CAVILACIONES EN VOZ ALTA SOBRE LAS CAMPAÑAS

Lic. Román Jiménez

Ahora en tiempo de campaña, en estos tiempos de proselitismo, podemos observar que aquellas divinidades, seres que parecían superiores, bajan de esos Montes Olimpos a sudar un poco el perfume, a mezclarse con la gente, a bailar, a platicar, a cargar un niño o niña en brazos, a darle la mano al adulto mayor, a tomarse selfies, a abrazar a quien se deje, a darse baños de pueblo, a broncear su piel acostumbrada al clima y al buen trato que da vivir en un puesto de elección.

 Y los terrenales, los de acá abajo, los miramos consternados, sin saber si darles la mano al saludar o huir, huir y correr como quien vio el diablo, temerosos de que nos vayan a quitar el poco dinero que nos queda para la semana, esas eternas semanas en donde tratamos de sobrevivir a como Dios nos dé a entender, y en donde sólo la fe, la promesa del ser divino nos acompaña.

A veces de tanto ser esquivos nos encontramos la comitiva de un candidato, junto con la batucada e infinidad de gente jodida que les acompaña, rápidamente nos dan unos suvenires, una gorra, una pulserita, unos panfletos, y un adiós, y efectivamente es un adiós, no un hasta luego, sino un adiós, pues nunca más los volveremos a ver.
Otras tantas a veces nos quedamos a ver embelesados la actitud del candidato, su ir y venir, su pañuelo bañado en sudor, sus gestos agónicos, sus ojos saltones y esquivos, y su paso veloz, su esporádico sufrimiento y también el cómo esos seres, se relacionan con el mundo de circunstancias que a su paso van sorteando.

Ya que caminan y sin vacilar pasan por donde hay un patrimonio del pueblo tabasqueño es decir un enorme hueco en medio de la calle, y vuelven a prometer que por eso quieren llegar para subsanar errores, para tapar esos hoyancos, para traer más beneficios.

Después la foto con la persona más humilde de la colonia, de la villa, de la ranchería, del poblado, la foto con quienes no tienen nada, en una casa a punto de caerse, ahí están ellos los candidatos, como si estuvieran turisteando por tierras desconocidas, y sufridas de otro mundo. Y el ritual es el mismo, afuera de una humilde vivienda la calcomanía del partido, como demostrando que ese territorio es verde, rojo, amarillo, azul, etcétera. Cuando nuestra necesidad es multicolores, y nuestra esperanza es gris.

Y de nueva cuenta la promesa en medio de la desolación e insolación de estos meses de bochorno intenso, mientras de nueva cuenta vuelven a tomar la foto y siguen agarrando la imagen a conveniencia propia, el campesino, la persona humilde no dice nada, porque hasta eso somos educados, somos bondadosos, respetuosos, generosos y al desconocido aunque no tengamos nada, un pozol le invitamos.
En fin como que en estas fechas, los ciudadanos somos esa materia prima que los políticos saben que existen, somos su razón de ser, somos lo que ellos necesitan para seguir adentro o afuera del poder, somos su verdad que tanto disfrazan con cifras y discursos.

Su búsqueda de poder, de enriquecimiento los ha llevado a nosotros al pueblo, a quienes trabajan en verdad, a quienes viven en carne propia sus errores e igual no podemos negarlo sus aciertos, por lo mismo creo es necesario por parte de ellos, de los candidatos un mayor compromiso, un mayor esfuerzo y deseo de llegar, pero esa exigencia irá en base a nuestro comportamiento en las urnas, en nuestro sufragio.

Pues hoy nuevamente hemos visto y volvemos a entender que en este mundo, en este momento no hay quien dé un paso sin guarache, o no existe quien se quite la camisa por dársela a otro, y que quienes hoy nos visitan siguen siendo los más pobres, los que menos tienen, porque desean más, y nada les llena.

En cambio nosotros los terrenales, con dos comidas al día quizá solo ambicionemos comer una más, o a lo mejor solo seguir teniendo salud para no claudicar, o solo ambicionemos más tiempo para estar con los seres que amamos, y claro igual necesitamos dinero pero regularmente sabemos conseguirlo como debe ser con el sudor de nuestras frentes.


Pero bueno, sigamos viendo lo que hace  el político por seguir teniendo los placeres del poder, por el dinero, por conservar su estatus quo, y por avasallar en esta contienda electoral en donde esperemos por fin ganar en lugar de sentirnos perdidos. Aunque no sé si voy bien o me regreso.

Entradas populares