DICEN QUE SOY MALA HIERBA, ¿dicen que soy buena hierba?
Por Juan Virgilio Gamas Rueda
Si la mota hablara, diría como el alcohol: Soy el Rey del Mundo, me reciben todos en sus labios.
Curiosamente ahora que se legalizó la siembra y el uso de la marihuana con fines recreativos en nuestro país, el presidente ha dicho en entrevistas que no quiere decir que se autorizó su comercialización y trasiego de dicha droga.
Leyendo el periódico reforma me encontré con algunos datos importantes sobre esta hierba que ha sido el ojo del huracán tanto y tanto tiempo. Para sembrar marihuana también se puede hacer por medio de semillas, las cuales pueden ser muy, pero muy económicas. Una sola maceta genera cientos de semillas. Además necesita luz como el cacao, ya sea por iluminación natural, que también es gratis, o proporcionada por focos artificiales, cuando la siembra se hace en invernaderos. Requiere asimismo poca agua.
Quien no se marea, quien no se seduce con las grandes cantidades de dinero que deja la plante del diablo, por tantas muertes que ha dejado a lo largo de la historia. Que general no es incorruptible ante las jugosas ganancias que deja esta mala y buena hierba. Para algunos mala y para otra buena.
Una cosecha de marihuana puede tener entre 4 y 11 plantas por metro cuadrado. Cada planta, si se cultiva con la más alta calidad posible, puede dar una cosecha de hasta 498 gramos. Esto arroja que en un metro cuadrado se puede tener una cosecha de entre 2.4 y 6 kilogramos.
¿Cuánto vale cosechar un kilogramo de marihuana? Escucho distintas opiniones de gente que me dice que sabe. De las opiniones infiero que la cosecha de un kilogramo puede costar entre 49 y 210 pesos, dependiendo de las circunstancias.
En el país del Norte Estados Unidos el costo regular de la marihuana al público oscila entre 205 dólares por onza en Oregón y 390 dólares en Dakota del Norte (Forbes, "The Price of Weed in Each State", 12.5.15). Una onza tiene 28 gramos. Esto quiere decir que un kilogramo de marihuana alcanza en las calles estadounidenses un precio máximo al consumidor de 14,105 dólares, que a un tipo de cambio de 16.80 se traduce en 236,964 pesos.
Que una inversión de 51 pesos en una humilde hierba que crece como el mal monte, en una venta de casi 250 mil pesos por kilo, o de hasta un millón de pesos por metro cuadrado, explica por qué, a pesar de la prohibición, la producción no ha caído. También ratifica por qué el tráfico de la marihuana y otras drogas ha generado una guerra de terrible violencia.
La posibilidad de legalizar la marihuana afecta fundamentalmente a quienes se benefician de este enorme margen de ganancia. Los más interesados en evitar la legalización son, por lo tanto, los narcotraficantes. La medida generaría un desplome del precio y acabaría con el enorme incentivo que hoy tiene la producción. La posible legalización también pone a temblar a decenas de miles de funcionarios y policías que obtienen sueldos e ingresos por corrupción de la guerra contra las drogas. Narcotraficantes, policías y funcionarios son socios en el negocio.
Las cárceles de México, en contraste, están llenas de miles de personas que nunca han hecho daño a nadie pero que han sido privadas de la libertad por posesión o consumo de drogas. Esto tiene un costo económico enorme para la sociedad, pero es una tragedia personal y familiar para los encarcelados.
La legalización de la marihuana en varios estados de la Unión Americana ha empezado ya a tener consecuencias positivas. Este 4 de noviembre la Drug Enforcement Administration (DEA) dio a conocer que los decomisos de marihuana en Estados Unidos provenientes de México descendieron 23.6 por ciento entre 2013 y 2014. Esta tendencia parece consecuencia de una disminución en el flujo de contrabando. La fuerte e inesperada caída corresponde al periodo en que distintos estados han empezado a legalizar el consumo de la marihuana y sugiere que la legalización sí es un camino adecuado para disminuir el tráfico y seguramente la violencia de la guerra.
Parece increíble que una simple hierba, una mala hierva que puede crecer en las condiciones más adversas, haya alcanzado un precio tan alto y provocado una guerra tan violenta. Nada más en el gobierno de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa que fue el Presidente que más lucho contra los carteles arrojo una cifra de 121,000.00 muertes por violencia, relacionadas con el narcotráfico. La culpa, sin embargo, no es de la hierba, sino de las malditas leyes.