Gerardo Gaudiano la paja en el ojo ajeno




No sé si va a volver a levantar, no sé si el vaivén político y lo que a su paso conlleva puedan darle la revancha para ir por la gubernatura, y aunque digan que está chamaco, tampoco sé que le depara la vida. Lo que sí es obvio es que no tendrá el camino libre, y que además representa intereses muy distintos a los que actualmente pululan en el nuevo organigrama del poder.



Gerardo Gaudiano empieza a convertirse en el caudillo de la política tabasqueña, al que hay que seguir, al que hay que sucumbir, al que hay que cazar a como dé lugar. Su pecado es peor, al que cometió el propio Arturo Núñez, su error más cruento fue saltar al vacío sin paracaídas.


Evaristo Hernández, Nicolás Bellizia, y demás están en su derecho de exigir cuentas, de pedir justicia, pero igual deberán por antonomasia buscar el ser parejos, el ser justos. 


Pero ojo. Que no se entienda que estoy defendiendo a Gaudiano, no lo hago, simplemente digo, que así como él, otros deberían estar sintiendo la presión, otros deberían igual ser investigados y también expuestos ante las autoridades.


Sin embargo, por el momento se deja ver que existe un juego perverso de tiro al blanco en contra de Gaudiano Rovirosa, que este relajito, es más político que administrativo, que va más allá, incluso del agua podrida con que nos bañamos en el municipio de Centro.


A lo que voy es que pague, quien deba pagar, pero que no sea sólo un distractor para dejar huir a quienes ya obtuvieron el perdón, la reconciliación y el visto bueno del próximo presidente de la república Andrés Manuel López Obrador.


¿Qué tanto pesa Gaudiano para dentro de seis años? ¿Qué sigue representando Gaudiano Rovirosa, o acaso sí buscan aplicar la ley y salpicar a quien deba salpicarse? Ahora sí, pagamos por ver… Iche.

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