Solamente con la Unidad se Pueden Recuperar los Espacios Perdidos: Jaime Hernández



Ayer llegó Gina Trujillo, y ante el comparativo de quién está más fortalecido rumbo a la alcaldía del 2018, el ingeniero Jaime Hernández rompe el molde y manifiesta que lo que ayer ocurrió en Comalcalco es saludable, pues es notorio que aquellos que pensaban que el PRI estaba hundido, o muerto, hoy se dan cuenta que no es así, que está vivo, está fortalecido, y que camina con rumbo hacia el año electoral.

“Hoy lo que debe imperar es la unidad, hoy lo que debe consolidarse en el PRI es la inclusión, y de esa manera recuperaremos los espacios perdidos, y quiero decirte que yo siempre he sido parte de ese pensamiento, de ese proceder, y de esa actitud”, mencionó Jaime Hernández en breve entrevista telefónica.

A su vez dejó entendido que el PRI y el priisto están vivos, y que lo de ayer, fue un mensaje contundente de que se quiere rescatar Comalcalco, y al estado. “Gina Trujillo es una excelente líder, que hace coincidir las diferencias y a los diferentes grupos en el PRI, creo esa es una buena señal, ese es un buen mensaje, que en la Perla de la Chontalpa estamos definidos y que vamos por todo en el 2018”.

“Al interior del PRI no hay vencedores, ni vencidos, somos una sola fuerza, y ayer hubo una clara muestra de lo que digo”, culminó Jaime Hernández Córdova.

Así pues Jaime Hernández, sin entrar en polémicas, sin buscar la confrontación, deja esclarecido que los tiempos son definitorios, que su prioridad en estos días es la unidad, y que basados en ese principio, lo demás se dará por añadidura.

Pienso, luego existo, Hernández Córdova, empieza a moldear su discurso, su acción política; como que ya le cayó el 20, como que sabe algo, que quizá nosotros no. Se le ve seguro, se le ve confiado, y cual hombre redimido, ve un panorama bonancible, más allá de las poses políticas del día de ayer, más allá de los golpes bajos. Es decir, Jaime ya anda en el 2018, por eso, sigue caminando, busca el consenso, e incluso se detiene a hablar con las plantas, con los pajaritos, mientras, entre salto y salto entona el himno de la amistad.


No lo observo, como un lobo disfrazado de oveja, sino como un viejo lobo de mar, que con la briza que llega a su navío, de tantas veces que ha andado el camino, lo conoce, y sabe que la tormenta que se asoma a la lontananza se deberá sortear con unidad, inclusión, civilidad y mucho oficio político. Aunque no sé si voy bien o me regreso.

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