ANDRÉS MANUEL, EL PUEBLO Y LO QUE HA DE VENIR
Fue un silencio sepulcral el apabullante triunfo de Morena
en Tabasco y en el país. Y aunque las cosas se dejaban ver desde la división
entre Anaya, y los priistas Meade y Peña Nieto, fue sorprendente ver la
multitud que se volcó a depositar su voto en las casillas.
Queda claro que Obrador representó muy bien el papel de
líder y de paladín de la justicia ante un electorado que se entregó y creyó en
él.
Tal efecto también sucedió en Tabasco, en donde ya se veía
venir el golpe devastador, no sólo porque a dos días de la elección a Granier
Melo aquí en el estado no se le encontró culpabilidad alguna, sino también por
la completa parálisis del gobierno en turno.
Ojo, no es que le hayan apostado a la democracia, sino que
optaron por dejar morir solo a Gaudiano y al PRD.
Sin embargo no es mi intención restar credibilidad a los
miles de votantes que hicieron patente su disgusto al actual sistema y sus
ganas de salir avante en este mundo de contradicciones y miseria. ¿Pero en
realidad cumplirá AMLO?
Esa interrogante se asoma por momentos a la festividad que
muchos mexicanos viven en el país, ¿Podrá AMLO deslindarse de esos lagartillos
y pillos que trae metido en las entrañas? ¿Será que por fin se hará justicia o
será un nuevo Fox en potencia?
Cuestionamientos que hacen ser algo sensatos a algunos, y a
otros mucho muy desconfiados. La amnistía que Obrador propone va en todos los
flancos, y hacia todos los rubros. Ahora el virtual presidente de la república,
deberá cumplir su palabra, aunque a algunos les agrade o no. Aunque a algunos
les afecte o no.
Se acabó el político aquel que debía caerle bien a la
mayoría, la misión se cumplió, ahora toca el enfrentar ese leviatán de la
corrupción, de la inseguridad, de la frivolidad de los números.
Tenemos un presidente tabasqueño, se grita con orgullo, y se
piensa en el borrón y cuenta nueva, se piensa en una o dos refinerías para
Tabasco, incluso salen suspiros al imaginar que PEMEX volverá a ser de los mexicanos
y principalmente del sureste.
No hay pretexto para no lograrlo, pues incluso San Lázaro será
de ellos, de los morenistas… Es tiempo de reconciliación, es tiempo de hacer
justicia, es tiempo de que los sueños se hagan realidad, ese es el romanticismo
que en estos momentos vive México, esperemos dicha energía no mengue, no acabe
y sea para bien.
Ha ganado AMLO, ¿ha ganado el pueblo?, creo, aun no, estamos
en cuartos de final, próximos a saber si aquello que tanto dijeron y dijimos,
sea un hecho o una quimera. La gente tiene que ser parte del cambio, claro, y
lo está siendo. Por eso Obrador está donde está. Pero más vale ser
desconfiados, que demasiado entregados.
Hagamos memoria, y esperemos lo mejor. Aunque no sé si voy
bien o me regreso.