CRÓNICA DEL REGISTRO DE GTZ... ¿ROMPERÁ GINA EL MALEFICIO?


No tengo la sombra cómoda de un Caudillo que me cobije, ni el gracioso candor vacío que otorga la juventud. Pero sí tengo La experiencia, firmeza, carácter, conocimiento, honestidad probada y sobre todo amor total por mi tierra y mi gente... Gina Trujillo.


Llegó Gina al IEPCT, envuelta en esa imagen que ha adquirido con los años, con esa personalidad fuerte que le ha dejado su paso en la política. Adentro del Instituto Electoral, su sequito de pluris le esperan, y mientras esperan hablan, se vacilan, ríen a carcajadas, como si se hubiesen sacado la lotería. Optimistas con el mañana, amorosos, ocurrentes, dicharacheros.


Pronto el acto protocolario, las fotos, el aplauso que Gina agradece con una sonrisa de oreja a oreja, y pierde su mirada ante el bullicio del lugar, ¿qué recordará?, ¿qué pasará por su cabeza?, ¡vaya usted a saber! Pero son los flashes de las cámaras que la vuelven en sí.


Sube los codos a la mesa, empuña su mano derecha y con su mano izquierda la cubre, la acaricia, le somete, y de pronto, el puño asemeja el poder, y le trata con más dulzura, como que le añora, quizá le apasiona, quizá le desea, luego, con cierta picardía posa su barbilla encima de sus manos habladoras y sonríe, coqueta ella, entregada al momento, predispuesta a lo que venga, mientras ante el tumulto de ojos y cuchicheos, vuelve a perder la mirada en la distancia.


Esa es la otra Gina Trujillo, la que se esconde detrás de un montón de palabras, la que suspira quedito, la que se pierde en vaya usted a saber qué pensamiento, la que sonríe de manera picara sin enseñar tanto los dientes. Resuelta a seguir su destino, recibe abrazos y felicitaciones de sus chambelanes que se ven ansiosos por ir al baile del primero de Julio.


Gustavo de la Torre no se le despega, le acompaña, pero está distraído, cómo que algo sabe, cómo que la siente cerca, algo le incomoda, quizá sea todo lo que se ha dicho a sus espaldas, a lo mejor porque su salida será desangelada, no como hubiese querido, pero en fin, el show debe continuar, y al salir del IEPCT sube con dificultad la tarima, mientras su peluquín brilla y se observa con un color caqui, pocas veces visto.


Pero quién se da cuenta de esos diminutos detalles. Las miradas la tiene encima Gina y la gente le  vitorea, incluso, los pocos priistas que quedan leales a la patria, igual se le entregan. Ni que decir de los orejas que llegaron a hacer bulto, están con los ojos pelados, y cuentan, y cuentan el número de cristianos que se dieron cita en este evento. Mientras los periolistos que horas antes peleaban con los gandallas que trae por lógistica Gina Trujillo, ya que no los dejaban entrar a cubrir el registro, se encaramaban en donde podían para hacer la mejor toma.


Y ahí ante poco más de trescientas personas, Gina lanzó su rugido, y amenazó, como blasfemando al destino, a hacer añicos la  profecía derrotista que trae. Y espetó a los escépticos, a los fanáticos, a los profetas de la política y de las encuestas: “La profecía de la derrota es a partir de hoy la profecía del triunfo. Vamos a ganar compañeros, la nueva historia de la grandeza tabasqueña está por escribirse.”


El sol estaba bravo, derretía por momentos hasta la buena fe de los creyentes del priismo, no había donde sombrear, solo una pequeña carpa de un negocio en ruinas, era el refugio perfecto para un puñado de personas que jadeaban abochornados y sin tregua. Mientras Gina Trujillo seguía mandando mensajes, tras mensajes.


“Acabo de registrar mi candidatura al Gobierno de Tabasco ante la autoridad electoral.” Dijo Orgullosa ante los presentes, y prosiguió señalando la hazaña que realizó con destreza: “Soy la primera mujer que lo hace en la historia del PRI. Como lo dije en el auditorio Luis Donaldo Colosio el día que me registré como precandidata, inscribirme para ser la próxima Gobernadora de Tabasco, me llena de satisfacción, porque no hay mayor orgullo, en este momento, que ser la abanderada de mi partido para el más alto puesto de nuestro estado, y no hay mayor satisfacción que seguir los pasos de mi padre en el gobierno estatal.”


Aquí en este primer párrafo hubo un diminuto debate, entre uno que otro periolisto, con simpatizantes y paleros, quienes aseguraban que al término de dicho pensamiento, la candidata al gobierno del estado de Tabasco, se le vio resbalar por su mejilla una o dos lágrimas que continuaron esparciéndose y humedeciendo su cuello.


Mientras que otros decían que no, aquello no eran lágrimas, sino gotas de sudor, aunque no faltó quien asegurara que Gina ni llora, ni transpira, pues es de sangre fría. Jiar, jiar, jiar.


Pero entre los rumores Gina Prosiguió y manifestó de manera elocuente: “Soy, compañeros, en este proceso electoral, la primera candidata en registrarse, como también seré la primera en votos, la primera gobernadora de Tabasco.” “Durante la precampaña recorrí el estado y estreché la mano trabajadora y dedicada de las mujeres y hombres de nuestra tierra. He escuchado, he palpado las enormes necesidades que tiene nuestra gente.” “He constatado, aunque quiera decirse o se presuma otra cosa, que la corrupción, la inseguridad, la falta de inversión, la ceguera y el arreglo fácil, han sumido al estado en uno de sus peores momentos. A Tabasco, le urge un cambio ordenado y trascendente.”


Fue casi a las once de la mañana. Antes de terminar su discurso que Gina Trujillo pidió a los presentes a llevar el mensaje de que el PRI ganaría el 2018 y dijo de manera elocuente: “Desde aquí les digo, vamos a ganar. Y yo seré la primera gobernadora de Tabasco. Es tiempo de las mujeres como lo es ya en muchos lugares del mundo. Es tiempo de mujeres comprometidas, firmes, valientes y honestas que acompañemos el esfuerzo que los hombres han encabezado siempre.” ”Los que conocen mi trabajo y trayectoria, los que me conocen, saben que tengo lo que hace falta para ganar y para gobernar. Para hacer de nuestro estado lo que alguna vez fue y que debe ser de nuevo: nuestro mayor orgullo.” “Los convoco a llevar este mensaje a cada rincón del estado. Los convoco a vencer los obstáculos que significan no estar en el gobierno, ni tener un caudillo que nos cobije. Los convoco a derrotar a la profecía de la derrota, no permitamos que nos roben la esperanza. Vamos a ganar y las encuestas ya reflejan nuestro avance.”


Después lanzó su profecía, y pronto por el micrófono pidieron hacer una valla para que pudiera pasar la candidata, la cual estuvo de más, pero bueno, cada quien vive y ve lo que le conviene. Al final Georgina Trujillo se subió en su suburban blanca y se fue entre felicitaciones, selfies, y abrazos.


Pero más allá de los aplausos, más allá de las lisonjas, del triunfalismo, de la estupidez de su gente de logística, del bochornoso sol, y de las trescientas personas que le acompañamos en su registro, debe reconocerse que para Gina Trujillo no ha sido fácil llegar donde está hoy.


Le ha costado, y es notorio, y aunque es de los candidatos, quizá la mujer ideal, o la candidata más preparada, llega con un partido desquebrajado, aún polarizado, aún adolorido porque no se supieron hacer bien las cosas.


Gina Trujillo debería ser la candidata de quienes están hartos de los malos gobiernos, de quienes buscan un candidato o candidata en quien confiar, sin embargo hasta el día de hoy, no lo es. Aunque reúne los requisitos, no conecta con la ciudadanía en el estado, y mucho tiene que ver que a su alrededor, sigue teniendo, en su mayoría, a aquellos “estadistas” por los que un día perdió el PRI en Tabasco.


Por lo que, pienso luego existo, para ir en contra de la profecía, deberá convencer no a las encuestadoras, no solo a los pocos priistas que quedan en el PRI, sino también a un pueblo tabasqueño que busca un candidato o candidata que vaya acorde a los tiempos, que por lo menos tenga la facultad de hablar más que con palabras con hechos.


Pero esto no quiere decir que Gina va al despeñadero, nada de eso, aún puede remar contra corriente, aún tiene tiempo, siempre y cuando reconozca y escuche al pueblo tabasqueño, y no a la supuesta clase política y a esos videntes que se las saben de todas, todas, y que le bañan de flores y de discursos. Seguiremos informando. Aunque no sé si voy bien o me regreso.

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