SE LE TAMBALEA A DAGOBERTO LARA EL PANTALONCITO
Tal parece el ala quebrada del PRI en Tabasco, empezando por
el exgobernador Manuel Andrade Díaz, y continuando con Chico Santos y pasando por
Pancho Herrera, tenían razón. Así también quienes entre murmullos han dejado ver su posición entorno
al actual dirigente del PRI en Tabasco, como por ejemplo: Adrián Hernández
Balboa, Gregorio Arias, el Contador Pérez Evoli, Martha Alicia González, Lorena Beaurregard, Gerald
Washintong, Nicolás Bellizia, Jorge Lazo, Gloria Herrera, Pedro Gutiérrez,
César Rojas, Francisco Sánchez, Adolfo Pulido, Aquiles Reyes, sin omitir a exgobernadores, expresidente del comités estatal, expresidente municipales y exdiputados y etcéteras.
Tienen en su mayoría razón, porque lo que temían y veían se
ha empezado a volver realidad. Dagoberto Lara Sedas no está a la altura de las
circunstancias, ni tiene las tablas que urgía, que ameritaba y que demandaba en
estos momentos un partido que debía por principio buscar la reconciliación al
interior con su militancia, al exterior con el pueblo, pero nunca el amasiato
con el gobierno en turno.
La luna de miel que el dirigente del PRI vive con quienes
manejan los destinos del estado, dan muestra de que su afán primitivo, carente
de credibilidad y honestidad, siempre fue el beneficio propio, el beneficiarse
de manera individual, el tratar de caerle bien a esos que han traicionado al
pueblo con sus engaños y sus acciones.
Mientras César Burelo dirigente de Morena, aprovechando la
coyuntura, le placea por las radiodifuras oficialistas, le presume como un trofeo
de cazador furtivo, se fotografía con él, le lleva a conocer al gobernador y lo
muestra ante la sociedad, como un limpia botas más de Adán Augusto López
Hernández, no de Obrador, no de Morena, sí del gobernador tabasqueño.
En las fotografías del momento, Dagoberto se nota sonriente,
en otras nervioso, en otras incomodo, sus argumentos no convencen, sus acciones
le delatan, por eso la imagen que refleja es de rechazo, de repudio: “fue de
nalgas prontas”, “las dio a la primera”, “todavía un cotorrito cuando le pides
la patita lo duda, este se entregó completo”, “¿lo chamaquearon o se está
pasando de vivo?” “¿En qué mundo vive Dagoberto Lara?” La militancia murmura su
entreguismo, incluso en las redes sociales le acusan de traidor, de vendido, de
arrastrado. Lo cierto es que Dagoberto Lara ha definido su dirigencia, desde
este inicio, y trata de bautizar sus acciones, bajo adjetivos que no encajan.
Civilidad, madurez, estrategia, consenso, amor a Tabasco, cuando lo que se nota
es un completo servilismo, y mientras los flachazos le blanquean el rostro, él
sonríe despistado, enmudecido, a lado de un gobernador antipático, que es
notorio, le pone nervioso y que lo empequeñece por momentos.
“Tanto que la quería, se la dieron, y lo primero que hizo
fue bajarse los pantalones”. ¿Con qué calidad moral irá a los municipios
Dagoberto Lara? ¿Qué confianza puede brindar a la militancia un dirigente que
está noviando con el gobernador de otro partido? Lo que hoy realiza Dagoberto,
es simplemente el prestarse a oficializar, la pillada, la mentira, de una
tarifa preferencial que es una puñalada presidencial al pueblo tabasqueño.
¿Qué beneficios sacará de este romanticismo Dagoberto, para
el PRI, para el pueblo, para los tabasqueños? Tal parece ninguno, a no ser
claro, que el dirigente del partido, quien es más empresario que político, haya
rematado la poca esperanza que tenía un instituto político que de por sí ya se
oye hueco, como concha de tortuga en manos de tamborilero. Aunque no sé si voy
bien o me regreso.