, los colegas oficialistas lo
saben, el pueblo, la gente asesinada, el mismo delincuente que se siente a
gusto en el edén, el mismo gobierno lo sabe, y creen que minimizando las cosas,
soslayando su responsabilidad, se dará solución al problema.
Arturo
Núñez, debe hacer algo, sin lugar a dudas. Lo primero, es mandar al carajo a
esos supuestos tabasqueños que tiene en su administración, que son viejos lobos
de mar, que son viejos caciques políticos, que son la escoria que junto con él
han desmadrado un estado que han saqueado una y mil veces.
Lo peor
es que generaciones van y vienen, y cada cada vez es peor, y acaba uno más jodidos, mientras ellos
y sus descendientes siguen vivitos y coleando, podemos señalarlos por apellidos, pero basta verlos en su vitrina electorera, en el PRD, en el PRI y
en Morena. Esos, los malparidos del sistema, no pierden, nunca han de hacerlo,
los únicos que sucumbimos somos los que seguimos viendo que día a día se hace
mucho más difícil vivir en esta tierra que tanto se ama, y se intenta defender.
Arturo
Núñez y su gente, van a acabar peor que Granier, es el comentario que como
rumor se esparce por los caminos, en la calle, en las reuniones, en el
subsistema gubernamental. Nada daría más gusto hoy a la gente, que ver a Arturo
encarcelado, pagando lo que ha hecho al estado, pero indudablemente el
gobernador le apuesta cobardemente a sus años, a sus ochenta y pico, y a este
último suspiro de poder que le otorgó la vida.
Según la
versión oficial. Las primeras investigaciones, que supuestamente realizan, el móvil apunta al robo.
Y lo deducen
porque los malhechores, saltaron la barda de la casa y tras asesinar al
empresario, huyeron a bordo del vehículo del hoy occiso. Después el procurador
del estado, Valenzuela Pernas llegó al lugar, quién sabe para qué diablos, si
él es, solo un espectador más, que junto con otros tabasqueños en el poder, les
faltan pantalones para renunciar a su cargo y vivir dignamente, del sudor de su
frente.
Por mi
parte, he de decir, que gratos y esporádicos recuerdos guardo, del ingeniero
Moisés, amigo de mi padre, y mío. Que descanse en paz, y que Dios lo bendiga y
nos bendiga también a los que seguimos viviendo en el infierno verde. Mientras Arturo Núñez imaginamos desde hoy empezará a dormir mucho más a gusto. Aunque no se si voy bien o me regreso.