Entre Peraltas te veas
Hace más de un año, escribí en un
análisis que realicé a nivel ejidal: “que dijeran lo que dijeran, UN PERALTA
SERÍA ALCALDE DE COMALCALCO”. Y que no había escapatoria a ese vaticinio, y que
independientemente del color que se escogiera, todos los caminos llevaban al
mismo destino. “¿Qué culpa tenemos los comalcalquenses?” Si no mal recuerdo,
escribió un ciudadano que de manera jocosa afirmaba que siempre pululaban en el
poder los mismos. Y que ya era tedioso ir a votar por las mismas caras recicladas
de la política local.
En fin que en este bendito
presente, a más de un año, las cosas siguen su rumbo y siguen igual, un Peralta
habrá de ser el alcalde de Comalcalco ya sea por el PRD o por MORENA, ya sea
por lo Suárez o por lo Grappin, ya sea por dinero o por hartazgo, es decir, sea
por lo que sea, pero esperamos por el bien de la gente y del municipio, el que quede
haga un decoroso papel y que trabaje para todos por igual, y no solo para unos
cuantos.
Sin embargo muy a pesar de que
Héctor como Ovidio son primos, hay que hacer ver que detrás de ellos hay
intereses completamente diferentes, o eso creemos nosotros, y que además tienen
una visión muy distinta, uno con otro, al momento de hacer y ver los temas
esenciales en el municipio e indiscutiblemente a la hora de hacer de la
política un arte. Esto último habrá de pesar y habrá de tener sus beneficios
que se verán reflejados en sufragios al momento de la elección de 2 de junio.
Aquí podríamos decir que Héctor
Peralta es un camaján de la política y que le pega a la pelota, como esos Cracks,
con las dos piernas, algo que es muy cierto, pero hay que recordar porque se amerita,
aquel dicho sabio que a la postre dicta que al mejor cazador se le va la presa.
Esto lo menciono porque, ignoramos o ignoro si es ya por el abolengo que ambos
traen, si es porque ambos sienten que ya la tienen ganada o porque simplemente
es su estilo, pero en algo que ambos coinciden y mucho, es en sus alucines de
narcisistas.
Héctor Peralta quien con su
comportamiento de chingón, hace recordar a aquel Laurence Rodríguez que una vez
quiso llegar a la alcaldía de Comalcalco por el PRI y no lo logró, y el otro, Ovidio Peralta quien siente que ya la ensartó, por simple ley de la atracción,
pues ganaron la interna con Sheinbaum, con May y tiene casi todo morena a sus
pies, pero tambien se equivoca, pues la corriente a la que le apuesta, las dichosas estructuras a
las que le tiene fincado su futuro político están oxidadas.
Héctor posicionado en las
comunidades, y Ovidio en la ciudad, con campañas que van dirigidas a una
sociedad comalcalquense que espera el momento para salir y consolidar o cambiar
el destino de las cosas.
La pregunta es: ¿Cuál de los dos
habrá de tener la valentía para bajarle tantito a su soberbia? ¿Cuál de los dos
tendrá la templanza para consolidar una alianza más allá de sus propios
intereses?
Estas elecciones que están por
llevarse a efecto, no solo será de billetes, indudablemente se necesitará de
estrategias y argucias diversas, pero igual habrá de inclinar la balanza, la
mucha o poca humildad de los candidatos para aceptar sus yerros tanto como sus
aciertos.
Ovidio Peralta hoy en Comalcalco
no tiene al partido MORENA de hace 6 o 9 años atrás, por ello deberá hacer un
compromiso mucho mayor y más allá de sus propias limitaciones fronterizas o
partidarias. Por el otro lado Héctor Peralta debe empezar a oír en vez de
hablar, debe saber que en política no hay rival pequeño, y que para llegar
deberá ser más ecuánime que chingón.
Hay más para espetarles a estos
dos sacrosantos Políticos de alcurnia, pero por hoy ahí la dejamos, y que no
quede duda, sigue siendo un hecho, que visto desde otro crisol podría ser
hasta un castigo je, je, que un Peralta será alcalde de Comalcalco, esperemos
sea el menos orgulloso y el menos arrogantito. Aunque no sé si voy bien o me
regreso.