NOS VOLVIMOS A QUEDAR TIRADOS… YA NOS EMPEZÓ A GUSTAR
Lic. Román Jiménez
Existen
colegas, amigos, parientes y vecinos, que posiblemente el día de hoy no
comprendan la labor que realizamos en nuestro trajinar en el periodismo.
Pero
igual es comprensible sus dudas, o que nos tilden a locos, o mentecatos, quizá
dementes, pues rara vez quienes nos
dedicamos a esta profesión bautizada por García Márquez como la mejor del
mundo, hacemos una pausa y damos muestra de lo que nos aqueja y lo que vivimos
en la pesquisa de la información.
Son
escasos los periodistas, que se detienen a informar sobre ellos mismos, pues
suelen ser grandes mártires, sencillos, callados, abstractos. Prefieren pasar
desapercibidos, como fantasmas que retratan los momentos más ínfimos de la
sociedad, a como suele ser el verdadero reportero, el verdadero obrero de la
información.
Esta
actitud natural, es benéfica por momentos, pero no ha ayudado mucho, pues suele
suceder que adentrarse a la intimidad del trabajo es adentrarse a la intimidad
misma del ser, del informador, pues es una labor entregada a la vida, ligada a
la vida y se procura dar solo una cara de la batalla.
Pero
a veces hay que hablar, se debe escribir, para que nuestros colegas o quienes
quieran sumergirse a esta pasión llamada periodismo, podamos tener una
retroalimentación sobre nosotros mismos y nuestra eficiencia y nuestra
deficiencia a la hora de realizar nuestra labor.
No
faltará quien esté en desacuerdo, pues no se puede mostrar nuestra debilidad,
insisto dirán algunos, sin embargo nuestra fortaleza se encuentra en esos
momentos, en esos instantes en donde encaramos cada una de las experiencias de
la vida.
No
quiero caer en la estupidez en que algunos iniciados, o aficionados del
periodismo caen con frecuencia, creyendo ser los únicos y los mejores, eso es
un absurdo, una novatez, es de
ignorantes y charlatanes que arrastra cual lastre esta profesión, que más bien
arte. Pues aquí nadie deja de aprender,
de caer, de experimentar el acierto y el desacierto, por lo mismo es bien
conocido que quien busca aplausos, reconocimientos, fama y gloria es quien
tiende a arrastrarse a todo lo que le asegure su pueril afán, no está demás
decir que poseen poco valor y estima a lo que les rodea, pues su egocentrismo
es enorme, estorboso, mediocre.
Nada
mejor (para mí) que un periodista que no busque el aplauso de los débiles, el
reconocimiento de los poderosos, sino más bien la razón de las cosas, la verdad
por simple que sea y por absurda o utópica que parezca. Lo demás se da por antonomasia
o por simple apelativo, regularmente a como asumimos el mote de reportero.
De tal manera…
Nos falló el GPS
Luego
de dar clases en el Motolinia de mis amores. Me encuentro en Cocohital,
sumergido, hasta el cuello, nunca tan espesa, jamás tan real, pero tan benéfica
la realidad que siempre nos acompaña, fiel, oportuna…
Lesho
(Andrés Alejandro), solo se rasca la cabeza intentando comprender por qué desde
que me conoce parece que no va para adelante sino para atrás, y todavía peor
por qué le sigue gustando esto que llamamos periodismo.
Salimos
de Comalcalco en punto de las 12.30 para llegar a entrevistar a Evaristo
Hernández Cruz a Cocohital, la cita era a las 2 de la tarde, pero el bocho de
mil batallas, empezó a fallar, un fuerte olor a gasolina, y el tanque con mayor
rapidez se vaciaba, después empezó a temblar, y así oliendo a magna y con el cuerpo
mallugado llegamos a la entrevista, en donde nos recibieron con un maná
exquisito, camarones, sabrosos, picosos, suculentos, después la entrevista,
otra exquisitez, la disfrutamos, y la hicimos a como decimos en nuestros
alucines SIN APARIENCIAS.
Terminamos
a las 4 en punto, ni más, ni menos, y nos dispusimos a partir, y partimos, pero
luego de 5 kilómetros de camino, quedamos varados sin gasolina, ya luego de
escribir esto en mi libreta de apuntes, Lesho se quita la camisa y atina a
decirme “¿en qué momento te hice caso?” “nos hubiésemos ido por Tecolutilla,
pero no por aquí, que no hay ninguna gasolinera”. Yo no contesté solo me
dispuse a escribir lo que aquí lee.
Es
de urgencia comentar amigo lector o lectora, que quienes nos dedicamos a vivir
la vida o a vivir la vida en el periodismo, que no es pleonasmo, solemos
sentirnos demasiados elevados, con sobrada capacidad y rebosante poder, un
estatus diferente, pues el mismo medio va poniendo al reportero, en un lugar
privilegiado.
Sin
embargo más allá del buen trato, y del tuteo que nos dan algunos astutos
políticos y uno que otro empresario o dirigente adinerado de algún sector,
cuando salimos de ese círculo volvemos a la realidad, ya sea a andar en
camiones o en su caso al espeso hedor a gasolina que nos ataranta y nos da
nauseas, “solo falta el cerillo” pienso a solas para que esto se lo lleve su
máuser.
Estas
dos dimensiones que vivimos, el poder que pareciera lo puede todo, el poder del
dinero, el poder del político, de la influencia y eminentemente el de la
información, y la otra dimensión, la paupérrima situación del pueblo, la
decadencia y la jodida esperanza, nuestra realidad, a veces nos confunden, pero
que gracias a momentos como estos, en estos confines en donde se ama a Dios en
tierra ajena, es donde podemos decir con toda firmeza que nuestro lugar, el
lugar del periodista, sigue estando en el pueblo, es irredimible, por lo mismo
nuestro comportamiento, nuestra posición entorno a la política, entorno a
nuestra crítica, a nuestras convicciones, hoy más que ayer, nos queda más que
claros, que quienes nos dedicamos a esto, debemos defender al pueblo, debemos
darles voz, debemos tratar que progrese, que se desarrolle, que se beneficie,
pues si el pueblo avanza, nosotros con él, si el pueblo mejora nosotros igual,
si el pueblo alcanza el progreso nosotros ni se diga.
Cosa
contraria con quienes manejan el municipio, el estado, el país, ellos mejoran
solos, avanzan solos, progresan solos, las migajas siguen siendo para los
chayoteros jajajaja, y para el pueblo…
Pero
mientras tanto ahí estamos, primero pidiendo un aventón a la gasolinera más
cercana y nadie nos levanta, ni si quiera esos supuestos maleantes que hace 3
días atrás nos dieron carrera allá por Madero.
Ni
tampoco esos amigos a quienes nos hemos cansado en mandar mensaje. Solos, con
el Dios en los labios, y con hambre, y en mi mente retorcida pensaba a qué
horas se convierte Lesho en caníbal y me come jajajajajaja… ¿Pero hambre, si
acabamos de comer? Vaya estomago de primer mundo, en un mundo tercer mundista,
que complicado momento.
Estamos
parados en una curva, enfrente unos campesinos, salen, y les pedimos si nos
pueden vender 20 pesos de gasolina, y nos dicen yo creo ya de mala fe “ahorita
que se pararon estaba yo echándole la gasolina al tractor”…
¿Y
ahora qué hacemos? Empujemos a ver hasta donde llegamos… y el calvario empezó,
primero fue un kilometro y no encontrábamos nada, en los talleres a sabiendas
que Peña va a privatizar PEMEX, pareciera valoran más la gasolina, que a los
periodistas, nada les hace cambiar de parecer, nadie quiere ceder unos cuantos
pesitos de combustible, nadie, lo “perrean” (lo protegen, lo cuidan) más que
los gringos. Es un tesoro por estos lugares, “creo que si les pedimos 20 pesos
si nos lo dan”… “Ya o toavia” me dice Lesho y seguimos empujando el bocho.
De
pronto ante nosotros aparece un nuevo reto una colina, un puente, y a empujar,
mareado, cierro los ojos y empezamos a tratar de vencer la subida, de pronto debido al
cansancio y a lo tembloroso de mis piernas abro los ojos, ni siquiera hemos
llegado a la mitad y para mi ya estábamos arriba, ponemos freno y poco a poco, hacemos
que esa “mugre” suba, porque a esa hora, y en ese preciso momento, el vehículo,
se volvió en mugre, y cuando al fin llegamos, a bajar, y la bajada ya es más
fácil… Entonces vocifero “Yo ya no puedo”, “Lesho sigue empujando solo”, y yo
camino detrás hablando pendejadas, esas son más fáciles, salen solas.
Lesho…“Mancho, estoy mareado”
Mancho… “Súbete al volante mientras
yo empujo”
Lesho… “Tengo sed y ni una pinche
tiendita”
Mancho… “Extraño los camarones y la
Coca”
Lesho… “jajajaja, pero comiste de
amadres”
Mancho… “Para esto Evaristo ya
hasta ha de estar llegando pero a Villahermosa, qué vida de esos cabrones”
Lesho… “Por qué no le hablas a lo
mejor y te viene a rescatar”
Mancho… “jajajajajaja me rescatara”
18.30 Pasado Meridiano
Lesho… “Oye Mancho”
Mancho… “Dime”
Lesho… “Fíjate que yo creo que por
aquí no pasamos cuando venimos a Cocohital”
Mancho… “Hermano eso ya me había
dado cuenta desde hace 2 kilómetros que venimos empujando”
Lesho… “Nos equivocamos”
Mancho… “Hermano quien venía
manejando eras tú”.
19.30 Pasado Meridiano
Después
de andar empujando el bocho más o menos
unos 8 o 9 kilómetros, por fin nos dispusimos a descansar junto a unas
compañías petroleras, en donde el velador, nos informó que más delante estaba
la carretera vecinal de Paraíso, y al preguntarle si cuantos kilómetros más
faltaba, informó de manera categórica “de distancia, es como de aquí a
Paraíso”. Y pues ante tal información tuvimos que darle las gracias.
Rápidamente
decidimos, yo me iría caminando, a buscar gasolina, y volvería… “Lesho no te
preocupes, volveré”… “No mames y ya vete que el mosquito está cabrón”… “Lesho
en verdad, de todo te quejas, como tú me dices, no seas negativoooo”… Y ya
echándome a andar, caminando con un garrafón infame, que avizoro un entronque,
pregunto a una dama en una casa y me dice “Esa carretera es la vecinal”,
entonces volteo atrás para correr, más bien caminar, e ir a ver a Lesho y
avisarle que ya estábamos más para allá que para acá, cuando mi sorpresa es
tal, que observo que Lesho, no se había quedado, sino que venía detrás
empujando el bocho como empujando una roca, su piedra del camino. Por fin
llegamos a la carretera vecinal, y ahí sí fui más rápido que veloz a buscar 30
pesos de gasolina y traer una botella de agua fría, que no dio abasto pero que
nos alivio en esos momentos de deshidratación y agonía.
Fue
entonces que preguntamos a un buen samaritano paraiseño que pasaba por el
lugar, el nombre de ese camino que nos trajo a la carretera vecinal… ¿Noble
hombre, podría decirme en que parte de la gran Chontalpa estamos? A lo que el
contestó “Ese camino es el de San Francisco”…
Es
decir supuestamente para nosotros íbamos a salir por Zapotal, y resulta que
terminamos saliendo por San Francisco, íbamos a Comalcalco y terminamos en
Paraíso, así es la vida, todo depende de la decisión que se tome en un momento
decisivo.
Ya
más calmos, y decididos a irnos, que le pregunto a mi fiel escudero… “Andrés
dime, ¿qué significo para ti?
Y
que me contesta desde lo más recóndito de su corazón, “Mancho como te lo dijo el
“lambriego periolisto” de Marianito una vez, significas mi desgracia, la piedra
más grande en mi camino”… jajajajajajajajajajajajajajajajajajaa… jiar… jiar.
21.30
Pasado Meridiano
Parque
Juárez en el evento del TORO… (Llovizna)
22:40 Pasado Meridiano
En
el programa Entérate Comal, en Tab TV
23.00 Pasado Maguano
Lesho
llega a su casa
Una de la madrugada…
En
Villahermosa pareciera todos duermen, y quizá me gusta el masoquismo, pero heme
aquí escribiendo, ansioso por exorcizar mis demonios, mis pensamientos, pero
despierto, aunque según me dijeron en el canal ya se me veía adormilado. Pero
motivado. Traigo la nota, traigo la nota, la entrevista, la exclusiva, es mía
por lo menos ahorita, después mañana o pasado que salga y se suba a youtube, y
al facebook, y se pase por Tabtv, será de dominio público, pero mientras debo
dormir tranquilo, jodido quizá, sin vehículo, y con estas ganas de vomitar que
la gasolina y creo el cansancio han propiciado, pero eso es lo de menos, ante
lo que está por suceder y ante lo que está por venir.
Buenas
noches, mañana seguiremos dando lata… Si Dios quiere. Por lo pronto convencido,
convencidísimo que sigo siendo más pueblo, que periodista, que representante
del cuarto poder o que escribidor. Pero no sé si voy bien o me regreso.
MAÑANA EN LA TARDE EN ESTE BLOG, LA ENTREVISTA COMPLETA CON EVARISTO HERNANDEZ CRUZ...
Ahora la pregunta del momento es si dice el relato que
ellos andaban solos, ¿Quién toma la foto mientras empujamos el bochoooo? Incógnitas del tercer milenio
jijijiji… ups.