¿ES OVIDIO PERALTA SUÁREZ EL MEJOR ALIADO DE AMLO?

¿Es Ovidio Peralta el mejor aliado de AMLO? Me preguntaron ayer las lenguas de doble filo, y para sorpresa de muchos, este campesino, aseguró que sí, y creo hasta el momento así es, pues más allá de venir de un grupo compacto como el de Javier May y compañía, el senador ha sabido coincidir y conciliar desde donde se encuentra con los diferentes grupos, pero además ha demostrado que está preparado para sobrellevar esa senaduría que por obra de las circunstancias quedó en sus manos.

No es por demeritar a Javito, pero seamos sinceros, May Rodríguez muy a pesar de que él mismo se llame licenciado, no tiene el conocimiento, ni el nivel para estar en esa Senaduría producto del arrastre de Andrés Manuel.

(Que metiéndonos en ese tema, bueno sería que los que se encargan de legislar nuevas y mejores leyes, tuvieran a bien el pugnar porque político que sea electo para un puesto público, terminara su ejercicio en el poder a como debe ser, y no verles como changos de un lugar a otro, digo, es una propuesta...)

Y no vaya usted a creer amable lector que ya me llegaron al precio, nada que ver, hay que reconocer cuando es debido, y cuando no, hay que señalarlo, y ésta es una de esas veces. Pues creo ante el amontonamiento de paleros que existe entorno  a AMLO, muy pocos tienen la decencia de realizar su trabajo de una manera autentica, sin utilizar al presidente como escapulario.

En ese sentido, y sólo en ese, Ovidio Peralta, quien sí tiene una profesión, no como Javier May, sabe y comprende, o bueno eso creo yo, lo que está haciendo como senador, intuye la importancia de hacer las cosas bien y de manera diferente, no anda buscando rencillas, no anda viendo quien se la paga, no está metido en peleas estériles, ni en luchas de ego.

Ovidio Peralta, quien imaginamos es bien asesorado por su padre, viejo lobo de mar, sabe que los cargos públicos no son para toda la vida y si quiere trascender en la política deberá conducirse con coherencia, mansedumbre  y tolerancia.

Ya que en la política, como en la vida, no todo es blanco y negro, ni absolutamente bueno, ni en absoluto malo, hay sus pros y sus contras, hay sus beneficios, sus carencias, y cada paso que se da, cada reto que se asume en el poder, tiende a cambiar el orden de las cosas, o a mantenerlos.

Es decir, Ovidio Peralta sí está haciendo bien la tarea, y se ha comportado a la altura de la exigencia del Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, cumpliendo a cabalidad sus encomiendas y alejándose de dimes y diretes, e incluso de confrontaciones directas.

A diferencia de otros morenistas, que incluso cuando están haciendo su pillada maestra, sacan como pañoleta a Andrés Manuel y con él se secan el sudor, y se limpian con frenesí la mugre. En este tenor hasta el momento Ovidio Peralta ha actuado con disimulo, como mandan los cánones o el librito no escrito de la política.

¿Qué futuro le depara entonces a Ovidio? Fue la pregunta que me soltaron a quemarropa mientras pegaba un sorbo a la coca-cola que pedí para sentirme dulzón, el futuro del contador y hoy senador, contesté, va de la mano de su labor, de sus alianzas, de su astucia y de los buenos resultados, que dé, no a Morena, no tanto a AMLO, aunque le valdrá en algo, más sí al pueblo, pues de los otros diputados, de los otros emanados del grupo de May Rodríguez, sólo están de cacher, y el senador no, ese está bateando en grandes ligas y está mucho más cerca de la razón que de las vísceras.

Por eso Ovidio Peralta debe saber que camina en un campo minado, en el cual un mal paso, tan siquiera un acto contrario a la embestidura que tiene, será su debut y despedida, y creo lo sabe, es consciente y es valiente, más no suicida. O bueno así lo logra percibir este campesino que no se mete con nadie cuando está durmiendo. ¿Y cómo ves a Adán y a May? Me preguntaron al terminar la idea, ahí pedí un wiski, y sorbí unas gotas, como si de café hirviendo se tratase… Pero de eso hablaremos en próximos comentarios, pues a veces las cosas no son como aparentan ser, seguiremos informando. Aunque no sé si voy bien o me regreso.