ESTE PRIMERO DE JULIO EL PUEBLO TENDRÁ EL GOBERNADOR QUE MERECE
Hemos escuchado por parte de los
candidatos de los diferentes partidos una y otra vez la palabra cambio, la
palabra progreso, la palabra seguridad, trabajo y demás utopías que nos vienen
vendiendo desde hace décadas los políticos en Tabasco.
Creo el pueblo, o a lo mejor sólo
sea yo, pero creo estamos hartos no sólo de la política, de los malos
gobiernos, de los mismos aspirantes y partidos políticos de siempre, sino también
de las campañas electorales, son una mentada de suerte, para quienes buscan
empleo, para quienes no tienen dinero, para quienes padecen los estragos de
gobiernos y gobiernos pusilánimes y rateros.
El tiempo, nuestro tiempo se
tambalea entre el coraje, la ruina, y la desesperación, mientras los benévolos candidatos
de los diferentes partidos políticos, navegan en las entreñas del estado,
saludando a quien se le pare enfrente, asoleándose como nunca, y prometiendo lo
que visto está con el pasar de las generaciones no han podido cumplir.
Por si fuera poco, ya no sabemos
si como bendición, o como maldición tenemos al fenómeno Obrador atorado en el
pescuezo, ese "espejejismo", que se ha convertido en la madriguera de los mismos
políticos mafias, y pillos de pasadas y presentes generaciones.
No quiero parecer pesimista, amable
lector y lectora, pero hasta el menos ducho en cuestiones políticas, podría ver,
identificar, y hasta presentir, que este estado tabasqueño, quede quien quede,
seguirá a la deriva, seguirá jodido, seguirá siendo el botín de esos piratas de
la política, y de esos redentores chafas, de arcilla, polvo y lodo.
Pero debemos votar, por el que
menos daño pueda causar, debemos elegir al verdugo que menos canijo se vea. Vaya reto, vaya grosería, vaya estupidez. Por lo pronto los días
transcurren, monótonos, con esos interminables perifoneos, con ese ir y venir
de panfletos, con esos espectaculares, o publicidad millonaria que decoran la
pobreza en Tabasco.
Con esos diantres que caminan por
las calles destrozadas, por esos diablillos que dicen amar a los tabasqueños, y
ni en las tienditas son capaces de comprar, con esos vendedores de ilusiones y
chatarrería que nos ven como la materia prima para enriquecerse junto con sus
familiares y amigos.
Lo cierto ante tanto alucine, es que se nos vienen encima
otros seis años, otros seis años en donde esperamos en Dios no caer enfermos en
los hospitales de Tabasco, otros seis años que esperamos en Dios no nos asalten
o no nos mate una bala perdida, otros seis años en los que esperamos cumplir
nuestros sueños de un mundo mejor, o quizá simplemente de una vida un tanto más
digna.
De sexenio en sexenio, de trienio en trienio la vida se nos
escapa, y es hora de ver que no son ellos los que nos sacarán de jodidos,
seremos nosotros mismos quienes haremos ese acto de justicia, y de congruencia.
Pero antes para lograrlo debemos dejar de divinirnos o debemos dejar de que nos
divida la política, los colores, las religiones, las ideas.
Que cierto es aquello, que los pueblos tienen los gobiernos
que merecen, entonces empecemos a merecer algo mejor, pues como
vamos, el día de maña que no nos asombre, si nos viene a gobernar un
puerquito, un caballito, una vaquita, un borreguito, o en su caso un burrito. Pues
la verdad, somos el correctivo y a su vez la tierra fértil para que estos
millonarios de la política sigan cual parásitos viviendo a todas sus anchas. Seguiremos
informando. Aunque no se si voy bien o me regreso.