PEQUEÑA CRÓNICA DEL OTRO MITIN, EN EL INICIO DE CAMPAÑA DE JAIME HERNÁNDEZ.
Caminaba Jaime Hernández en la calle Juárez, aunque hay
quienes afirman, que parecía venía, casi huyendo, iba a paso de maratonista,
mientras los de logística alocados y un tanto grotescos, pedían a la gente no
adelantaran al candidato, que estuvieran a sus espaldas, pero era imposible,
nadie les hacía caso a esos diablillos y sus aspavientos.
Jaime venía con los candidatos, a diputado local Ángel Ramos,
y con la candidata a diputada federal Minerva Ocaña, a ésta última a cada
momento le tiraba la mirada, como cuidando no se le perdiera, y ahí la llevaba,
brillaba su peloncita en todo lo ancho de la Juárez. No habían pasado la calle
Rayón cuando muy campante el abogado David Méndez de la Cruz, se unió a la
comitiva, saludó a quienes había que saludar y se integró a la marcha.
Hasta ahí todo bien, sin embargo, ni la cuadra habían
pasado, cuando empezaron a saludar al abogado David Méndez, y él con la
sencillez que le caracteriza accedía a esas muestras de cariño, foto por aquí,
foto por allá, sonrisas, abrazos, y dicen le dijo a uno de los priyistas que
andaba en la marcha, “cómo que va muy rápido el candidato”, a lo cual el otro
le contestó: “Es que va rápido para que no se le metan a la cabeza”, el abogado
se echó a reír y dijo a voz alzada: “Nooo, hombre si esto es para disfrutarlo.”
Y al decir esto, haga usted de cuenta Moisés el de la
Biblia, la caravana se dividió en dos
partes, los que andaban alocadísimos por llegar, y los que prefirieron seguir
al profeta David y su andar cadencioso y rítmico.
Por si fuera poco,
los de la batucada que andaban con el candidato no pudieron seguir la
vertiginosa carrera de Chinchunchao y se fueron quedando hasta topar con el
otro grupo que lideraba David Méndez, y aquello, de manera obvia, fue
aprovechado por el abogado, quien lanzaba besos y saludos como embajadora,
mientras la batucada tocaba con enjundia.
Obvio no faltó el curioso que le preguntara a David Méndez,
si candidato a qué era, y él amigo, jocoso como de costumbre, contestaba, yo
soy candidato pero al infarto, pues ya subí unos kilos de más, y con ese meneo
distintivo del abogado, entre carcajadas, dio media vuelta y prosiguió su
campaña.
Así prosiguió su caminar, cuando empezó a escuchar vivas a
su favor, y el duro, duro, y se le olvidó Jaime Chinchunchao, se le olvidó que
él no era el candidato y se dejó querer, caminó, saludó a los comerciantes, a
los chismosos, dio entrevistas, levantó la mano empuñada como señalando que iba
con todo y por todo, y como pudo se encaramó al parque, ya adentro volvió a su
realidad, aunque la gente le seguía saludando y felicitando.
Ya para esto, en la tarima el show había empezado minutos
antes, ya se dejaba ver el protagonismo de la gente de Jamito, quienes entre
ellos mismos se chocaban, se jalaban, y se empujaban. Lo más obvio fue el
manoteo que tenían el regidor Jovani, y el maestro de ceremonias Fernando
Arellano, disputándose el micrófono, encendidos, apasionados y colorados por el
sol.
A la prontitud subieron junto con Jaime, los que tuvieron
que subir, o más bien, los que engalanaron esta marcha. Rápidamente, a vista de
halcón, de soslayo, la razón, dominó la pasión, y se pudo percibir, que a pesar
de la gente que le acompañó Jaime Hernández, el candidato se ve sólo. Ni
sectores, ni organizaciones, ni clase política, ni gente representativa,
aquello era una ilusión, incluso los pocos petroleros que le acompañaron señalaron,
a voz alzada: “a votar por el PRI vamos, si esos nos jodieron.”
Tomó el micrófono Jaime Hernández, y todo se paralizó, la
gente quería escuchar al líder, la gente quería terminar de convencerse que él
era el bueno, querían escuchar un buen discurso, para encenderse, para
comprometerse a esto que muchos dicen no tiene futuro.
Entonces, ¡oh decepción! Jaime abrió la boca y dijo algo que
ya ni me acuerdo qué fue, y prosiguió con sonidos guturales, que pocos
entendían, creo, metiéndome donde no me
llaman, el candidato debiera buscar la forma de aprenderse el discurso que va a
dar, porque la verdad, leyó mal, le faltó dicción, quizá los nervios, a lo
mejor el cansancio, o necesitaba lentes, no lo sé. Ppero en ese tema se vino
abajo todo, y no estoy diciendo que el discurso fuera malo, estaba bien, fue
hecho para lo que tenía que ser, sin embargo Chinchunchao, es mejor político
que lector u obrador, digo orador.
En fin. Al término del evento, la cereza del pastel David
Méndez, señaló como de costumbre, “con esto Jaime se despega del cuarto y va fuerte al
tercero, quizá hasta peleando el segundo o el primer lugar.”
La gente aplaudía a desproporción, esperando algo, con esas
ganas de que algo más ocurriera, pero no ocurrió nada, solo Masho Bueno y los
Güemes haciéndola de guaruras, protegiendo al patrón, bloqueaban a la
muchedumbre que se agitaba a su alrededor.
Mientras a pasos de distancia, el abogado Méndez de la Cruz,
asemejaba un oso de peluche, al que todos abrazaban, felicitaban y a la vez
sonreían, pronto un reportero fue a su encuentro y al cuestionarle que desde
que él se había unido a la marcha, aquello se había dividido y que se
observaban dos mítines, contestó: Pero amigo informador, yo qué culpa tengo,
como dirían los del otro bando, el que es Reyna es Reyna y el que brilla,
brilla… Jiar, jiar, jiar, je, je, je, jo, jo, ji, ji, ju, ju, ju, ja, ja, ja,
ja hasta me río con mi boca. Seguiremos informando.