PUSO EL GRITO EN EL CIELO EL CHELO CANO ESTE 15 DE SEPTIEMBRE (BREVE CRÓNICA)


Desde que la escolta le entregó la bandera, el Chelo Cano presidente municipal del municipio de la Atenas de la Chontalpa, ya sabía a lo que iba, no dudó ni un momento, y caminó  como quien nada teme, como quien sabe lo que le espera, caminó por el corredor que da al balcón de palacio municipal, y llegó por fin a su destino, eso sí, al tratar de llegar, la bandera se quiso atorar en la decoración del lugar, pero no pasó a mayores, nada con que el Chelo no pudiera lidiar. Llegó al micrófono presidencial, que manejaba un tono verde y como rúbrica el escudo del águila devorando una serpiente y esperó su turno al bate, como decimos los beisbolistas obradoristas.




El presidente se veía impecable, incluso sus rizos estaban domados y en su lugar, ni el agua, ni las oleadas del aire húmedo-tropical le movían uno solo de sus cabellos ensortijados, y mientras el maestro de ceremonias buscaba inspiración y daba la orden de firmes a los invitados, el presidente Abraham Cano González, enjundioso, como el boxeador que ya quiere empezar el raund, o round, o como se escriba, sacudía enérgicamente de seis jalones la cuerda del campanario de palacio.


Su rostro lo decía todo, estaba vibrante, en su mejor momento, y no lo sé de cierto, pero se notaba, era notorio, que sabía que ese instante sería una hoja más en su historia como autoridad, en su historia como ciudadano cunduacanense, en su vida como alcalde del municipio.


Mientras el licenciado Jesús Del Carmen López Ricárdez,  secretario del ayuntamiento del municipio, daba lectura al acta de independencia, entre retintineos de agua de lluvia, y entre paraguas, e inquietantes miradas, se fue transcurriendo el tiempo, hasta que por fin dio las gracias, y como niño aplicado dio un paso atrás, y se hizo el silencio, quizá de unos 4 o 5 segundos, y volvió la voz del maestro de ceremonias con el protocolo esperado al momento culme. A continuación dijo, daremos inicio al tradicional grito de independencia, en este momento, el Chelo Cano cambió de semblante, dispuesto para lo que venía, e incluso hasta parecía daba otro paso al frente, como agarrando impulso.



De pronto, al darle el pie el maestro de ceremonia, es decir al cederle los micrófonos, el Chelo Cano, presidente de Cunduacán, movió su cuerpo de lado a lado, como cuando el finadito José José iba a interpretar uno de sus éxitos, esto lo llegó a comentar más de uno de los presentes que se dieron cita en tan importante evento, fue entonces que sin demora, el "preciso" de Cunduacán se arrancó a lo que iba: “mexicanas y mexicanos”, dijo, y los aplausos y chiflidos se hicieron patentes;  presuroso el presidente, sin tomar bocanada alguna de aire, prosiguió enjundioso “vivan los héroes que nos dieron patria y libertad”, a lo cual los cunduacanenses que se dieron cita ese día, no lo dejaron solo, como nunca lo han dejado y gritaron sin demora “¡viva!”, el Chelo Cano entonces, tomó aire, sonrío levemente, (aunque unas féminas que lo vieron más de cerca señalaron que esa sonrisita de soltero cotizado, fue acompañado de cierto enrojecimiento de sus mejillitas chelas) y volvió a arremeter, sin perder dilación. “¡Viva Hidalgo!” Esbozó como sacando la presión y el estrés que de cierta manera generan estos momentos de independencia, de héroes, de colores, de festividades, de amor a los lábaros patrios, y de nuevo, la gente, en su mayoría féminas, lanzaron al unisono un “¡viva!”. “¡Viva Morelos!” Rugió el Chelo Cano, “¡viva!” le contestó la ciudadanía inmediatamente. “¡Viva Josefa Ortíz de Domínguez!”, volvió con fiereza el Chelo, mientras la vena del cuello se le hinchaba como queriéndole explotar, “¡viva!” dijeron de manera independiente los cunduacanenses, viendo a su presidente exaltado, enjundioso y gallardo, como si fuera uno de los libertadores de la nación. “¡Viva Allende!” soltó a todo gañote el batallador Cano, mientras volteaba a ver a su pueblo, y pegaba como un brinquito, como queriendo ya en este momento hasta levitar, “¡viva!” se levantó la gente, con los paraguas en todo lo alto, como esos fúsiles a punto de ir a la batalla, en este caso una batalla a sombrillazos. “¡Viva Aldama!” parecía explotar la garganta del presidente municipal y la cara del Chelo Cano se inflamaba por el esfuerzo del timbre de voz, “¡viva!” se defendía el pueblo cunduacanense ante un presidente municipal que ya escalaba en su registro de voz, por su audacia de tensar las cuerdas bucales a tales nomenclaturas. Aquí en este momento, el Chelo Cano como que se tomó un momentito de relajamiento, unos cuantos minutos, quizá 2 y con voz más tersa, gritó: “¡viva Galeana!”, “¡viva! Respondió el respetable. Y volvió a arremeter con la fuerza y el tesón que da la juventud, “¡viva Guerrero y Matamoros!” se desgañitó en un momento, y su rostro Chelo parecía morado, quizá por las luces, quizá por la noche, ya parecía otro, ya no se veía como aquel que conocimos, sino como un general de batallón, eso sí, la ciudadanía lanzó el “¡viva!” más fuerte que se haya escuchado en el parque de este municipio. De pronto, con la mínima exhalación de oxígeno, el Chelo se aventuró a gritar, “¡viva la independencia nacional!” y nadie se quedó con las ganas y le reviraron de nuevo “¡viva!”. “¡Viva Cunduacán!”, lanzó a quemarropa el presidente, y la banda a todo pulmón, “¡viva!”. “¡Viva Tabasco!”, y como que el presidente canteó la cabecita enrizada como agarrando esquina, y “¡Viva!” la gente le secundó. “¡Viva México!” vociferó con lo que aparentemente era el último esfuerzo y aire que tenía, y “¡viva!” gritamos hasta los que no fuimos invitados. “¡Viva México!” se atercó el presidente, “¡viva!” le respondía hasta el cielo, que en esos momentos goteaba por doquier. “¡Viva Mé-Xi-Co!” Así como usted lo oye, o más bien lo lee, en cada vocal le metía más aire y más énfasis, tanto que llegamos incluso a pensar, si lanza otro viva se viene pa bajo en vuelto en la bandera como esos niños héroes de Chapultepec, pero luego de que le fuera contestado el “viva” por los presentes, el presidente hizo mutis, y agarró con la fuerza que le quedaba, quien sabe de donde, sin demora alguna, con total estoicismo, y le sorrajó cinco jalones al badajo de la campana de palacio municipal, con tanta enjundia que parecía quería descolgarla. Mientras el secretario del ayuntamiento se apresuraba a quitarle el atril que ya a estas horas del partido estaba de más. La gente que llegó al parque, en este momento era un mar de emociones, chiflaban, aplaudían, gritaban, mientras el Chelito Cano, el hombre que logró lo impensable y que escribía una página más en la historia del municipio, blandía la bandera de un lado a otro, entre chorros de luces de colores, entre la algarabía de la ciudadanía, y ante un pueblo de valientes, que en su momento ha mandado por un tubo a quienes no han estado al nivel que exigen los tiempos.


Acto seguido, se entonó el himno nacional, y el Chelo Cano presidente municipal de Cunduacán volvió con su bandera, con la bandera de todos los mexicanos, a desandar el camino, con la calma de quien ha hecho bien su labor, con la seguridad de quién ha cumplido a cabalidad con la tarea. Entregó a la escolta la bandera, se despidió de la bandera, con los honores correspondientes, y ante las miradas enmarcadas de los expresidentes que se han quedado congelados en la sala de cabildos, como los artistas Abraham Cano regresó ante su público, ante su gente, al balcón de palacio municipal, y a su manera les dio las gracias, les saludó, tiró besos por todos lados, e incluso mandó abrazos a la distancia y se ganó a su pueblo. 


Y aclaro, no quiero meter malas ideas, pero hay que agregar que fue el municipio de Cunduacán en el cual hubo más presencia y participación de la ciudadanía, a pesar de las inclemencias del tiempo, y que esto le dio un toque especial a este primer Grito que como alcalde da, de manera patriótica el presidente, aunque quizá ya haya dado otros en otras dimensiones y ciscunstancias, pero lo cierto es que la gente se fue con un gran sabor de boca, tanto que ya hubo quienes señalaron sin pudor alguno, que sí así grita el Chelo Cano como alcalde, que demás enjundioso se vería de diputado federal o de senador, pero de eso hablaremos en otro momento, por lo pronto… ¡VIVA MÉXICO!


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