MÁS ALLÁ DE LA IZQUIERDA Y DE LA DERECHA
Demos al Paisa el PRIvilegio de
la duda, es justo, pero digno es, pensar en voz alta, sobre esas dudas que
despiertan sus acciones.
Creo nos han vuelto a usar. Tal
parece como sociedad somos altamente vulnerables a los designios de un grupo de
intereses que tienen como afán el conquistar un objetivo que pareciera para
bien de la mayoría, pero que es mucho muy individualista y lucrativo.
Se nos olvidó, en tan sólo unos
cuantos sexenios que el malestar general de la ciudadanía, no sólo era con los
partidos, también con quienes estaban al frente de dichos institutos políticos,
e incluso con quienes pululaban con total ambición en el poder gobierno tras
gobierno.
Nos dejamos envolver por la ira,
por la cerrazón, y votamos, como quien aprieta el gatillo intentando acribillar
esos fantasmas del pasado, como mandando al otro mundo a esos vende patrias,
vividores, y traidores, que el pueblo ha venido cargando como castigo de un pecado
que no sabemos de dónde viene. Aunque, cabe mencionar, nuestros guías
espirituales, nos señalan el libro sangrado, sus revelaciones y a la pobre y carismática
Eva como principio de este y casi todos los males. A lo cual debo confesar,
entre murmullos, para que la osadía no sea tan sacrílega, que en todo caso Eva
fue una revolucionaria, no del PRI, ni del PRD, ni MORENA, sí de la vida, “tons”,
qué culpa tiene ella, si antes de mujer fue costilla. Qué pecado más grande es
no vivir la vida, y visto está, que Evita más que saberlo, lo intuía. Una obra
maestra, que por maestra dio a Adancito catedra. Pero no ahondemos más, ese tema
deberá profundizarse en otro momento.
Se nos olvidó amigos y amigas, que los partidos políticos no
son los malos, pero sí quienes distorsionan sus principios, sí aquellos que
siguen imponiendo a quemarropa candidatos mediocres, lacras, dinosaurios, y gente
pusilánime, que no poseen un espíritu de lucha social, o una identidad
partidista, ni ideológica.
Pero bueno. Lo que ayer era felicidad, lo que ayer era
dicha, gloria y aleluyas, empieza a transformarse en largos suspiros, en dudas
terribles, en diatribas, en un débil eco que nos toca el rostro como una brisa
pasajera ¡Derrotamos al PRI!, ¡Por fin demolimos el sistema! ¡Acabamos con los parásitos!
¿En realidad hemos vencido al monstruo?, ¿en verdad se
acabarán sus canonjías? Andrés Manuel no ha tomado el poder, sin embargo,
cierto es que su gabinete, e incluso en el mismo dream team de Adán, allá en
Tabasco (Y digo allá, porque yo estoy acá, en el DF) se asoman tras bambalinas,
unas enormes colas peludas, que no son ductos, ni correas, mucho menos cables
de alta tensión, pero que suponen son de enormes ratotas que de vez en vez,
dicen, tiran a caminar erguidas.
Desde esa perspectiva, pienso, luego existo, la conclusión
se escribe sola. Nos la volvieron a hacer, el colador del primero de julio, no
fue suficiente, pues no era en contra del PRI la lucha, era en contra de
quienes han vivido de este partido, y del poder, el verdadero propósito era
hacer a un lado a quienes nos han tenido al palo y sin zacate, pero no
contamos, no intuimos que los priistas de ayer, se habían diversificado, y se
había convertido en el chile de todos los moles.
AMLO tiró el anzuelo, la carnada aún la traemos atorada en
el pescuezo. Primero dijo que teníamos que sacar al PRI del mundo, después la
apestosa mafia del poder, a la cual no podía otorgársele el privilegio, ni del
perdón, ni del olvido, y ahora el llamado es a la reconciliación, a perdonar, a
civilizarnos, a poner de nuestra parte para que así sea.
Por lo escrito con anterioridad, creo, nos han vuelto a ver
la cara, nos han vuelto a usar, nos volvieron a engañar. Pero ojalá muy por
encima de eso, Obrador, por lo menos, le haga justicia a Tabasco, al sureste, y
de pasada mande a “entambar” (a la cárcel) a uno que otro gobernador que no
merece un milagro, un aliciente como el borrón y cuenta nueva.
Volteemos pues, más allá de la izquierda y la derecha, y comprometámonos
con ese triunfo que se vivió el primero de julio. Y pidamos justicia no sólo
para cuando esté en el poder, también antes, justo ahora, que está armando ese
gabinete que deberá hacer la diferencia. Aunque no sé si voy bien o me regreso.