Ya me llegaron al precio
Por. Chayo Teo Espino
Me ha causado indignación, arrebatos diversos, leer en redes
sociales, a una bola de malinchistas, de gente envidiosa, de comalcalquenses acangrejados,
que tantito ven que un paisano empieza a salirse de la cubeta, lo jalan de las
patitas para que no salga y se quede en el oscurantismo, para luego ser hervido
como los demás y morir con espuma en el hocico, y con el caparazón tostado.
Es el caso que muchos comalcalquenses tienen en contra de
Don Javier May Rodríguez, quien es, aunque les duela, el secretario de
Bienestar en el gobierno federal, el consentido del presidente de la república,
y el hijo predilecto de Comalcalco. Municipio que está a punto, según dicen
algunos, que hasta juran lo escucharon de boca del mismísimo diputado Catalá, está
a punto de tener apellido paterno.
Ya no solo se llamaría Comalcalco, sino Comalcalco May, o
como los españoles de la Madre Patria, al utilizar la preposición, “de”,
podríamos llamarle Comalcalco de May, para darle una relación de dependencia al
municipio que mucha falta le hace, y que a su vez sería un reconocimiento a un
hombre que condujo a esta tierra caída desde hace mucho en desgracia, al
desarrollo e igual a un cambio de pensamiento, pues insisto aunque les duela,
mi líder, mi guía moral, fue el único capaz de ser 2 veces presidente de la
Perla de la Chontalpa y luego de terminar su mandato salir como llegó a
ostentar el poder, con una mano adelante y otra atrás, jodido, austero, pero
con la cabeza en alto. Por eso hoy está donde está, porque si algo tiene Javier
es que primero es gusano, pero no cadáver.
En fin, que es por esto, que en su mismo municipio le tienen
tirria, sobre todo los que no pueden ver el progreso en persona ajena. Encima
le reclaman, que su sequito tiene en el abandono las carreteras en el
municipio, y que en vez de invertir en el parque Juárez, debió mandar
pavimentar un poco de hoyancos, de cráteres, de socavones que hacen ver a
Comalcalco como esas imágenes que mandó a la tierra el carrito que anda en
Marte.
Pero eso sí, a los criticoncitos no les da el cerebro para
reclamarle a los pasados administradores, de por qué hicieron esas calles, esas
avenidas, esos caminos con material de tan pésima calidad. A ellos es a quienes
deben reclamarle, no a los actuales gobernantes, porque a pesar de que el grupo
de May y Toro llevan gobernando la Perla de la Chontalpa más o menos, unos 12
años, nunca se les ha roto o deteriorado una obra.
Es pues que no se vale, no es justo que los envidiosos tiren
piedras al compañero May, como si no tuvieran pecados, todo porque no estudió,
pero no estudió no por ser burro, sino porque no habían las garantías que hoy
hay para que los chamacos estudien, no habían becas ni Benito Mussolini, ni
Benito Juárez, no había becas construyendo el futuro, no había más que desertar
y emplearse porque el hambre es canija, y junto con la pobreza, podemos decir,
es la mejor escuela de la vida.
Pero qué van a saber sus críticos, qué pueden saber, quiénes
además de tener queridas por todo el municipio, comen lo que se les pega en
gana, y derrochan su dinero en propiedades y por lo mismo se despegan por
completo de la necesidad de un pueblo. Qué pueden saber los del PRI de la
pobreza, si llevan más de 80 años en el poder, qué pueden saber los del PRD de
la pobreza si vienen de apellidos de abolengo.
Por si fuera poco, critican al líder moral, de que es un
macho cabrio, que anda con una y con otra, y que tiene mujeres al por mayor, y
qué tiene eso que ver, que les importa si es que llegase a ser así, nadie ha
obligado a nadie, si ellas caen en la tentación, es porque ven atractivo al
secretario de bienestar, si ellas tropiezan con esta hojarasca en picada, es
porque algún atributo tendrá, yo pregunto ¿qué hombre, que se diga hombre, le
haría fuchi, guacala, e ishcareca al pecado de la carne magra?
No me quiero extender, porque ya llevo casi las 2 cuartillas
y tengo muchos sentimientos a flor de piel. Solo debo cerrar mi comentario
lanzando vivas, sí, vivas a May, vivas al presidente, vivas a la democracia,
vivas a la libertad de ser lo que uno quiera ser en esta vida, que si se sabe
vivir es maravillosa, fecunda y llena de abundancia. Ahí queda eso, y que
mueran los feos.